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Ocho especies de animales perdidas que han sido reencontradas

En los últimos años se han redescubierto muchas especies que se creían desaparecidas para siempre. Es el llamado ‘efecto Lázaro’. Investigadores con presencia en más de 50 países han vuelto a encontrar ocho de las 25 más buscadas, entre ellas un pájaro neozelandés y un pez colombiano. Una buena noticia para la sostenibilidad del mundo.

Ocho especies de animales perdidas que han sido reencontradas

El año 1895 fue la última vez que alguien vio al ratón de Gould. Alrededor de 125 años después, Emily Roycroft, de la Universidad Nacional de Australia en Canberra, y sus colegas se propusieron observar la diversidad genética de los roedores australianos extintos. En 2021 descubrieron que el ratón que pensaban que se había extinguido, en realidad no lo estaba. Tomaron muestras de ADN de especímenes extintos de roedores australianos de colecciones de museos, los compararon con parientes vivos y descubrieron que lo que pensaban que eran ratones Djoongari eran en realidad Gould.

Restaurar el planeta es el propósito de reencontrar a especies que se creían desaparecidas y salvaguardar aquellos animales en peligro de extinción. A través de programas como el de Re:wild. Búsqueda de especies perdidas (una organización internacional con presencia en más de 50 países), ocho nuevas especies de las más de 2.200 extraviadas que se calculan han sido ‘recuperadas’.

La organización tenía una lista con 25 de las más buscadas de la que ya han conseguido volver a localizar estas:

  • Bagre gordo (Colombia). El único siluro de agua dulce del mundo con anillos de tejido graso envolviendo su cuerpo. Perdido desde 1957.
  • Ratón de Togo (Togo y Ghana). Pequeño mamífero que vive en el suelo y es amante de los insectos, conocido localmente como Yefuli. Perdido desde 1890.
  • Jutía enana (Cuba). Un roedor parecido a un conejillo de indias que pudo haber dejado algunas heces sospechosas para los investigadores que lo buscaban. Perdido desde 1937.
  • Kōkako de la Isla Sur (Nueva Zelanda). Un pájaro con una llamada inquietante que a menudo se compara con el sonido de una flauta o las notas de un órgano. Perdido desde 2007.
  • Salamandra ciega de Blanco (EE. UU.). Una salamandra ciega que vive en acuíferos subterráneos en el condado de Hays, en Texas. Perdida desde 1951.
  • Araña de la trampilla de Fagilde (Portugal). Una araña escurridiza que construye trampas horizontales y baila para conseguir atraer al sexo opuesto. Perdida desde 1931.
  • Hongo puma grande (Sudamérica). Aunque no es muy grande, este hongo tiene un nombre científico muy interesante (Austroomphaliaster nahuelbutensis) y puede representar su propio género. Perdido desde 1988.
  • Acebo de Pernambuco (Brasil). Una misteriosa especie de árbol que ha eludido a los científicos durante casi dos siglos. Perdida desde 1838.

Pero estos no son los únicos casos que se conocen. En 2015, una expedición de arqueólogos a cargo de la organización Conservación Internacional, con el apoyo del gobierno de Honduras, se encontró con algo completamente inesperado en la selva de la Mosquitia. Descubrieron los restos de la Ciudad del Dios Mono, un lugar perdido repleto de animales desconocidos y de especies que se creían desaparecidas para siempre. Se encontraron con un ecosistema único, lleno de vida. Buscaban los restos arqueológicos de la mítica Ciudad Blanca, cuyos vestigios fueron un día una de las localidades más prósperas de Honduras, pero lo que hallaron fue mucho más allá de lo que podían imaginar.  Uno de los grandes descubrimientos fue la aparición del escarabajo tigre, una especie que se creía completamente desaparecida. También el murciélago de cara pálida, la falsa serpiente coral de árbol o el pecarí de labio blanco, tres especies que llevaban sin verse en el país centroamericano desde hacía más de medio siglo.

En 2019 y en el continente africano también se ha redescubierto otro murciélago. Es el caso del Rhinolophus hilli, un quiróptero que no se había avistado en los últimos cuarenta años y que acaba de reaparecer en una selva de Ruanda. Responsables de la organización Bat Conservation International (BCI), con sede en Texas (EE. UU.), han explicado recientemente que una expedición que trabajaba ese año en el Parque Nacional Nyungwe logró localizar dos ejemplares y capturarlos para su estudio. “Supimos de inmediato que esos murciélagos eran inusuales. Los conocidos como murciélagos de herradura se distinguen fácilmente de otros por su forma de herradura característica y las aletas de piel en sus narices”, explicó Winifried Frick, directora de la investigación de BCI. Después de hacer todas las comprobaciones científicas, los dos murciélagos fueron devueltos al entorno natural donde fueron encontrados.

Ocho especies de animales perdidas que han sido reencontradas

El efecto Lázaro es el nombre con el que se denomina a estos descubrimientos de especies que se creyeron desaparecidas por décadas e incluso siglos y que son encontradas nuevamente. El término fue acuñado en 1983 por los paleontólogos Karl Flessa y David Jablonski, quienes definieron el concepto de Lazarus Taxon para describir el fenómeno de toparse con una especie considerada como extinta. El nombre es una referencia al personaje bíblico de Lázaro de Betania a quien, según el evangelio de Juan, Jesús de Nazaret resucitó de entre los muertos.

Uno de los ejemplos más paradigmáticos es el del celacanto. Este pez prehistórico se creía extinto desde hace 65 millones de años, pero fue redescubierto en 1938. Los últimos individuos encontrados se han avistado en la costa sureste de África, cerca de Madagascar, y en algunos puntos de Indonesia. Lo mismo ocurrió con la tortuga gigante de Fernandina, hallada en las islas Galápagos. El último ejemplar conocido murió en 1906. Sin embargo, un nuevo ejemplar fue descubierto en las islas a principios de 2019.

'Podcast': La biodiversidad: Un reto para el futuro sostenible

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El Potorú de Gilbert (Potorous gilbertii) es uno de los mamíferos más raros del mundo. ​ Actualmente la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) lo clasifica dentro de la categoría de especie en peligro crítico de extinción. A principios del siglo XX, la especie era tan rara que se creía extinta, y parecía correr la misma suerte que su pariente del desierto, el Potorú de cara ancha (Potorous platyops). Sorprendentemente, fue redescubierto en Australia en 1994. La diminuta población superviviente cuenta ahora con 30-40 animales.

Según la UICN, más de 40.000 especies están en peligro de extinción, en esa lista aparecen nombres como el petrel de las Bermudas, la rata de roca laosiana, el solenodonte cubano, el monito del Monte o el murciélago de la fruta de Bulmer. Pero, afortunadamente, el trabajo de cientos de investigadores está consiguiendo hacer importantes redescubrimientos de muchas de ellas. Consuela saber que aún quedan sitios en el planeta que son inexpugnables donde viven especies que pensábamos que habían desaparecido.