Cerrar panel

Cerrar panel

Cerrar panel

Cerrar panel

Salarios y pensiones Act. 28 nov 2019

Edad de jubilación, ¿nos retiraremos a los 70?

El aumento de la esperanza de vida y el descenso de las tasas de fertilidad están creando sociedades cada vez más envejecidas, especialmente en los países desarrollados. Pero al mismo tiempo, las personas llegan a la vejez en condiciones de salud mejores. Ante el reto que supone la longevidad para los sistemas de pensiones, el debate está sobre la mesa: ¿Habrá que trabajar más? ¿A qué edad nos jubilaremos?

Imagen de Pensiones jubilación BBVA ancianos, jubilados

¿Has probado el simulador de pensiones de BBVA?

La esperanza de vida mundial se ha más que duplicado en poco más de 100 años. En un primer momento, en el siglo XIX, por el descenso de la mortalidad infantil. Pero se acelera a partir de la segunda mitad del siglo XX debido a la reducción de la tasa de mortalidad y al aumento de la supervivencia en edades avanzadas.

Según datos del Banco Mundial, la esperanza de vida media al nacer en el mundo ha pasado de 52,9 años en 1960 a 72,38 años en 2017. En los países con la mayor esperanza de vida, como España, Japón o Suiza, la edad media supera holgadamente los 80 años. Según previsiones del Foro Económico Mundial, la mitad de los niños nacidos en 2017 en sociedades desarrolladas serán centenarios.

¿Hasta dónde puede vivir el ser humano? “El empleo de nuevas tecnologías, como la reprogramación celular y la edición génica, proporcionará nuevas oportunidades de extender la longevidad, pero siempre dentro de unos límites naturales que en la especie humana por ahora son 122 años cinco meses y 14 días, que es el tiempo que vivió la francesa Jeanne Calment”, explica Carlos López Otín, catedrático en el área de Bioquímica y Biología Molecular en la Facultad de Medicina de la Universidad de Oviedo. “El empleo de otras intervenciones, incluyendo estrategias de inteligencia artificial, podría ayudar a sobrepasar esos límites, pero ya no estaremos hablando de nuestra especie sino de otra distinta, el Homo sapiens 2.0”, añade.

El empleo de nuevas tecnologías, como la reprogramación celular y la edición génica, proporcionará nuevas oportunidades de extender la longevidad, pero siempre dentro de unos límites naturales"

Cada vez más centenarios

Al margen de que se puedan superar esas cotas de longevidad, el número de centenarios está aumentando en muchos países. Ya son más de 15.000 en la actualidad en España, según explica Carlos López Otín, y en países como Japón es espectacular el continuo aumento de personas que alcanzan esa edad. “Otra cosa distinta es llegar a supercentenario o aproximarse al récord de Jeanne Calment, porque pese al incremento generalizado en centenarios, lo que no se está observando es un aumento paralelo en el número de personas que se acercan a los límites teóricos de longevidad de la especie humana”, añade.

Lo que sí está logrando la medicina es que las personas que llegan a edades avanzadas lo hagan en buenas condiciones de salud. Y los avances médicos apuntan a que esta tendencia continuará en el futuro.

La longevidad empieza a dibujar sociedades distintas; más envejecidas, por el descenso de las tasas de natalidad, pero con cohortes de personas mayores en buen estado de salud. “En los países desarrollados, la sociedad actual avanza hacia políticas de bienestar centradas en el envejecimiento activo de los individuos”, explica Mercedes Ayuso, catedrática de Estadística Actuarial por la Universidad de Barcelona, y miembro del Foro de Expertos del Instituto BBVA de Pensiones. “La razón de ser de estas políticas se encuentra probablemente en la mayor longevidad de las personas, pero sobre todo, en el hecho de que estas personas envejecen en estado saludable de forma cada vez más acusada”.

Imagen de Pensiones jubilación BBVA Ancianos, jubilados
Twittear

“En los países desarrollados, la sociedad avanza hacia políticas de bienestar centradas en el envejecimiento activo de los individuos"

Un reto para los sistemas de pensiones

La longevidad supone todo un reto para los sistemas de pensiones a nivel mundial, que deben financiar la jubilación de las personas durante mayor tiempo. A ello hay que unir unas tasas de fertilidad más bajas y la entrada en la etapa de jubilación de los nacidos en el ‘baby boom’ posterior a la II Guerra Mundial. Es decir, que los sistemas de pensiones –al menos los de prestación definida– pagarán más pensiones, durante más tiempo, pero se financiarán con las cotizaciones de unas generaciones menos abultadas.

Según un estudio del Foro Económico Mundial en colaboración con Mercer, existe un déficit de financiación de los sistemas de pensiones (ahorro público y privado), que en la actualidad asciende a 70 billones de dólares. Pero se calcula que para 2050 esa brecha entre el ahorro para la jubilación y las necesidades financieras alcanzará los 400 billones de dólares.

“Dado que la mitad de los nacidos hoy en muchas sociedades vivirán por encima de los 100 años, una vida laboral de 40 o 45 años no parece suficiente como para financiar 80 años de vida adulta”, señala Mercer en un informe titulado ‘Ideas audaces para arreglar la brecha del ahorro a largo plazo’.

Ante el reto que supone la sostenibilidad de los sistemas de pensiones, varios países han aprobado leyes para retrasar la edad de jubilación. España, por ejemplo, aprobó en 2011 el retraso progresivo de la edad de jubilación hasta llegar a los 67 años en 2027 para carreras de cotización de al menos 37 años. Según datos de la OCDE, países como Islandia, Noruega o Israel tienen ya edades medias de jubilación de 67 años.

¿Es suficiente jubilarse a los 67?

¿Pero es suficiente jubilarse a los 67 años con las perspectivas de longevidad de la población para las generaciones futuras? “Cuando el envejecimiento es un resultado del aumento de la esperanza de vida, para compensar la redistribución intergeneracional de la población activa a la de vejez, la edad de jubilación tiene que aumentar en línea con la esperanza de vida. Ello garantiza  mantener la distribución de los recursos ampliamente sin cambios en cohortes y generaciones”, afirma Jorge Bravo, profesor de Finanzas y Economía en la Universidad Nova de Lisboa y miembro del Foro de Expertos del Instituto BBVA de Pensiones.

A medida que las sociedades envejecen, está claro que las antiguas nociones de trabajo y jubilación tendrán que dejarse de lado"

Muchos expertos abogan por la flexibilidad para que los individuos puedan decidir cuándo jubilarse, teniendo en cuenta que cuanto antes se retiren menor será la cuantía de la jubilación pública y viceversa.

“A medida que las sociedades envejecen, está claro que las antiguas nociones de trabajo y jubilación tendrán que dejarse de lado para dar paso a un espectro de nuevas posibilidades sobre cuándo y cómo trabajar y qué significa retirarse”, apunta Mercer en su informe.

Ya existen figuras como la jubilación parcial, que en España, por ejemplo, contempla esta posibilidad de reducir la jornada laboral y compaginar el sueldo con una parte de la pensión. “Está bien que haya opciones y que se pueda combinar la pensión con el trabajo. De manera que no es necesario fijar una edad puntual, sino una franja de edades entre las que los trabajadores puedan ir acompasando su esfuerzo laboral con arreglo a sus condiciones y preferencias”, sostiene José Antonio Herce, profesor titular de Economía en la Universidad Complutense de Madrid y presidente de Foro de Expertos del Instituto BBVA de Pensiones.

 Si hubiera que fijar una edad puntual de jubilación, claramente estaríamos hoy más cerca de los 70 años que de los 65"

“Lo importante es que la edad efectiva media de paso a la jubilación aumente como lo hace la esperanza de vida. Pero si hubiera que fijar una edad puntual, claramente, estaríamos hoy más cerca de los 70 años que de los 65”, añade Herce.

El número de personas que trabajan después de los 65 años ha ido aumentando en las últimas décadas. Según datos del Departamento de Trabajo y Pensiones de Reino Unido, cerca del 20% de la masa laboral sigue trabajando entre los 65 y los 69 años. Y casi un 10% se mantiene en activo entre los 70 y los 74 años.

Una encuesta realizada por Gallup en 2016 entre los trabajadores estadounidenses refleja que tres de cada 10 esperan seguir trabajando después de los 67 años. “Un factor que provoca que los trabajadores de hoy decidan retirarse más tarde podría ser el reconocimiento de que trabajar puede ser mejor para la salud que quedarse en casa”, apunta Gallup, en referencia a los beneficios para la salud de mantener una vida activa. “En realidad, sin embargo, muchos estadounidenses simplemente no pueden permitirse jubilarse. Cada vez menos trabajadores afirman que su pensión será una fuente de ingresos suficiente durante su jubilación, y muchos además no han sido capaces de ahorrar lo suficiente en la última década debido a la crisis económica”.

Cada vez menos trabajadores afirman que su pensión será una fuente de ingresos suficiente durante su jubilación"

¿Dónde se sitúa el umbral de la vejez?

Para Elisa Chuliá, profesora Titular de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la UNED y miembro del Foro de Expertos del Instituto BBVA de Pensiones, los estados del bienestar han de procurar seguridad durante la vejez. “La clave reside en dónde se sitúa el umbral de la vejez. La respuesta a esta cuestión no puede ser universal porque depende de muchos factores individuales y contextuales. En todo caso, la de jubilarse debería ser una decisión personal, adoptada con plena conciencia de la situación económica en la que quien se jubile se va a encontrar durante los años de vida que le queden”, apunta.

El mundo del futuro será distinto y habrá que convivir con una realidad de sociedades envejecidas pero sanas y activas"

Mercer, en su informe ‘Ideas audaces para arreglar la brecha del ahorro a largo plazo’, considera que el esfuerzo que hay que hacer durante 40 años de periodo activo para ahorrar de cara a la jubilación –mientras se limita el gasto para poder ahorrar– es muy acusado, e insuficiente para mantener el nivel de vida durante un periodo de jubilación de 40 años o más.

“Si, en cambio, las personas trabajan durante unas décadas más, quizás usando otras capacidades o con agendas más reducidas, podrán tener muchos años más de productividad en los que acumular ahorro y contribuir a los sistemas de previsión social”, apunta el informe. Este planteamiento supondría, además, que las personas podrían plantearse de manera diferente sus primeros años laborales, dedicando más tiempo a la familia y a su cuidado, al no tener que acumular sus ahorros de largo plazo en un periodo laboral comprimido.

El debate sobre cuánto trabajar y cuándo jubilarse está sobre la mesa. Pero no hay duda de que el envejecimiento de la población transformará las sociedades. “El mundo del futuro será distinto y habrá que convivir con una realidad de sociedades envejecidas pero sanas y activas, que demandarán recursos para enriquecer unas vidas cuyos días serán largos y se harán largos”, concluye el catedrático Carlos López Otín.