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Social> Inclusión Social 07 may 2025

Infraestructuras sostenibles para mejorar la vida de la población rural

Carreteras, puentes, escuelas, centros de salud, sistemas de saneamiento de aguas, acceso a redes de energía y telecomunicaciones… Invertir en infraestructuras sostenibles es crucial para empoderar a las comunidades locales, beneficiar a la sociedad en su conjunto y lograr un desarrollo que minimice el impacto ambiental y aumente los beneficios sociales y económicos.

Infraestructuras sostenibles para mejorar la vida de la población rural

Oaxaca es una región de migrantes. Este estado del sur de México es uno de los de mayor índice de marginación social del país. Por este motivo, históricamente su población se ha desplazado hacia el norte en busca de oportunidades, a los estados más ricos de México y a EE. UU. Aunque esta marginación, especialmente marcada en las zonas rurales, tiene muchas causas, la falta de infraestructuras sostenibles es una de las de mayor peso. Sin embargo, las cosas están cambiando.

En 2010, más del 40 % de la población de Oaxaca tenía un grado de accesibilidad por carretera bajo o muy bajo. Esto significa que sus hogares solo estaban conectados por caminos de tierra o grava, según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL). En 2020, este porcentaje se había reducido al 20 %. Entre ambas cifras media el Programa Nacional de los Pueblos Indígenas, que supuso una inversión de 135 millones de dólares para mejorar 685 kilómetros de caminos rurales. De acuerdo con el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF), esta actuación generó 14.000 empleos locales y benefició a 200.000 habitantes.

Los caminos y carreteras son solo una de las muchas caras de las infraestructuras sostenibles. Estas incluyen desde redes de saneamiento de aguas hasta colegios y hospitales. De acuerdo con la ONU, invertir en infraestructuras sostenibles de transporte, regadío, energía o tecnologías de la información y la comunicación es crucial para lograr un desarrollo sostenible y empoderar a las comunidades de muchos países. Pero, ¿cómo mejoran las infraestructuras la vida de la población rural?

El impacto positivo de las infraestructuras sostenibles

En el sentido amplio de la palabra, tal como la define la Real Academia Española, las infraestructuras son el conjunto de elementos, dotaciones o servicios necesarios para el buen funcionamiento de un país, de una ciudad o de una organización. Estas son sostenibles en la medida que permiten minimizar su impacto ambiental y/o maximizar sus beneficios sociales y económicos. Aunque no existe una definición única, para el Banco Interamericano de Desarrollo, las infraestructuras sostenibles deben diseñarse ajustándose al contexto local y considerando las preferencias y necesidades de la población, proporcionar servicios eficientes y ser duraderas. Además, ser sostenible también implica asegurar los recursos financieros necesarios para construir y mantener la infraestructura durante su vida útil y entender la dinámica política e institucional para garantizar que los proyectos sobrevivan en el tiempo.

“Las infraestructuras sostenibles destacan, en particular, por tres atributos”, señala Mónica López, consultora independiente y experta en infraestructuras. “Su durabilidad y resiliencia, donde el buen diseño, la elección de las técnicas constructivas y la selección de los materiales reducen la necesidad de un mantenimiento intensivo, disminuyendo así el impacto ambiental y los costos a lo largo de su ciclo de vida; la inclusión social y sus beneficios comunitarios, impactando positivamente en las comunidades locales, priorizando su bienestar y su calidad de vida, fomentando la equidad y proporcionando acceso a recursos y oportunidades; y su funcionalidad, ya que deben estar diseñadas para cubrir una necesidad identificada de forma eficaz y al mínimo coste posible para los usuarios”.

Para López, que fue hasta hace poco coordinadora de la Unidad de Transportes del Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF), las infraestructuras sostenibles pueden tener un impacto muy significativo en el desarrollo rural en la medida en que contribuyen a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, promueven el crecimiento económico local y protegen el medioambiente. Además, no solo cubren las necesidades básicas de las comunidades rurales, sino que también generan oportunidades económicas y contribuyen a la resiliencia de los entornos frente a los nuevos desafíos.

Infraestructuras sostenibles para mejorar la vida de la población rural

Entre los impactos positivos de las infraestructuras sostenibles para el desarrollo rural, la experta destaca el acceso a servicios esenciales para la población, como redes de energía, sistemas de agua potable, escuelas y hospitales; el impulso a la economía local, fomentando la creación de empleos, así como la llegada de nuevas inversiones y la instalación de nuevos negocios; y la mejora del transporte y la conectividad, no solo mediante la construcción de nuevas infraestructuras viarias, sino también a través de la planificación de sistemas de transporte público eficientes.

Infraestructuras esenciales para el desarrollo rural

Más del 50 % de la población mundial vive en ciudades. Para el 2050, el Banco Mundial estima que lo hará el 70 %. La despoblación rural es una realidad en cada vez más países y casi siempre la falta de desarrollo y oportunidades es una de sus causas principales. Según datos de la ONU, la mayor parte de los 2.800 millones de personas que carecen de acceso a servicios energéticos modernos se concentra en zonas rurales. Allí, solo el 56 % de los partos se atiende con personal sanitario cualificado, el 16 % de la población no utiliza fuentes de agua potable fiables y el 50 % carece de instalaciones de saneamiento mejoradas. Para mejorar la situación de la población rural y potenciar el desarrollo de estas zonas, las infraestructuras clave son:

  • Transporte: caminos rurales, carreteras, puentes y sistemas de transporte público que garanticen el acceso a áreas remotas.
  • Sistemas de agua y saneamiento: como redes de agua potable y sistemas de tratamiento de aguas residuales para la prevención de enfermedades y como propuesta de salud pública.
  • Energía: acceso a redes eléctricas u otras fuentes de energía renovable como la solar o la eólica.
  • Educación y salud: como escuelas y centros de capacitación técnica y los centros de salud rurales.
  • Servicios digitales: como redes de telecomunicaciones y acceso a internet y centros de tecnología.
Infraestructuras sostenibles para mejorar la vida de la población rural

“Estas infraestructuras esenciales pueden transformar las áreas rurales al mejorar la productividad, promover el bienestar social, conectar comunidades con los mercados y fortalecer la resiliencia del territorio, impulsando un desarrollo integral y sostenible”, añade Mónica López.

“Más allá de las infraestructuras en sí mismas, también es necesario el desarrollo de políticas públicas y de planificación estratégica que incluyan políticas de desarrollo rural integradas, así como políticas que promuevan la preservación y valorización del patrimonio cultural, histórico y natural de las zonas rurales; el fomento de la innovación, el emprendimiento y la diversificación económica; y el refuerzo de la participación comunitaria y el desarrollo social, involucrando a las comunidades locales en la planificación de las iniciativas y proyectos y asegurando que responden a sus necesidades reales”, concluye la experta.