Qué son los Senderos Azules y qué relación tienen con el turismo sostenible
Los senderos azules nacieron para premiar y reconocer la conservación y recuperación de los senderos. El programa de la Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor (ADEAC) funciona en España desde 2011 para reconocer y conservar el patrimonio natural y cultural de los caminos litorales, pero también de interior. Actualmente son 128, que en total rozan los 860 kilómetros. Ayudan a desestacionalizar y a ordenar y distribuir el flujo de visitantes, paliando la masificación

Verano de 2008, el avilesino Carlos Guardado, gastrónomo y miembro del patronato de la Fundación Grande Covián, coincide con José Palacios, presidente de ADEAC (Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor), en el izado de la Bandera Azul de una playa asturiana. ADEAC se encarga de este programa en España desde sus inicios, en 1987. Durante el acto, ambos observan un precioso sendero que llega hasta el arenal. “José, deberíamos pensar en algo similar a la Bandera Azul para los caminos y senderos de España”, le dice a Carlos.
“Este fue el origen de los Senderos Azules –recuerda Palacios–. Nacieron para premiar y reconocer la conservación y recuperación de senderos e itinerarios, transformados en valiosos recursos para la interpretación y la educación ambiental, así como para el disfrute de la naturaleza a través de la realización de actividades recreativas, deportivas y turísticas sostenibles”, según describe ADEAC.
Los Senderos Azules favorecen un turismo sostenible y responsable desde el principio. Estos itinerarios, en los que están prohibidos los vehículos a motor, han de incorporar cartelería que estimule el respeto al entorno y las “conductas apropiadas”, así como contenedores en los que depositar adecuadamente los residuos. “Los gestores de un camino que quiere conseguir o mantener su bandera de Sendero Azul han de tomar medidas ambientales; el programa es un estímulo”, remacha el presidente de ADEAC.
“Queremos unir la actividad física saludable –andar, correr, ir en bicicleta– con una vivencia directa con el medioambiente y las manifestaciones artísticas y culturales de un territorio”, reflexiona Palacios. Dicho de otro modo, se trata de poner en valor la conservación de un entorno mediante el disfrute e interpretación de su patrimonio natural y cultural.
La idea de los Senderos Azules se presentó en el Congreso Internacional ‘Más allá del XX Aniversario de la Bandera Azul’, celebrado en Almonte (Huelva) en noviembre de 2008. A partir de ahí ADEAC la estuvo desarrollando, hasta que en 2011 puso en marcha el programa con 12 itinerarios litorales de prueba –todos ellos en Galicia– vinculados a playas con Bandera Azul. Actualmente son 128 en 115 municipios de 21 provincias y 11 comunidades autónomas. En total, rozan los 860 kilómetros.
Senderos azules en Latinoamérica
“Senderos Azules ha comenzado y se ha consolidado como una iniciativa española; nuestro siguiente objetivo es la expansión internacional”, desvela Palacios. El próximo país en adoptar estas distinciones será Portugal. A continuación, la previsión es que le toque el turno a América Latina, donde ADEAC ya ha establecido contactos. “Han mostrado su interés Argentina, México, Chile, Brasil y Colombia”, avanza.
El propósito inicial de los Senderos Azules fue dotar a las playas de conectividad, aunque desde el principio ADEAC los separó de las Banderas Azules, creando un programa propio para ellos. Esto cambia a partir de 2022, cuando la iniciativa permite la participación de cualquier sendero, con independencia de que haya una Bandera Azul de por medio. De hecho, los Senderos Azules ni siquiera tienen por qué ser costeros ni empezar o terminar en un arenal.
“Intentamos repartirlos por toda la geografía, para evitar problemas de masificación”, acota Palacios. Ayudan a impulsar el turismo local, a ordenar y distribuir el flujo de visitantes y a desestacionalizar el turismo, ya que se pueden recorrer en cualquier estación, dando vida a sus municipios más allá de los meses de verano.

El número de inspectores que revisan el cumplimiento de los criterios en Senderos Azules puede variar de un año a otro, pero oscila entre los 10 y los 15. “Procuramos que sean de la zona geográfica en donde se encuentran los caminos a inspeccionar, para disminuir el impacto ambiental y asegurar el conocimiento de las zonas”, aporta Palacios. Cuando se trata de playas y puertos, ADEAC aprovecha los inspectores del programa Bandera Azul; a ellos se unen “otros especialistas en senderos y algunos profesionales que desean colaborar voluntariamente en su tiempo libre”, añade.
Un camino puede perder su bandera de Sendero Azul si deja de cumplir los criterios y requisitos que lo hicieron merecedor de la distinción. “Las retiradas son poquísimas, se pueden contar con los dedos de una mano, y nos sobran dedos”, asegura Palacios. Pero las hay. En 2023, ADEAC retiró dos banderas.
La recepción de candidaturas está abierta todo el año, dividida en dos grupos: renovaciones y nuevas solicitudes. Pueden presentar propuestas no solo ayuntamientos sino también autoridades portuarias o, incluso, universidades. Las entidades interesadas reciben toda la información y el asesoramiento que necesitan; realizan, si procede, las actuaciones recomendadas; reciben la visita de los inspectores; y esperan a que se reúna el jurado (en diciembre) y haga público su veredicto: el acto oficial de entrega de Banderas de Senderos Azules suele celebrarse durante el primer trimestre de cada año.