Carreras de drones: llega la competición del futuro

Con la constitución de la Drone Racing League ya se puede hablar de las carreras de drones como de una realidad. En la primera temporada, que se empezó a grabar en diciembre de 2015, hasta cinco circuitos desafiarán el talento de los pilotos inscritos para dirimir quién se clasifica para el campeonato mundial.

Las carreras se realizan en amplios recintos como naves industriales abandonadas o estadios como el de los Miami Dolphins, y se plantean como circuitos construidos renunciando al habitual cartesianismo que caracteriza los recorridos de otros deportes de carreras. Así, cambios de altura, virajes extremos y, por supuesto, las colisiones, se encuentran a la orden del día. Sin embargo, lo más característico de las carreras de la DRL es el método de pilotaje.

Los drones se pilotan habitualmente –y por razones obvias- sin perderlos de vista en ningún momento. Para posibilitar la circulación por los trazados de la liga se pilota en FPV (siglas en inglés para “vista en primera persona”, first-person view) mediante la utilización de unas gafas que retransmiten en directo la señal de una cámara en la parte frontal del dron, simulando lo que sería la vista desde una hipotética cabina.

Esta mezcla entre videojuego y realidad ha dado como resultado un deporte que funciona como evento en vivo y en directo, retransmitido a posteriori o incluso como contenido para ser visualizado en gafas de realidad virtual. Los patrocinadores ya han llegado a la DRL en vistas de la importancia que pueda cobrar el deporte, que se prevé que llegue a una audiencia amplia, en base a estimaciones que relacionan la industria de los drones de uso lúdico (valorada en 4.400 millones de dólares) con la acogida que este nuevo deporte va a recibir.