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Coronavirus 24 abr 2020

La brecha digital que desconecta a nuestros mayores en la crisis del coronavirus

Hay una parte de la población española cuyas dificultades en el acceso y uso de las tecnologías digitales hacen que no puedan aprovechar los beneficios que brindan los avances en la digitalización. Según datos obtenidos de Eurostat, casi la mitad de las personas entre 65 y 74 años que utilizan internet cuentan con habilidades digitales bajas. Existe una brecha digital en España que afecta especialmente a las personas mayores lo que ha provocado en las circunstancias actuales, la necesidad de ponerse al día muy rápido.

La situación de confinamiento provocada por el coronavirus nos deja instantáneas en redes sociales donde vemos hogares hiperconectados a internet, padres y madres teletrabajando, ayudando a sus hijos a terminar los deberes en plataformas ‘online’, mensajes de cariño en ’apps’ de mensajería, fotos y audios de los aplausos en balcones en Instagram o quedadas para el aperitivo a través de videoconferencias grupales.

En España, existe una brecha digital que está dejando atrás, principalmente, a gran parte de aquellos ciudadanos más vulnerables en esta pandemia del COVID-19. Se trata de las personas mayores de 65 años, cuyas habilidades para aprovechar las oportunidades que brinda la transformación digital, son relativamente más bajas que las de los colectivos más jóvenes. Aunque, en estos días de confinamiento, muchos son los que están empezando a dar pasos para digilizarse, usando los canales digitales de sus bancos.

La brecha digital: una cuestión generacional

“La gente de mi edad estamos más aislados y limitados porque no sabemos usar los teléfonos estos tan modernos”, afirma Felisa Vargas, de 86 años, que vive sola y se comunica gracias a la ayuda de su familia. “Yo aprendí de mayor a leer y escribir y hacer cuentas. A mí no me importaría aprender las modernidades para poder comunicarme sin necesidad de que mi hija me ayude, que yo pueda ser autónoma y lo haga sola”, matiza Feli (como quiere que sea llamada).

Porque tener una conexión a internet de banda ancha o saber enviar un correo electrónico, entre otras cosas, parecería que está al alcance de todo el mundo, pero no es así. Existe una doble brecha en lo que se refiere a las tecnologías digitales donde las personas mayores de 65 años son las principales afectadas. No solo es necesario tener en cuenta el uso de estas tecnología sino también las capacidades con las que las personas cuentan para que este uso sea adecuado.

En primer lugar el uso de tecnologías digitales, como internet, es notablemente superior entre la población más joven. Según datos del INE, en 2019, el 90% de los jóvenes entre 16 y 24 utilizó internet en los últimos tres meses, frente al 63% de las personas entre 65 a 74 años y el 23% de las personas mayores de 75 años. Si bien no se observa una brecha de género entre las personas de 16 a 74 años en el uso de internet, sí que existen diferencias entre hombres y mujeres en el grupo de los más mayores.

En segundo lugar, también existe una brecha en las habilidades digitales entre los usuarios de internet. Según los datos extraídos de Eurostat, mientras que el 68% de los jóvenes (entre 16 y 24 años) cuenta con habilidades avanzadas, tan sólo el 6,5% de los mayores de 65 años cuenta con estas destrezas. Casi la mitad de las personas entre 65 y 74 años que utilizan internet cuentan con habilidades digitales bajas.

¿Quién enseña a nuestros mayores?

Es obvio que la mayoría de jóvenes forma parte de una generación hiperconectada; pero sus abuelos están lejos de esa realidad. En estos días de confinamiento por el coronavirus, las personas mayores están obligadas a ponerse al día con la tecnología, al menos para poder mantener un contacto más cercano con sus seres queridos.

Aquí resulta esencial el papel que juegan los hijos, nietos, sobrinos o allegados como profesores particulares e improvisados. “La crisis del coronavirus hace que los mayores, para adaptarnos también a esta situación, hagamos en estos días un máster en digitalización aunque sea a nivel doméstico. Siempre se aprende algo nuevo, y más durante el confinamiento”, relata Mari Luz Blanco, 67 años.

Desde el punto de vista de los jóvenes, la película cambia. Elena Fernández, 34 años, nos relata así cómo es la relación que lleva ahora con su madre, Rosa García (70 años), que actualmente vive sola en otra ciudad: “Intento que (mi madre) me mande un Whatsapp para saber cómo está, pero me dice que tarda mucho en teclear y pierde la paciencia. Aun así gracias a mis explicaciones poco a poco está cogiendo más soltura”.

El abanico de herramientas y aplicaciones que ofrece el ‘smartphone’ no está hecho para todos: “Con mi familia me comunico por teléfono, porque el mío es muy corriente, solo tiene las teclas para llamar y no uso eso que tiene la gente joven”, reconoce Felisa, quien ha encontrado una ventana al mundo en las redes sociales, gracias a su nieta. “Yo tengo @elmundodelafeli, gracias a mi nieta pequeña Lucía, un sitio donde comparto vídeos y canciones; ella me graba y la gente me escribe y me dicen cosas buenas. ¡Me lo paso bomba! Es bueno reírse en estos momentos”, admite en la conversación por teléfono.

“A pesar de la dura situación que estamos viviendo, todo tiene su parte positiva. Y para personas como yo estos días de confinamiento están sirviendo para progresar a nivel tecnológico, aunque sea poco a poco”, afirma Mari Luz con una sonrisa esperanzadora.

Proteger a los mayores de los ciberataques

En este contexto de rápida adaptación y mayor uso, las personas mayores se convierten en objetivo de los ‘hackers’ y sus ciberataques, aumentando los riesgos para este colectivo más vulnerable con la tecnología. Según datos del INE, sólo aproximadamente la mitad de las personas entre 65 y 74 años que usaron internet en el último año, cuentan algún tipo de ‘software’ o herramienta de seguridad informática en sus dispositivos mientras que el 13% no las conoce. Para los más jóvenes el 75% cuenta con algún tipo de ciberseguridad y menos de un 5% expresa su falta de conocimiento.

Desde BBVA hemos lanzado consejos para que extremen la precaución cuando usen una tarjeta para comprar ‘online’, ayudando a los mayores a aprender a manejar las tecnologías y advirtiendoles, por ejemplo, de los peligros que podrían entrañar un anuncio u oferta demasiado buena.