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Innovación 06 feb 2023

La programación no es ‘friki’: padres y alumnos la reclaman en los colegios

El 84% de los padres y jóvenes cree que se debería incorporar la informática como asignatura obligatoria en Primaria y Secundaria en el país. Esta ha sido una de las grandes conclusiones que ha dejado el Observatorio de la Informática en España, un informe elaborado por Deloitte y Code.org para analizar el grado de implementación de las ciencias de la informática en la sociedad española.

La programación no es ‘friki’: padres y alumnos la reclaman en los colegios

En un contexto como el actual, marcado por una profunda digitalización y la creciente demanda por parte de todo tipo de empresas de perfiles con capacidades tecnológicas, ¿está formando el sistema educativo español a los jóvenes de manera adecuada en conocimientos de computación? Es la pregunta que intenta resolver el informe. Y las respuestas que da atañen no solo a la calidad de la formación de Primaria y Secundaria, sino también a la percepción que tienen los estudiantes, sus familias y los docentes y a su visión de la importancia de la informática en los entornos profesionales, en particular, y en la vida, en general.

El consenso sobre la necesidad de incorporar la informática como asignatura obligatoria en esas dos etapas del ciclo académico queda patente en el informe: más de ocho de cada 10 así lo cree. El porcentaje asciende al 87% cuando se trata de los padres y las madres con hijos de entre 6 y 16 años. Y el 73% considera que una temprana formación en la materia sería clave para ocupar puestos de trabajo que actualmente cuesta cubrir.

Cuando la pregunta se ciñe a Secundaria, el 90% de los encuestados opina que impartir informática es “muy importante” o “bastante”. Y un 86% estima que los ordenadores son herramientas esenciales sobre cuyo uso es fundamental instruir a los chicos y las chicas.

Los problemas a solucionar

El observatorio pone el foco en los problemas que dificultan que la iniciación en esta disciplina se efectúe de modo satisfactorio. Uno de ellos es la confusión que sobre todo entre los padres, y en menor medida entre los alumnos, producen términos como ‘tecnología’, ‘digitalización’, ‘TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación)’ y ‘programación y computación’. Los padres, por ejemplo, aún no están seguros de qué es lo que estudian sus hijos en concreto y cómo se denomina. Muchas personas siguen asociando todos estos conceptos de forma incorrecta, y un 23% no entiende bien lo que engloba la informática.

También hay problemas derivados de prejuicios y brechas variadas. A los jóvenes que sienten inquietud por estos temas se les sigue tachando de ‘frikis’, lo que acentúa que muchas chicas no se sientan atraídas por profesiones tecnológicas.

Durante la presentación del estudio, Davide Fabrizio, socio de Deloitte, describió este inconveniente como un “estigma social”. Existen, además, brechas económicas. Los resultados evidencian que cuanto mayor es el nivel de ingresos de las familias, más concienciadas están con la relevancia de la informática como asignatura.

Lo mismo ocurre en los centros privados en relación con los públicos. “Son los colegios públicos los que en menor medida proporcionan formación en ciencias de informática”, subraya el informe.

Las familias que no creen que estas materias sean tan importantes aluden a un interesante abanico de justificaciones. Por ejemplo, que sus hijos ya pasan demasiado tiempo frente a las pantallas, que la formación en conocimientos digitales perjudica el aprendizaje de nociones tradicionales o que solo son útiles cuando el alumno piensa dedicarse profesionalmente a ello son los argumentos que con mayor frecuencia se esgrimen.

Los expertos convocados a la presentación del informe opinaron que el futuro es 100% digital y promover las disciplinas relacionadas con este ámbito servirán para impulsar el tejido productivo. “La informática sirve para encontrar empleo, y empleo de calidad”, afirmó Fátima Báñez, exdiputada y presidenta de la Fundación CEOE. En este sentido, Báñez explicó que nueve de cada diez empleos van a estar vinculados a la digitalización. “Hay que verlo como una oportunidad y lo primero es crear conciencia. Familias, administraciones públicas y empresas debemos ir de la mano”, dijo.

Carlos Casas, responsable global de Talento y Cultura en BBVA, brindó el punto de vista de las grandes corporaciones, cuyos modelos de negocio, afirmó, están cambiando por los datos y la tecnología. “Necesitamos que las personas se ilusionen, que entiendan la gran oportunidad”, agregó. BBVA colabora de forma activa en la promoción de la iniciativa Code.org dando visibilidad a los programas de organización y organizando talleres dirigidos a jóvenes de diferentes edades. De la ventaja competitiva que proporciona la informática habló María Benjumea, presidenta de South Summit. “Es una enseñanza compleja y el papel del profesor es determinante”, indicó.

En calidad de socio de Harmon, Eduardo Madina, también exdiputado, consideró que para tener un país más alfabetizado en tecnologías digitales es necesario un gran pacto de estado para incorporar las disciplinas tecnológicas relacionadas a la educación. Por su parte, Sandra Camós, directora del Área de Educación de la Fundación Princesa de Girona, se centró en el profesorado: “Es necesario un diálogo entre empresas y docentes. Estos están metidos en sus aulas y necesitan sentirla [la importancia de la informática] para convencerse. Si el docente lo entiende, va a lanzar ese mensaje”.

Ordenadores para todo

Julia Sánchez, directora de la Escuela Superior de Música Reina Sofía, subrayó durante el evento que la informática debe ir de la mano de la de humanidades, pues estas disciplinas contribuyen a desarrollar el pensamiento crítico y se complementan entre sí.

Y para muestra, la experiencia de dos aventajados alumnos de dicho centro, que explicaron a la audiencia cómo se valen de las tecnologías digitales para componer música. Además de mostrar algunas de sus obras, compuestas con ayuda de herramientas digitales, que alteraban sonidos para crear otros nuevos, mostraron una pieza de música al estilo barroco compuesta íntegramente mediante Inteligencia Artificial. Su aportación abre un debate aún más amplio, pues dado que hoy es posible generar una partitura mediante IA, ¿llegará un día en que carecerá de sentido que un ser humano se ponga a componer? El hecho de que un ordenador componga música asusta a muchos, pero ¿acaso no ha sido un humano quien lo ha programado y le ha introducido de los datos para que pueda producir una pieza de música?

Como afirmó Leo Ortiz, vicepresidente de Alianzas Internacionales de Code.org, “el lenguaje de la música y el de la computación tienen algo en común: combinan ciencia y creatividad”. El ejecutivo de esa organización, con diez años de historia, planteó a los asistentes cómo debemos reaccionar ante los imparables avances de la tecnología digital. Y recordó como hace 40 años, la aparición de relojes digitales con calculadora hizo temer que los alumnos los usaran para resolver problemas matemáticos en los exámenes.

“Lo importante —señaló— es aprender a valerse de estos recursos para usarlos en beneficio del conocimiento. Al final del día, estas herramientas no van a dar respuesta a qué hay que hacer y por qué; eso es cosa del ser humano”. De ahí su convencimiento de que deba ser una asignatura obligatoria: “[La computación] dispara el conocimiento y, con ella, las mujeres descubren que son tan buenas o mejores que los hombres”.

“La tecnología es el origen y, al mismo tiempo, la solución de muchos de los problemas que afrontamos en la sociedad”, declaró Héctor Flórez, presidente de Deloitte, quien resaltó la obligación de reducir las brechas antes mencionadas. Davide Fabrizio afirmó que la dependencia de la tecnología que nos trajo la pandemia ha llegado para quedarse. Y fue más allá, al enumerar los desafíos a los que deben darse respuesta en el futuro: concienciar sobre la utilidad y la aplicación de la informática y destacar su transversalidad; alcanzar la profundidad curricular, esto es, que los estudios de la materia sean uniformes y constantes, además de obligatorios; y mejorar la capacitación de los profesores. “Formarlos —dijo— con criterios claros y homogéneos, e innovar en modelos de aprendizaje prácticos”.

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