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Vivienda 28 may 2018

Casas prefabricadas: construcciones eficientes y rentables

El auge del sector inmobiliario en los últimos años ha producido un repunte tanto en los precios de compra de viviendas como en las rentas de alquiler, lo que ha provocado que muchas personas se planteen nuevas formas de obtener su vivienda de una manera más asequible. Un ejemplo de esto son las casas prefabricadas, una opción que otorga una amplia libertad para decidir precio, estilo, construcción y ubicación del nuevo hogar.

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Las casas prefabricadas tienen su origen en plena Revolución Industrial, cuando John Manning, un carpintero británico, quiso fabricar una casa que pudiera acompañar a su hijo en su decisión de emigrar a Australia. Diseñó una casa colonial a base de módulos de madera que pudiera desmontar y que fueran fácilmente transportables. La idea se basa, principalmente, en la construcción de secciones estandarizadas que puedan ser unidas en el asentamiento elegido por el propietario, diferenciando su construcción desde los cimientos en el caso de las casas tradicionales.

Debido a este sistema de construcción se logra agilizar su ensamblaje posterior y da la posibilidad de realizar futuras ampliaciones, introduciendo nuevos módulos que incluyan más habitaciones, baños, garajes, salas, etc., obteniendo casas espaciosas y con acabados personalizados en breves períodos de tiempo. En los últimos tres años, las solicitudes de presupuestos de casas prefabricadas han aumentado un 40% en España, según los datos de Habitissimo.

¿Qué tipo de casa elegir?

En la actualidad pueden encontrarse casas prefabricadas de diseño y con una amplia variedad de estilos, que se alejan del concepto tradicional de la típica casa de madera. Los mismos propietarios pueden ejercer de diseñadores de su futuro hogar y solicitar a la constructora casas con diseños vanguardistas, modernos, clásicos, americanos o rústicos.

Las casas prefabricadas se convierten así en una alternativa más económica a la construcción tradicional, permitiendo manejar una amplia variedad de presupuestos que pueden oscilar entre los 50.000 y 200.000 euros, una cantidad que variará en función de la calidad de los materiales, el tamaño, el diseño, el estudio y el precio del terreno.

Existen diferentes tipos de materiales de construcción, pero los más utilizados son la madera, el acero, el hormigón y el PVC que, además de ser más rentables en su fabricación, aportan una mayor sostenibilidad ecológica, respetando el medio ambiente. Materiales como el acero o el hormigón ofrecen una alta eficiencia energética, resistencia, aislamiento y confort climático, puesto que aprovechan la inercia térmica propia de estos materiales. En cuanto a las construcciones de madera o PVC, son materiales más económicos y ligeros, cualidades que los convierten en los más elegidos para las casas móviles.

Regulación para las casas prefabricadas

Actualmente no hay una regulación específica en España para este tipo de construcciones. La única diferenciación entre bienes inmuebles y muebles viene registrada en el artículo 334 del Real Decreto de 24 de julio de 1889, que define como bienes inmuebles aquellas tierras, edificios, caminos y construcciones de todo género adheridas al suelo”, mientras que los bienes muebles vienen suscritos como aquellos que “se pueden transportar de un sitio a otro sin menoscabo de la cosa inmueble a que estuvieren unidos”. Por lo tanto, en el caso de que la casa prefabricada sea una construcción fija sobre un terreno y conectada a los suministros públicos de agua y energía será necesario contar con un proyecto visado por el colegio de arquitectos, licencia de obra, construcción, anclaje y suelo urbanizable, cédula de habitabilidad y estará sujeta a la normativa urbanística autonómica y local, tal y como recoge, a todos los efectos, la Ley de Ordenación de Edificios para las construcciones tradicionales.

En el caso de que la propiedad tenga una finalidad móvil, será recogida como un bien mueble y no será necesaria la gestión de los mismos permisos que los bienes inmuebles, puesto que no precisan de cimientos o de otro tipo de anclaje a los suministros de agua o luz, debido a que por su condición de móviles son consideradas autosuficientes y disponen de suministros propios.