Cerrar panel

Cerrar panel

Cerrar panel

Cerrar panel

Innovación 12 jul 2019

Las series de televisión y sus predicciones sobre el futuro

Algunas organizaciones fomentan la innovación en los marcos que dicta el presente. Pero la innovación está íntimamente relacionada con el futuro y las variaciones sobre él. Por eso suscitar la creatividad es también aportar ideas sobre lo posible y venidero. Quizás esta sea la clave del auténtico realismo.

Julio Verne predijo mucho de los adelantos actuales como la exploración espacial o los viajes submarinos. Su capacidad visionaria ha sido el motivo de un reportaje reciente en la revista National Geographic. Se puede entender la literatura como un laboratorio de ideas, donde se puede experimentar con diversos ingredientes e incluso debatir sobre los mismos.

También podemos pensar en el futuro a partir de las series televisivas. La calidad y diversidad de las producciones actuales permiten realizar una cartografía sobre predicciones, intereses y los problemas éticos que presentan.

Muchas series exploran las relaciones entre la tecnología y la vida diaria actual. StartUp aborda el mundo del cibercrimen, Mr. Robot la idea de justicia cibernética, CSI las posibilidades de una ciencia forense digital o Silicon Valley la importancia y riesgos de descubrir un algoritmo muy potente.

La ciencia ficción es un género literario peculiar, porque su verosimilitud permite explorar el mañana. Scifutures —por ejemplo— es una empresa que ayuda a acelerar la innovación con la ayuda de escritores de ciencia ficción. Su fundador Ari Popper usa la narrativa para asistir a grandes corporaciones para planificar el impacto que sus proyectos podrían tener en la sociedad.

Cada episodio de Black Mirror cuenta una historia inquietante que tiene que ver con las fronteras éticas de un mundo hiperconectado y digital

Un futuro lleno de posibilidades gracias a la tecnología se ha planteado ya en series clásicas como Star Trek. La exploración espacial, las comunicaciones interestelares, los avances médicos, el uso de robots y procesadores se encuentran en sus guiones. Aún cuando una civilización de robots nos amenace, la tecnología de naves como la Battlestar Galactica son las que permitiría a la humanidad su supervivencia.

Basado en un guion de Michael Chrichton encontramos en Westworld, un parque temático donde los anfitriones son androides. La pregunta sobre sus derechos y deberes es una disquisición acerca de la humanidad de la Inteligencia Artificial.

El uso cotidiano de la tecnología se presenta en Black Mirror donde hay numerosas disyuntivas en torno a la tecnología y sus usos. Sus episodios son independientes y cada uno cuenta una historia inquietante que tiene que ver con las fronteras éticas de un mundo hiperconectado y digital. En The Passage una niña es la protagonista de un experimento que podría curar todas las enfermedades conocidas.

La posibilidad de una sociedad distópica también es explorada por la serie canadiense Orphan Black en donde se proponen las posibles vidas de una serie de mujeres clonadas y los oscuros intereses detrás de ello. La serie danesa The rain también presenta una sociedad postapocalíptica aniquilada por un virus en donde solo un grupo de jóvenes ha podido sobrevivir. Otras series en ese registro son The 100 o The Walking Dead.

El ¿qué hubiera pasado si…? es indagado en series como The Man in the High Castle, una adaptación extendida de la novela de Philip K. Dick que cuenta la historia de un mundo a partir del triunfo del nazismo en la Segunda Guerra Mundial. Otra vuelta de tuerca son las distopías como The Handmaid´s Tale, donde una sociedad feudal posterior a una debacle vírica sojuzga a las mujeres y establece una jerarquía inhumana y esclavista.

También están las producciones cuyos guiones exploran los fenómenos en las fronteras de la ciencia. Un clásico al respecto fue la serie The Twilight Zone creada por Rod Serling en 1959. O Fringe en donde una división federal norteamericana investiga sobre universos paralelos, materia oscura, teletransportación, preconocimiento, nanotecnología, inteligencia artificial, telekinesis o animación suspendida. O Sense8 que experimenta narrativamente sobre las conectividad mental entre seres humanos. En Touch un niño es capaz de predecir el futuro e interpretar la realidad gracias a patrones matemáticos.

Siguiendo esa estela está Altered carbon, una serie que se desarrolla a finales del siglo XXIII, una época en que la esencia del ser humano puede pervivir más allá de la corporeidad y las conciencias y recuerdos pueden reinsertarse en otros cuerpos. En este caso el protagonista, reimplantado doscientos cincuenta años después, tiene una misión para investigar un posible asesinato.

Desde la primera etapa de Doctor Who la posibilidad de viajar en el tiempo se ha tratado en muchas producciones televisivas. Algunas de ellas juegan con la posibilidad de “cambiar la historia” como la serie española El ministerio del tiempo, donde sus protagonistas impiden que alguien pueda alterar los sucesos históricos. En Doce monos James Cole viaja en el tiempo para evitar la creación de una enfermedad en el presente. O la serie 11.22.63 —inspirada en una novela de Stephen King— en donde un profesor intenta evitar la muerte de John F. Kennedy.

Aunque los viajes en el tiempo estén más cerca de lo fantástico, son también un terreno interesante para contraponer ideas y perspectivas de diversas épocas. Esto es un ensayo muy sugerente para comprender los tipos de tecnologías o las diferencias en la organización social y económica en cada etapa de la historia. Al final todo esto pone de relieve, de una u otra manera, lo complejo de las relaciones entre el ser humano y la tecnología futura.