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Fundación Microfinanzas Act. 09 oct 2019

“El cielo es el límite”, Yamile Salazar, modista y emprendedora de la FMBBVA

Sueña a lo grande porque no teme al fracaso; sencillamente, no lo contempla. Lo dice con la autoridad que da haber tenido una infancia difícil y un ejemplo a seguir. Yamile Salazar es hija de una madre que decidió tenerla a pesar de las dificultades, con la única certeza de que podía conseguirlo. Y de aquellos esfuerzos, estos logros: la vida de Yamile es el argumento incontestable de que todo es posible, porque de la nada ha construido un futuro. Hoy, 90 personas, la gran mayoría mujeres, trabajan para ella y miles de niñas sueñan con vestir sus diseños de “Ángeles y Princesas”, el universo textil creado por Yamile para dar rienda suelta a su pasión.

Ponencia de Yamile en el Values Day de BBVA 3

“Empezó como un ‘hobby’, cosía para mis muñecas cuando era pequeña con cualquier trapito que cayera en mis manos”, ha contado en Madrid con motivo del ‘Values Day’ de BBVA, para hablar sobre el apoyo que recibe de la Fundación Microfinanzas BBVA (FMBBVA). Esta emprendedora colombiana, que huyó de la violencia de su pueblo natal y se mudó a Medellín con su madre, fue perfeccionando su técnica a base de práctica y con el apoyo de una costurera que la formó. Cuando nació su hija, decidió enfocar su negocio en la ropa infantil, y puntada a puntada, creó una microempresa.

Ahí fue cuando entró en su vida la entidad de la FMBBVA en Colombia: “Cuando quise pedir un crédito para mi negocio fui a muchos bancos, pero me dieron la espalda hasta que me enteré de que Bancamía creería en mí. Me abrieron una ventana al mundo”. Desde entonces el apoyo de la Fundación ha sido una constante en cada uno de sus pasos. “Para mí es muy importante la relación con mi asesora, se ha convertido en una amiga que me ha sabido dar muy buenos consejos para el crecimiento de mi negocio. Bancamía me dio una oportunidad, me empoderó y eso es lo que hago yo hoy, empoderar a otras mujeres”, cuenta.

Historia de Yamile Salazar, emprendedora colombiana de la FMBBVA

Esa vocación social, ese espíritu por ayudar a los demás es el hilo conductor de todas las historias que cuenta, momentos de su vida que como ella misma reconoce son un reflejo de una de sus mayores convicciones: “Hay que hacer todo lo que se pueda por la sociedad, servirla de forma desinteresada”. Una forma de vivir que comparte con su marido, Jaiberth Álvarez, que lleva más de 12 años apoyando cada uno de los sueños de Yamile.

Un acompañamiento único para cumplir el propósito

De la Colombia de Yamile al Perú de Lizandro Ramón no hay más distancia que los kilómetros que los separan. Él lleva más de 10 años trabajando en el sector de las microfinanzas, en la entidad de la FMBBVA en Perú, para que ningún emprendedor se quede sin una oportunidad por falta de recursos. “Yamile me recuerda a muchos emprendedores a los que atendí y acompañé en mis años como asesor y con los que he creado vínculos muy fuertes que van más allá de una relación banco-cliente: hay confianza, hay amistad”, ha resumido Lizandro, en una charla con Yamile en la Ciudad BBVA.

Fotografía de Lizandro Ramón, asesor de la FMBBVA, visitando a una emprendedora peruana

Lizandro Ramón, gerente regional de la FMBBVA en Perú, visitando el negocio de una emprendedora - FMBBVA

Pero reconoce que estar a la altura de las exigencias del trabajo no siempre es fácil: “Es un orgullo acompañar a personas como ella, en Colombia, o al más de medio millón de personas a las que atiende la Fundación en Perú. Son personas que se esfuerzan a diario, con tanta valentía que siempre tienen una sonrisa a pesar de los obstáculos. Y todo esto nos supone un reto diario. Pero sentimos orgullo y satisfacción, porque sabemos que nuestra labor es importante para nosotros, para emprendedores como Yamile y para nuestra sociedad”. 

Una sociedad que necesita a más personas como ella por el efecto que produce en otros: su “chispa”, como llaman sus vecinas a esa energía que la caracteriza, es lo que aleja el horizonte de lo imposible. Porque para Yamile Salazar, “el cielo es el límite”.