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Entender nuestras facturas: diferencias entre el mercado libre y el mercado regulado de la electricidad

Frente a los vaivenes de los precios de la luz, es importante conocer cómo se fija la tarifa final en nuestra factura. Lo primero es distinguir entre el mercado libre y el regulado. En el caso español, los usuarios pueden elegir; en países como Chile, Argentina o Colombia, la opción depende del consumo final.

Cada vez que encendemos el interruptor de la luz, se pone en marcha un complejo mecanismo en el que intervienen comercializadoras, empresas y Estados. En él –aunque rara vez nos paremos a pensarlo– tienen mucho peso las tensiones geopolíticas, las guerras o los desastres naturales.

Todos estos elementos influyen también en nuestros bolsillos. Ante la subida de los precios, muchos consumidores se han marcado el objetivo de entender mejor cómo funciona el complejo sistema energético. Para saber qué determina el precio final en nuestra factura de la luz, es necesario comenzar por conocer las diferencias que existen entre el mercado libre y el mercado regulado de la electricidad.

Mercado libre y mercado regulado: ¿por qué se caracterizan?

En España, los consumidores pueden elegir libremente entre comercializadoras (aquellas que se encargan de vender energía) del mercado libre y del mercado regulado de la electricidad. El libre ofrece precios y condiciones fijadas por comercializadoras privadas. Por su parte, el regulado depende de una regulación.

Entender nuestras facturas: diferencias entre el mercado libre y el mercado regulado de la electricidad

“En el mercado libre, las comercializadoras tienen libertad de creación de tarifas. Cada una puede poner el precio que considere a la energía que van a consumir sus clientes”, explica Andrés Fernández Ramos, ‘manager’ en Invesyde, una empresa que aporta servicios de consultoría y soluciones informáticas a empresas vinculadas al sector eléctrico español.

En el mercado regulado, por el contrario, tanto el precio que paga el consumidor como el margen que se lleva la comercializadora están estipulados por la regulación. Esta tarifa se conoce como PVPC (Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor) y solo puede ser ofertada por comercializadoras de referencia.

“El precio final se calcula con una metodología que es conocida y se publica diariamente en la página web del operador del sistema eléctrico, por lo que puede consultarse, hora a hora, desde el día anterior”, explica Fernández.

El sistema es diferente en América Latina. En algunos países, como Chile, Argentina o Colombia, la opción de elegir entre un mercado libre y otro regulado depende del consumo final de los usuarios. En Chile, por ejemplo, los pequeños consumidores dependen del mercado regulado y las grandes industrias, del mercado libre.

Solo los consumidores con potencia mayor de 500 KW (una casa de tamaño promedio tiene por lo general 10 KW) pueden elegir entre el mercado libre y el regulado. Aquellos que no alcancen los 500 KW, como los hogares unifamiliares y los pequeños comercios, están sujetos al mercado regulado; los que superen los 5.000 KW, están obligados a optar por el régimen libre.

¿Cuándo conviene elegir el mercado libre y cuándo el regulado?

En el caso español, los usuarios pueden elegir libremente entre un mercado y otro, lo que da lugar a muchas dudas: ¿cuál más rentable? ¿Con cuál puedo asegurarme un buen precio en la factura de la luz? Las respuestas a estas preguntas son difíciles de responder, porque lo cierto es que depende del momento.

El mercado regulado suele ser más barato si el mercado está estable, pero puede dispararse en casos de crisis energética. “Cuando el precio de la electricidad se dispara, por ejemplo, por temas geopolíticos, el mercado regulado no tiene ninguna herramienta para minimizar ese impacto al consumidor, aunque en los últimos años ha habido algunos cambios regulatorios en pro de darle cierta estabilidad”, explica Fernández.

Entender nuestras facturas: diferencias entre el mercado libre y el mercado regulado de la electricidad

“En cambio, las comercializadoras libres tienen flexibilidad de poder gestionar la energía y el precio que ofrecen al consumidor. Por ello, ha habido ocasiones en las que el mercado libre ha sido más barato o ha ofrecido más oportunidades para los consumidores que el regulado” añade el ‘manager’ de Invesyde.

Estas diferencias han hecho que, en los últimos años, muchos usuarios cambien del mercado libre al regulado (y viceversa) en función del momento. Tal y como señala la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), el segundo trimestre de 2024 marcó un récord histórico con casi dos millones de cambios de comercializador en el sector eléctrico.

De acuerdo con datos de la CNMC, en junio de 2024 y después de registrarse estos cambios, el mercado eléctrico español estaba compuesto por 30,4 millones de puntos de suministro, de los que un poco más del 28 % estaban ligados al mercado regulado y cerca del 72 %, al libre.

No obstante, existe un grupo de población al que sí le resulta más rentable estar sujeto al mercado regulado. “En España, el mercado regulado es muy importante para consumidores vulnerables, porque tienen un descuento de hasta el 40 % de su factura de la luz a través del bono social. Para favorecerse de esta medida, deben tener la tarifa regulada”, añade Fernández.

Las energías limpias marcan la diferencia

A la hora de entender las diferencias entre mercado libre y mercado regulado de la electricidad, es interesante también prestar atención a las posibilidades que uno y otro ofrecen para abastecerse de energías procedentes de fuentes renovables. 

En el caso español, el único modo de contratar energía 100 % de fuentes renovables actualmente es optar por el mercado libre. Esto es así porque la PVPC depende en cada momento del mix energético que salga del mercado.

“Las comercializadoras reguladas no pueden garantizar previamente cómo está formado este mix energético. Solo a final de año informan de qué porcentaje de energía ha sido renovable, cuál nuclear, etcétera”, explica Fernández. “El mercado libre sí que puede elegir qué electricidad compra, y por lo tanto dar unas garantías de origen y certificar que la energía que vende es renovable”.

Estas diferencias de funcionamiento se repiten a la hora de optar por nuevas soluciones tecnológicas derivadas de los sistemas de autoconsumo. “En el mercado regulado está todo mucho más atado, por lo que, ante una disrupción de nuevas tecnologías, tiene mucha menos capacidad de adaptación. En cambio, las comercializadoras del mercado libre pueden definir mucho más los productos, y ofrecer soluciones novedosas como baterías virtuales o contratos diferentes para quienes tienen un cargador eléctrico en su casa, por ejemplo”, concluye el ‘manager’ de Invesyde.