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Blockchain> Monedas digitales Act. 16 mayo 2023

"El euro digital y los pagos instantáneos: qué puede aportar España"

A nadie se le escapa que Europa se ha quedado atrás, frente a otras potencias mundiales, en muchas de las carreras tecnológicas de las últimas décadas: desde el diseño de teléfonos inteligentes y los sistemas operativos que los controlan al desarrollo de aplicaciones de inteligencia artificial, pasando por las plataformas de comercio electrónico o las redes sociales, entre otros ámbitos de competencia. Pero hay una nueva carrera, todavía incipiente, en la que Europa parece decidida a no quedarse atrás: la emisión de CBDCs (monedas digitales de banco central, por sus siglas en inglés), que pretenden ser una versión electrónica del dinero en efectivo ahora que este está en claro retroceso como medio de pago.

A pesar de que China lleva la delantera con su yuan digital, ya en funcionamiento en fase piloto en numerosas provincias del gigante asiático, Estados Unidos está mostrando una actitud relativamente cautelosa mientras analiza las implicaciones (beneficios y riesgos) que tendría la emisión de un dólar digital. En Europa, sin embargo, el debate público ya no gira en torno a la necesidad o no de un euro digital sino en torno a su diseño: cómo debe ser ese euro digital y para qué se utilizará.

De hecho, el Banco Central Europeo (BCE) concluirá este año una fase de investigación en la que ha ido definiendo algunas características importantes de diseño, y previsiblemente lanzará a final de año una fase de realización que, sin implicar todavía una decisión de emisión, le permita desarrollar y probar soluciones técnicas y de negocio para el euro digital. Y, en paralelo, la Comisión Europea propondrá antes del verano un marco legal para el euro digital que tendrá que ser negociado por el Parlamento y el Consejo Europeo y que establecerá los principios para una futura emisión por parte del BCE.

¿Qué hay detrás de este impulso decidido por parte de las autoridades europeas? Además de los argumentos generales para la emisión de una CBDC, como preservar el acceso al dinero del banco central y el ancla monetaria en un contexto de progresivo desuso del efectivo o responder a la amenaza de CBDCs extranjeras o monedas privadas globales, las autoridades europeas tienen una motivación adicional: desarrollar una solución de pagos de ámbito europeo que, a diferencia de las tarjetas, no dependa de proveedores extranjeros. Este objetivo político de soberanía estratégica en los pagos electrónicos no es nuevo, pero ha ganado mayor relevancia en el actual contexto geopolítico, y el euro digital ofrece a las autoridades la posibilidad de tomar directamente la iniciativa y desarrollar una solución de pagos europea.

Pero lo cierto es que existen otras alternativas al euro digital para lograr ese mismo objetivo. De hecho, las soluciones de pago basadas en pagos instantáneos, como Bizum en España, ya permiten a día de hoy cubrir los casos de uso que el BCE ha priorizado para el euro digital: pagos entre particulares, pagos en comercio físico y electrónico y pagos con las administraciones públicas. Lo que falta es dotar de escala europea a esas soluciones, para que puedan utilizarse para enviar dinero a un finlandés o para pagar en un comercio francés, como alternativa a las tarjetas.

El proyecto del euro digital debería por lo tanto aprovechar todas las sinergias posibles con los pagos instantáneos, utilizando las infraestructuras y soluciones ya existentes, en lugar de desarrollar unas nuevas de cero, y sirviendo al mismo tiempo de impulso para la expansión e interconexión de esas soluciones domésticas de pagos instantáneos. Esto facilitaría el despliegue del euro digital de una manera más eficiente y le permitiría ganar tracción más rápido. Además, se podrían realizar pagos en toda la zona euro —sin la mediación de empresas extranjeras— tanto en dinero del banco central (el euro digital) como en dinero de los bancos comerciales (el actual Bizum), aumentando las opciones de los consumidores.

En los próximos meses, a medida que el BCE se prepara para la fase de realización y los legisladores europeos comienzan la negociación del marco legal del euro digital, se van a tomar decisiones clave para las sinergias entre el euro digital y los pagos instantáneos y para el posible papel de las soluciones nacionales ya existentes. La solución española (Bizum) es una de las más exitosas de toda Europa y podría desempeñar un papel importante en el despliegue del euro digital y en la expansión de los pagos instantáneos a nivel europeo.

Así que, en esa nueva carrera digital que Europa no quiere perder, España tiene algo diferencial que aportar y, por lo tanto, la oportunidad de ser un actor relevante.

Esta tribuna se publicó el 9 de mayo en el diario Expansión

La regulación del mundo digital, una prioridad para 2023

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