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El ratio de eficiencia de una entidad financiera: ¿qué es y cómo se calcula?

Para calcular la productividad relativa de un banco, los analistas financieros y el mercado en general utiliza el denominado ratio de eficiencia. Este indicador relaciona los ingresos obtenidos con los gastos necesarios para conseguir dichos ingresos durante un período de tiempo determinado. El ratio de eficiencia de una entidad, expresado en porcentaje, es el resultado del cociente entre los gastos de explotación y el margen bruto. Por ejemplo, si el ratio de eficiencia es del 60% significa que para ingresar 100 euros, la entidad necesita gastar 60. Por lo tanto, una entidad será más eficiente cuanto más bajo sea este porcentaje.

El ratio de eficiencia se compone de dos elementos: los gastos de explotación (numerador) y el margen bruto (denominador).

Los gastos de explotación son aquellos en los que incurre la entidad durante el ejercicio de su actividad. Típicamente se dividen en tres grupos de gastos: gastos de personal, otros gastos de explotación o gastos generales, también conocidos como ‘opex’ (arrendamientos, publicidad, suministros de agua, luz y gas, informática, entre otros) y dotaciones por amortización (asociados al deterioro o depreciación del activo físico y a la amortización del ‘capex’ o inversión).

El margen bruto, por su parte, está compuesto por el conjunto de los ingresos que genera una entidad financiera en su actividad. Dentro de estos ingresos, los más relevantes son los llamados ingresos recurrentes (o ingresos ‘core’). Estos son los más íntimamente relacionados con el negocio bancario tradicional: el margen de intereses y las comisiones.

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El margen de intereses es la diferencia entre los ingresos financieros y los costes financieros; es decir, la diferencia entre la rentabilidad del activo (los créditos y préstamos que la entidad tiene en su balance, por ejemplo) y los intereses que paga el banco por los recursos que necesita para financiar ese activo (como los depósitos de la clientela y la financiación mayorista).

El otro componente de los ingresos recurrentes, las comisiones, se corresponde con las cantidades que cobra el banco por la prestación de distintos servicios (venta de fondos de inversión, mantenimiento de cuentas, utilización de tarjetas, estructuración de operaciones,... ). Se reflejan en la cuenta de resultados netas de las comisiones que a su vez paga el banco por otros servicios que recibe.

Además de estos ingresos llamados recurrentes o ‘core’, en el margen bruto se contabilizan también el resultado de las operaciones financieras o ROF (incluye, entre otros, las ganancias o pérdidas que deben reconocerse por ventas de activos y la puesta a valor de mercado de determinados activos) y otros ingresos (por ejemplo, los dividendos recibidos de las participaciones de la entidad en otras empresas o los ingresos por la actividad de seguros).

¿Qué son las mandíbulas operativas?

Las mandíbulas comparan la evolución de los ingresos (ya sea el margen bruto o bien los ingresos recurrentes) y los gastos de explotación. Si los ingresos crecen más que los gastos, entonces estas mandíbulas son positivas. Y viceversa: si los gastos crecen por encima de los ingresos, las mandíbulas son negativas. En cierto modo, son una forma alternativa de medir la eficiencia de una entidad financiera.

BBVA, al frente en eficiencia

BBVA, con un ratio de eficiencia del 48,7% a 30 de septiembre de 2019 (último dato público a esta fecha), destaca frente al grupo de bancos comparables europeos, que tienen un ratio medio del 63,6% (dato de septiembre de 2019).

Si quieres conocer más sobre la cuenta de resultados de un banco, estos artículos pueden ser de tu interés:

- ¿Qué gastos de explotación tiene una entidad financiera?

- ¿Qué incluye el margen de intereses de un banco?