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Inclusión Social

La digitalización no es solo una ventaja competitiva para las empresas, sino también un motor de transformación social capaz de mejorar la calidad de vida de las personas. Desde el acceso a la educación y el empleo hasta la mejora de la experiencia del cliente, la transformación digital permite que las compañías amplíen su impacto, contribuyendo al desarrollo económico y social de sus comunidades.

Foto de apertura creada con Midjourney (IA)

Una manifestación artística debería estar diseñada para garantizar la accesibilidad universal: física, sensorial y cognitiva. Cualquier persona, al margen de sus capacidades, tiene derecho a disfrutar y comprender las acciones culturales. Es fundamental derribar barreras arquitectónicas e incluir obras táctiles, audioguías, intérpretes de lengua de signos, pictogramas o folletos de lectura fácil.

La entidad financiera desarrolla un manual interno para dar visibilidad a la realidad de las personas en el espectro autista en el marco laboral y social. El objetivo es sensibilizar a todos los profesionales del banco en torno a esta neurodivergencia y promover un entorno de trabajo que facilite la incorporación de este colectivo, aproveche sus fortalezas y entienda las barreras que afrontan.

Mucho se ha escrito sobre las diferencias generacionales y sobre la manera de catalogar a la población en función del año de nacimiento. Lo cierto es que no hay exactitud ni oficialidad en los años concretos de inicio y fin de cada una de las generaciones y depende de qué demógrafos o investigadores se consulten, varían los años que engloban cada una de ellas.

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Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las personas con discapacidad son la mayor minoría del mundo. Se estima que esta cifra alcanza 1.300 millones de personas  (el 16% de la población mundial), llegando a un 35% en personas de más de 60 años. La inclusión y la accesibilidad van de la mano, ya que las personas con discapacidad necesitan que los productos y servicios sean accesibles para poder utilizarlos en igualdad de condiciones que el resto de personas.

El término diversidad funcional es un término que hace referencia a que todos tenemos diferentes niveles de funcionamiento y reivindica la diferencia como algo positivo. Esta no tiene, por ahora, un impacto legal pero sí sirve para cambiar la conciencia colectiva y la visión peyorativa sobre la discapacidad y poner así la atención en las capacidades de todas y cada una de las personas.

Una cultura inclusiva, que no distinga etnia, género, capacidades o situación socioeconómica, requiere de la protección de los espacios públicos, la promoción del arte y la participación de todas las personas en la vida cultural. Solo así quedará garantizado este derecho humano universal.