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Jubilación 26 mar 2021

Rafael Doménech: “El sistema de reparto de cuentas nocionales individuales es la mejor solución para garantizar las pensiones”

Rafael Doménech señaló este miércoles que la mejor solución para garantizar la sostenibilidad del sistema de pensiones en España pasa por instaurar un sistema de cuentas nocionales individuales, que calculan la pensión pública en función de lo aportado por el trabajador. Este sistema permitiría eliminar gradualmente el desequilibrio que arrastra el sistema de reparto y que previsiblemente aumentará en las próximas décadas. En la primera edición del Observatorio de las Finanzas de El Español e Invertia, subrayó también la necesidad de potenciar los planes  complementarios de empresa y el ahorro individual, para asegurar el nivel de vida de las personas jubiladas.

Doménech participó en una mesa redonda sobre el futuro de las pensiones junto con Ángel Martínez-Aldama, presidente de Inverco, Ángel de la Fuente, director ejecutivo de Fedea, y Gregorio Gil de Rozas Balsameda, miembro de la Junta de Gobierno del Instituto de Actuarios Españoles. Durante su intervención, el responsable de Análisis Económico de BBVA Research subrayó que tanto el sistema público de pensiones como el complementario, a través del segundo (planes de empleo) y tercer pilares (planes de pensiones individuales) son bases fundamentales del estado de bienestar, que hay que defender, preservar y mejorar. “Para ello es necesario asegurar los principios de solidaridad intergeneracional e intrageneracional, suficiencia, responsabilidad pública y privada, contributividad y sostenibilidad del primer pilar (sistema de reparto) a largo plazo, o introducir mecanismos de ajuste automático, que garanticen el equilibrio del sistema ante cualquier escenario de evolución demográfica o económica en el futuro”, afirmó.

Doménech recordó que el sistema público de pensiones arrastraba en 2019 un déficit estructural alrededor del 1,5% del PIB y que, a la espera de los datos de ejecución anual, en el tercer trimestre de 2020 el déficit anual fue del 2,5% del PIB. Asimismo, señaló que diversos estudios recientes del Instituto de Actuarios Españoles o del Banco de España, muestran que el sistema se caracteriza por un elevado desequilibrio actuarial que da lugar a que las nuevas pensiones reciban de media entre 1,51 y 1,74 euros de prestación por cada euro de cotización. Además, el sistema tiene ante sí dos retos futuros: el aumento de la esperanza de vida y la jubilación de los ‘baby boomers’. Se prevé que la tasa de dependencia (el número de pensionistas por cada trabajador en activo) se duplicará en las próximas tres décadas.

“El sistema seguirá pagando pensiones en el futuro. De eso no hay duda. La cuestión es cómo podemos anticiparnos para que los cambios necesarios sean graduales y evitar ajustes dolorosos mediante pérdidas abultadas del poder adquisitivo de las pensiones y concentradas en muy corto espacio de tiempo”, afirmó.

Cómo eliminar el desequilibrio actuarial y financiero del sistema

A su juicio, la mejor solución reside en eliminar gradualmente el desequilibrio actuarial y financiero del sistema de reparto mediante la introducción de cuentas nocionales individuales, cuentas virtuales que tienen en consideración la contribución del trabajador a la Seguridad Social a lo largo de su vida laboral para calcular lo que le corresponde de pensión pública. Doménech señaló que es la mejor estrategia para asegurar la sostenibilidad, aumentar la contributividad, la equidad, la transparencia, la suficiencia y la eficiencia del sistema público de pensiones. Además, elimina las incertidumbres, incentiva el retraso en la edad de jubilación, aumenta la probabilidad de empleo de los jóvenes y reduce las distorsiones sobre el sistema productivo.

“Todo ello tiene efectos positivos sobre la productividad, el empleo, la innovación y el crecimiento, lo que a largo plazo termina dando lugar también a pensiones medias más elevadas y a un aumento del bienestar social”, señaló.

Esta fue la solución con la que Suecia afrontó hace tres décadas problemas muy parecidos a los de España, y que dio lugar a su reforma de 1994. Además, en la medida en que el sistema sigue siendo de reparto, la transición al nuevo sistema puede hacerse fácilmente de manera gradual, para que los futuros pensionistas tengan tiempo para ir viendo cómo las proyecciones de su pensión inicial cambian, puedan anticiparse y adoptar decisiones que permitan contrarrestar dichos cambios en función de sus expectativas.

En paralelo, Doménech destacó la necesidad de potenciar el segundo pilar (los planes de pensiones de empleo) y el tercero (el ahorro individual para la jubilación) que no son sustitutivos, sino que deben ser complementarios, tanto del sistema público como entre sí.