Hasta finales de 2012, obtener una rentabilidad del 4% TAE por nuestros ahorros era muy fácil: solo había que elegir uno de los depósitos a plazo más rentables del momento, un producto sencillo para inversores pequeños o conservadores cuyo máximo peligro era –y en una minoría de ofertas– no poder retirar el dinero hasta el final del plazo.
Pero entrados en 2013, a causa de la prohibición de extratipos dictada por el Banco de España, el panorama es bien distinto. En estos momentos, los depósitos rara vez alcanzan el 3% TAE, y las rentabilidades actuales en muchos casos ni siquiera le sirven al titular para cubrir la inflación.