¿De qué forma la sostenibilidad impulsa el desarrollo y el empleo de las zonas rurales?

Algunos encontraron en los pueblos la posibilidad de volver a empezar desde la producción sostenible, de dar trabajo a personas con discapacidad o de arriesgar para cultivar productos que permitieran generar riqueza para el desarrollo de la zona. Otros dejaron atrás sus trabajos de siempre para retornar al campo e iniciar una nueva aventura a través del emprendimiento rural, cumpliendo ese deseo de ‘volver a casa’, afirma Alberto Cano. Es el caso de los hermanos Alfredo y Juan Rafael González, a quienes la inquietud por volver a Colmenar Viejo, en la sierra de Madrid, les llevó a dejar la ciudad para montar en unas fincas familiares Suerte Ampanera, una empresa de producción de productos lácteos ecológicos, recuperando así el oficio de su abuelo. “Teníamos la inquietud de volver a nuestro pueblo y somos un ejemplo de que se puede vivir dignamente en el campo”, afirma Juan Rafael. Esta iniciativa empezó con un rebaño de 100 cabras y ahora cuenta con 2.500 cabezas de ganado que requieren de la implicación de 25 empleados.

Joan Roca, afirma que “esa vuelta a los orígenes, a trabajar la tierra con cariño, es la única forma de tener un futuro optimista” y que en ocasiones hay que “mirar hacia atrás para mirar hacia delante”. Eso mismo experimentó Jenifer Santos, de Quesos Aborigen, en Tenerife. Ingeniera de profesión, dio un nuevo rumbo y ahora pastorea un rebaño de cabras, como hiciera tiempo atrás su abuelo, y con su leche produce queso ecológico.

En la base del proyecto de Jaume Jordana también hay tradición ganadera. Sus padres son los únicos habitantes de la aldea del Pirineo donde él nació. Se marchó a estudiar en la universidad y allí -junto a varios socios- decidió poner en marcha Ecológica Los Pirineos, un negocio dedicado a la producción de carnes ecológicas de vacuno y ovino libres de colorantes y conservantes y siempre teniendo en cuenta el bienestar animal. “Acompañamos el producto que hacemos con toda la sostenibilidad posible, sobre todo el embalaje. Hemos reducido el 80% del plástico que estábamos utilizando”, afirma Jaume. Extendiendo su producto a la gran distribución han logrado dar un impulso a la zona y colaborar con otras ganaderías afines a su modo de producción.

Detrás de las historias de los premiados hay personas a las que a través de los proyectos comprometidos con la sostenibilidad han logrado una vía para el autoempleo. Como ejemplo de ello, Trasdeza Natur, empresa gallega dedicada a la deshidratación de frutas y hortalizas que surgió después de que María José Tallón, propietaria, se quedase sin empleo y retomase la huerta de sus padres, en desuso. Ella, junto a su marido Rosendo Luis Estévez y tras ver las dificultades de la comercialización de productos frescos, decidieron investigar para encontrar otras alternativas. Y ahí llegó la opción de deshidratar con un ingenioso sistema basado en paneles solares. No solo deshidratan las fresas por las que han sido premiados, sino también plátanos, manzanas, kiwis o tomates.

“Los amigos y los vecinos nos decían que estábamos locos por pensar en quitar -en un lugar como Galicia- la humedad y el agua a productos de huerta y con energía solar”, afirma Rosendo, además de destacar que el premio de BBVA “ratifica que vamos por el buen camino” y “anima a seguir luchando”. A través de este proyecto también aprovechan el excedente de otros productores del entorno para deshidratarlos, colaborando así en el desarrollo de otros productores de la zona.

La producción de proximidad, dinamizadora de los entornos rurales

En La Abuela Carmen, una empresa de Montalbán en Córdoba, han cultivado tradicionalmente ajo pero decidieron especializarse también en otras variedades como el ajo negro y la cebolla negra, premiada en esta edición, para ofrecer un valor añadido. Cuentan con sus propias plantaciones pero también se apoyan en otros productores de la zona generando una economía colaborativa: “Les compramos las semillas para que las cultiven, damos asesoramiento y compramos el producto”, asegura la directora de márketing, Natividad Vaquero.

En Agromallorca, otra de las empresas ganadoras de la cuarta edición de los Premios BBVA a los Mejores Productores Sostenibles, llevan casi 60 años dedicándose al tomate. Como esta fruta solo se produce durante una sola temporada al año, dieron un paso más en su negocio para gestionar la producción como los excedentes con el tomate de ramallet envasado. ¿El objetivo? Darle una segunda vida. “No solo es hacer un producto ecológico, sino que no produzcamos desperdicio”, afirma Isabel Vicens, presidenta de la empresa, quien además destaca que donan parte de su producción al Banco de Alimentos y el sobrante que no pueden regalar o vender, lo devuelven a la tierra aplicando la economía circular.

Proyectos con un objetivo más allá de lo medioambiental

Otros apuestan por crear nuevos negocios bajo el eje sostenible tanto a nivel medioambiental como social. De hecho, “uno de los valores reconocidos en los premios es el impacto en el entorno más cercano, la otra cara de la sostenibilidad”, afirma Alberto Cano.

Es el caso de Bolet Ben Fet, dedicada a la producción de setas ecológicas, forma parte de un conglomerado de cooperativas sin ánimo de lucro. “Para conseguir dar una vida integrada plenamente a personas con discapacidad o diversidad funcional”, ha señalado Carles Díaz, gerente. Trece personas realizan la producción de setas todo el año a través de un cultivo donde se utilizan materiales como el serrín, evitando así esquilmar los bosques. Una producción y un empleo que han podido mantener a lo largo de todo este tiempo gracias al trabajo de todos, y a la ayuda también de uno de los programas de apoyo al emprendimiento social promovido por BBVA con el que pudieron obtener un plan de negocio que les ayudó a la sostenibilidad económica de su proyecto.

A las orillas del Río Guadalquivir se produce -entre otras cosas- el tomate rosa ecológico de Cortijo La Reina. Una empresa que inició su andadura hace 50 años y que también se ha dedicado a la formación de hortelanos ecológicos para dar empleo a los lugareños. “Pensamos que el futuro va por las personas, tratamos de formar a mucha gente y de ahí vamos formando nuestro equipo”, afirma Jose María Cabrera, gerente. Cabrera también destaca que han abierto un departamento de I+D+I para realizar, por ejemplo, estudios que les permitan calcular el riego para sus cultivos para ser más eficientes o controlar la microbiota del suelo.

Y con el objetivo de revertir el despoblamiento de la zona de Soria, y producir de manera rentable para dar empleo en el El Royo, nació BosqueSoria. Esta iniciativa, dedicada a la producción de frambuesas de manera ecológica a 1.200 metros de altura, se ha ido adaptando a las características del lugar -como la dificultad a la hora de repartir su producto. ”Empezamos a pensar qué se hacía en la provincia en agricultura, qué productos se podrían producir para que una familia pudiese vivir de ello”, afirma su presidente, Jorge Jiménez, quien también asegura que “la satisfacción es que en época de recolección hay más personas recolectando que viviendo en el pueblo”.

Los productores sostenibles: emprendimiento, creatividad y sostenibilidad

Por su parte, el chef Joan Roca ha resaltado durante el encuentro que la labor de estos productores es clave para que “tengamos productos buenísimos”. “Como cocineros y productores, tenemos el compromiso de darles visibilidad”, añade. De hecho, estos productos formarán parte de una receta elaborada por los hermanos Roca como parte del premio.

En la misma línea apunta Alberto Cano, “cada vez son más los productores que integran la sostenibilidad en sus emprendimientos y en BBVA queremos darles visibilidad y acompañarlos”. Los ganadores de los premios se convierten en referente para otros, “son ejemplos de inspiración” por su capacidad de no quedarse solo en una explotación sostenible, sino de “formar un sistema de colaboración en el entorno rural”, y de ser capaces “de crear de una iniciativa sostenible otras a su alrededor”, añade Cano.