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Claves para abordar la transición sostenible en las pymes

La gestión transversal de la sostenibilidad, teniendo en cuenta la perspectiva económica, social y medioambiental, se ha convertido en una oportunidad para avanzar en el camino de las pymes hacia la descarbonización. La reducción de la huella de carbono y la aplicación de la economía circular son dos de los puntos esenciales para lograr ese objetivo. Así lo recoge el monográfico sobre sostenibilidad de BBVA, una guía de ayuda para la transición ecológica de las pequeñas  y medianas empresas.

Claves para abordar la transición sostenible en las pymes

Las pymes son el motor de la economía. Para avanzar hacia la sostenibilidad, su papel es imprescindible. Las pequeñas y medianas empresas representan el 50% del PIB a nivel global, según la Organización de Naciones Unidas (ONU). Esto supone más del 60% del empleo y el 90 % del tejido empresarial mundial. La media asciende en el caso de América Latina y el Caribe, con el 99,5%, o en España, con el 99,8%.

Unas cifras que, después de la pandemia, se han visto afectadas. Este escenario gris de incertidumbre sobre la economía y el mercado centra la preocupación de las pymes que, como muestra un estudio de BBVA, están todavía en proceso de recuperación. Por ello, afrontar los nuevos retos que deja el escenario post Covid adquiere hoy más importancia. Casi el 51% de las pymes en España considera, en los resultados del barómetro de CEPYME (Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa), que la crisis provocada por el coronavirus les ha afectado negativamente.

El impacto es todavía mayor en América Latina y el Caribe. Esta región –donde representaban hasta el 99,5% y empleaban al 60% de la población, aportando el 25% del PIB– ha sufrido importantes efectos en las empresas de menor tamaño, como señalan los datos del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Avanzar en la reconstrucción con un plan responsable se convierte hoy en una oportunidad. La consecución e implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) enmarcados en la Agenda 2030 constituyen la llave que conduce a una recuperación. Un elevado número de organizaciones todavía no conoce todo lo que le puede aportar esta hoja de ruta, pero la buena noticia es que muchas ya han incorporado acciones en su estrategia y muchas más consideran una prioridad aplicarlas. Y es que integrar estas metas conduce a la triple perspectiva de la sostenibilidad: económica, social y medioambiental.

El impacto positivo de los clientes, la reducción de costes, los beneficios fiscales o las mejoras de la financiación son algunas de las ventajas de la aplicación de la sostenibilidad en la estrategia empresarial. Pero, sin duda, la más importante es que devolveremos la salud a las personas y al planeta con un crecimiento verde impulsado, en gran medida, por el sector privado.

Adaptarse a los ODS

La organización Forética, dedicada a la gestión de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE), denomina esta etapa de adaptación como la era del 'stewardship' en las agendas ESG (Enviromental, Social y Governance) de las compañías y destaca que “la sostenibilidad es un factor de supervivencia, elegibilidad y competitividad a futuro”. También añaden que “la responsabilidad fiduciaria de compañías e inversores será la clave”.

Claves para abordar la transición sostenible en las pymes

7 de los 17 ODS contienen “metas que inciden en las pymes”, tal como se describe en la guía elaborada por el Pacto Mundial de Naciones Unidas España, CEPYME y el Consejo General de Economistas. Este documento menciona que la selección se hará en “función de los impactos positivos y negativos que puedan causar en los ODS, en todas sus operaciones, cadenas de valor y en las comunidades donde opera”. La salud de las personas empleadas (ODS 3), las energías renovables (ODS 7), el trabajo decente y crecimiento económico (ODS 8), la digitalización (ODS 9), la reutilización y el reciclaje (ODS 12) o la transparencia (ODS 16) son solo algunos ejemplos. Seleccionar aquellos más afines a la propia actividad empresarial o aquellos en los que se tiene una mayor capacidad de acción es el primer paso en la estrategia de alinear estos compromisos al negocio. En el siguiente nivel, se saltará a la acción definiendo las prioridades y estableciendo los objetivos. Una vez integrados, el último proceso será reportarlos y comunicarlos para hacer partícipes a todas las personas y contribuir a su cumplimiento.

Economía, personas y ecosistemas están implicados en esta nueva oportunidad de negocio. Independientemente del tamaño, la RSE engloba todos los ámbitos de gestión y esto implica también poner atención a los derechos humanos, las normas laborales, el medioambiente y la transparencia.

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