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Cómo cocinar de forma sostenible: trucos y consejos

La manera en la que millones de personas cocinan en su día a día puede ayudar a combatir el desperdicio de alimentos y también el cambio climático. Existen múltiples trucos para hacerlo de forma sostenible: desde usar electrodomésticos respetuosos con el medioambiente a evitar el plástico al hacer la compra, calcular las cantidades de lo que se cocina, congelar comida o dar una segunda vida a los alimentos.

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El 17% de los alimentos acaba en la basura, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU). La mayor parte de la comida se desperdicia en los hogares; mientras que cerca de 690 millones de personas en el mundo pasan hambre. Una persona derrocha, de media, 74 kilos de alimentos al año. Para evitar el desperdicio y luchar contra el cambio climático, existen algunos trucos para cocinar de forma sostenible y conservar mejor los alimentos.

“Un comienzo en la cocina es buscar electrodomésticos que cumplan la normativa más respetuosa con el medioambiente”, explica Eva Pérez Gentico, presidenta del colegio profesional de Dietistas-Nutricionistas de La Rioja (CODINULAR). También es importante cómo los utilicemos. Una buena opción sería por ejemplo, “una vez que encendemos el horno intentaremos cocinar varios platos a la vez para hacer un uso responsable”.

Las elecciones que tomamos importan desde el momento en el que pisamos una tienda o un supermercado. Al hacer la compra, Pérez Gentico aconseja elegir productos de temporada y de cercanía. También intentar comprar alimentos que no vayan envasados en plásticos de cara a reducir los desechos. Para ello, puede ser útil llevar bolsas de tela a la compra. “Podemos plantearnos además tener un mini huerto en la cocina con plantas aromáticas, que nos ayudarán a dar sabor a la comida”, comenta Pérez, que también es miembro del Consejo General del Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas.

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A la hora de conservar los alimentos, la experta aconseja utilizar mejor ‘tuppers’ de cristal en lugar de los de plástico. Una buena opción sería “aprovechar los tarros de cristal de conservas para darles una segunda oportunidad como botes para guardar otros alimentos”. Organizar el menú también es importante para tener la despensa más organizada y comprar solo aquellos alimentos que realmente son necesarios.

El derroche de alimentos conlleva implicaciones sociales y medioambientales. Por ejemplo, entre el 8% y el 10% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero están asociadas a los alimentos que no se consumen, tanto por las pérdidas en los procesos de producción y transporte, como por la etapa del consumo final, según la ONU. Lo que supone un problema global.

“Durante mucho tiempo se asumió que el desperdicio de alimentos en el hogar era un problema importante sólo en los países desarrollados”, afirma Marcus Gover, director general de la ONG británica WRAP. Pero con la publicación del informe sobre el Índice de Desperdicio de Alimentos, “vemos que las cosas no están tan claras”. El estudio sitúa a Nigeria, con 189 kilos por habitante, como el país donde más alimentos ‘per cápita’ acaban en la basura en las casas. Sin embargo, en Estados Unidos los habitantes tiran una media de 59 kilos por habitante al año.

Al cocinar, es importante intentar calcular las cantidades lo mejor posible y evitar que sobre comida y que tengamos que tirarla. Pero en caso de que calculemos mal y se cocine o se compre de más, una alternativa es congelar la comida. De esta forma, Pérez asegura que es posible cocinar más cantidad al mismo tiempo para ahorrar energía: “Es decir, podemos hacer el doble de lentejas. Unas nos las comemos y las otras las congelamos para otra semana. Así de una sola vez, cocinamos para dos días”.

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Para evitar el desperdicio de comida, otra buena opción sería dar una segunda vida a los alimentos. Existen muchas formas de hacerlo. “Cuando compramos pescado, en lugar de hacerlo en bandejas y por ración, podemos comprarlo entero y aprovechar la cabeza y las espinas para hacer un buen fumet que nos servirá para hacer arroz, pasta o sopa”, comenta. Los lomos se pueden congelar en raciones para luego hacerlos al horno o con la elaboración que prefiramos.

Si sobra verdura, Pérez sugiere utilizarla para hacer puré o mezclarse para conseguir una menestra. En el caso de la fruta demasiado madura, puede aprovecharse “para hacer mermelada o alguna salsa para la carne”. También recuerda que algunos alimentos pueden ser utilizados “como cosmética”. Por ejemplo, “con el yogur y el aguacate muy maduro se puede hacer una mascarilla capilar”, ilustra la experta en nutrición.

Del mismo modo, se pueden seguir algunos consejos para ahorrar agua en la cocina. Pese a que el agua cubre el 70% de la superficie de la Tierra, apenas un 0,025% de ella es potable. Esta es solo una de las razones para no desperdiciarla. La presidenta del colegio profesional de Dietistas-Nutricionistas de La Rioja recomienda usar el lavaplatos —consume menos agua que fregar a mano— y guardar agua fría en la nevera para no tener que dejarla correr en el grifo hasta que salga fría. “Si queremos que salga templada o caliente, podemos poner un cubo que recoja el agua hasta que salga a la temperatura que queremos y con esa agua regar las plantas o usarla para tirar de la cadena en el baño”, concluye.