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‘Makers’: si puedes soñarlo entonces puedes fabricarlo

El movimiento maker se caracteriza por crear objetos de forma artesanal utilizando la tecnología como la robótica, la impresión 3D o el láser. Esta tendencia lucha por pasar de ser un simple hobby a convertirse en una oportunidad de negocio.

La empresa estadounidense 3D Robotics lidera el mercado de los drones junto a la china DJI y la francesa Parrot. Lo que diferencia de la norteamericana con las dos últimas -aparte de los datos de facturación y del diseño de sus aeronaves no tripuladas- es que la historia de la primera nació con un maker: el mexicano Jordi Muñoz, que con 19 años ya hackeaba su Nintendo Wii o los helicópteros de control remoto desde su habitación.

Con una adolescencia de culebrón que le llevó desde su México natal a Estados Unidos, Muñoz buceaba y compartía todas las noches información en el foro de makers DIY drones. Allí conoció a Chris Anderson, entonces editor en jefe de la revista de tecnología Wired. Anderson le convenció para que comenzase a fabricar drones y, como cuenta en Forbes, tras mucha “prueba y error, prueba y error, un año después funcionó. Fue como el día más feliz de mi vida, el día que me quedé sentado y puse el control, y el avión estaba volando solo”. Era comienzos de 2009. En mayo del mismo año ya estaban vendiendo drones. Actualmente 3D Robotics factura cerca de 20 millones de dólares al año.

Los makers se caracterizan en que la utilizan la fabricación digital para hacer realidad sus proyectos y por el lema Hazlo tú mismo. Un movimiento que nació en 2006. Dale Dougherty,  uno de los padres del movimiento maker y fundador de la revista Maker Magazine y organizador de los encuentros Make Faire compara a los makers con los aficionados a la música: muy pocos son considerados profesionales pero muchos tocan instrumentos en su casa o en sitios públicos.

Conecto a la gente para que haga su sueño realidad, aunque el mío se quedó en standby

Los makers están en la base de la pirámide, los inventores e innovadores famosos en la cúspide. Y para Dougerthy la base hace cosas parecidas a que los que han llegado arriba. Quería que las innovaciones que se hacían en los garajes de las casas fueran visibles.  Para convertirse en un caso de éxito como el de Jordi Muñoz.

Los puntos clave de este movimiento, como explicó César García Sáez, cofundador de Makespace Madrid, en el evento Trends Spain2016 organizado por Google, son los siguientes:

  1. Crear algo con tus propias manos que tenga sentido para ti. Los makers no se expresan con las palabras o pintura, lo hacen a través de la creación.
  2. Compartir lo que se hace y lo que se sabe con otra gente.
  3. Aprender continuamente.
  4. Jugar al hacer los prototipos. No pensar que va a ser un prototipo de éxito. Aprender jugando y experimentando
  5. Participar con el grupo. Casi nadie crea solo. Los makers se reúnen en espacios físicos (FabLabs) o espacios online, pero siempre en comunidad. No exploras la tecnología solo.
  6. Es un movimiento con un objetivo: “Somos la mejor esperanza para mejorar el mundo, somos responsable de un nuevo futuro”.
  7. Se caracteriza por la fabricación digital. Se crean diseños con piezas tridimensionales. Se trabaja con datos que se convierten en algo físico.

Para García Sáez ser maker es un modo de vida, algo que comparte también con otra de las fundadoras de Makespace Madrid, Sara Alverellos, que compartió su experiencia en el evento Mundo Maker, el DIY de la innovación, celebrado en el Centro de Innovación BBVA de Madrid. “Si puedes soñarlo entonces puedes fabricarlo”, afirma la arquitecta.

Al igual que a Muñoz, a Sara Alverellos Arduino le cambió la vida. “Arduino es una placa microcontroladora que permite hacer prototipos de nuestros inventos. A través de sensores obtiene información del exterior y provocan que los componentes se muevan. Es una especie de conector del mundo físico y del digital”.

En la historia del movimiento maker, a su juicio, “se puede hablar de un antes y un después de Arduino”, ya que la placa microcontroladora de bajo coste se diseñó para que artistas y diseñadores pudiesen hacer computación.

Para esta maker, “Arduino revolucionó a los inventores al ponernos una herramienta con hardware abierto para aprender a programar”. Como recoge este artículo de El País las placas de circuitos fabricadas por Arduino están presentes en todo el planeta. Son utilizadas en el 90% de las impresoras 3D libres, en dispositivos médicos, en domótica, en robots, en wearables y en innumerables proyectos educativos.

La fórmula de este éxito es que sus productos son económicos, se puede comenzar con alguno de sus módulos por un precio cercano a los 30 euros; sirven para cualquier plataforma, ya que su software corre en Windows, OSX y Linux; el entorno de programación es claro, simple y flexible: es fácil para que lo pueda entender un novato, pero con posibilidades para llevarlo hasta cualquier extremo de complejidad. Además, el software es de código abierto (gratuito y modificable) y lo mismo sucede con su hardware.

Sara Alverellos subraya que el reto de la cultura maker es hacer prototipos que se implanten en la vida real. Ella lo intentó en 2009 con un proyecto de juguetes de piezas para impresión 3D, aunque ha aparcado el proyecto. Tiró la toalla por la dificultad de encontrar hardware en España dado que el mercado está enfocado en el software.

Ahora, puntualiza, “conecto a la gente para que haga su sueño realidad, aunque el mío se quedó en standby”.