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¿Qué es la pobreza estructural y por qué persiste en la sociedad?

La pobreza estructural es aquella que persiste debido a las condiciones sociales, económicas y políticas que vive una comunidad. Las bolsas de infravivienda y exclusión social serían un ejemplo. Allí conviven problemas de salud, alimentación, adicciones, seguridad o baja calidad del empleo. La solución requiere un plan integral donde colaboren los sectores privado, público y social.

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La pobreza estructural es una forma de pobreza persistente y crónica, muy difícil de romper, que afecta a determinados grupos dentro de una sociedad. Es la definición que apunta Elena Martínez García, subdirectora de CODESPA, ONG para el desarrollo que funciona desde 1985.

Según datos del Banco Mundial, casi 700 millones de habitantes del planeta viven con menos de 2,15 dólares al día, lo que refleja la persistencia de la pobreza extrema en diversas regiones. “La evolución de las bolsas de pobreza varía según la región y las políticas implementadas para abordarlas”, ahonda Martínez García.

¿Qué son las bolsas de pobreza?

Qué es y cómo funciona la pobreza estructural se entiende muy bien visitando una de sus representaciones más extremas: las bolsas de pobreza. Son áreas en las que se concentra un alto índice de pobreza y exclusión social, como la define Martínez García. Suelen caracterizarse por una falta de acceso a servicios básicos, educación de calidad y oportunidades laborales, y se convierten en caldo de cultivo para problemas de salud, alimentación, adicciones, seguridad y precariedad laboral.

¿Qué es la pobreza estructural y por qué persiste en la sociedad?

Un ejemplo de bolsa de pobreza lo encontramos a unos ocho minutos en coche del centro de Huaral, ciudad del departamento de Lima (Perú). Allí se alzan unos asentamientos en los que viven alrededor de 12.000 personas, en su mayoría migrantes procedentes del centro del país. Los hombres se emplean como transportistas o jornaleros en el campo o en la construcción, y ganan unos 50 o 60 soles (unos 15 euros) al día; las mujeres atienden las casas y a los hijos. Hay viviendas de ladrillo pero otras están construidas con lonas y madera. La neblina y el frío aumentan la incidencia de enfermedades, especialmente en menores con desnutrición. También existen problemas de acceso a la educación. “Son necesidades muy básicas que no están cubiertas y se afectan las unas a las otras, creando un círculo de pobreza”, resume Verónika Coahíla, responsable del proyecto Huaral Emprende en CODESPA Perú.

“Sin embargo, la pobreza estructural no se limita a países en vías de desarrollo, también está presente en naciones desarrolladas, evidenciando que se trata de un problema global”, advierte la subdirectora de CODESPA.

Ejemplos de pobreza estructural en América Latina, EE. UU. y Europa

Un análisis del Banco de la Reserva Federal de San Francisco establece una relación directa entre pobreza y suburbios en EE. UU. De acuerdo con sus conclusiones, más del 60 % del millón y medio de personas que cayó por debajo de la línea de la pobreza entre 2019 y 2022 vivía en suburbios. En esos cuatro años, la población pobre en los principales suburbios metropolitanos creció tres veces más rápido que en las principales ciudades (6 % frente al 2 %). Y más aún, las principales áreas metropolitanas del oeste (Ogden, Utah y San Francisco), sur (Washington, D.C. y Houston) y medio oeste (St. Louis y Minneapolis-Saint Paul) registraron aumentos porcentuales de dos dígitos en sus poblaciones pobres suburbanas durante este período.

En España viven en pobreza severa 4,3 millones de personas, un 28 % más que antes de la crisis financiera de 2008 y de la pandemia de la covid-19, según el avance de los resultados de la sexta Encuesta sobre Integración y Necesidades Sociales de la Fundación Foessa. 

A unos 14 kilómetros al este del centro de su capital, Madrid, se extiende una bolsa de pobreza estructural especialmente grave: la Cañada Real Galiana. Este es el asentamiento informal más grande de Europa, según recoge un diagnóstico de los usos y necesidades energéticas de su población elaborado por investigadores de la Universidad Carlos III. Su último censo, realizado entre 2014 y 2016, habla de 7.200 habitantes, aunque la población ha ido cambiando posteriormente.

¿Qué es la pobreza estructural y por qué persiste en la sociedad?

Si nos trasladamos a América Latina, La Magdalena y Tláhuac, en Ciudad de México, suman más de 45 asentamientos irregulares, con casi 10.000 viviendas, según un estudio del Congreso de la Ciudad de México. A juicio de sus autores, la solución pasa por un abordaje integral que tenga en cuenta, entre otros aspectos, el ordenamiento urbanístico y las políticas públicas de vivienda, atención a colectivos vulnerables, formación y promoción laboral. En opinión de Martínez García, luchar contra la lacra de la pobreza estructural requiere la colaboración del sector privado, público y social.

Soluciones a la pobreza estructural: educación financiera y emprendimiento

Las administraciones locales atienden algunas necesidades básicas de los habitantes de Huaral, como salud y educación, pero no existe un apoyo estructurado para el desarrollo de estas comunidades, según lamenta Coahíla. La educación financiera y el emprendimiento han sido los primeros hilos de los que ha tirado CODESPA para tratar de desenmarañar tan complejo y multifactorial ovillo. “Muchos habitantes carecían de conocimientos sobre gestión de ingresos y ahorros, por lo que desarrollamos programas de capacitación en finanzas personales”, comenta.

El programa Desafío Emprendedor ha promovido, por su parte, la creación de nuevos negocios que responden a necesidades locales: venta de alimentos, crianza de animales para autoconsumo y comercio, confección de productos textiles. En paralelo, la organización trabaja en un proyecto de acceso y potabilización de agua.

Coahíla observa cómo los grupos de productores y artesanos de Huaral, organizados en cooperativas, han comenzado a obtener más reconocimiento y participación en ferias comerciales, lo que ha fortalecido su presencia en la economía local. La población ha mejorado su capacidad de generación de ingresos y su autonomía económica, y eso es algo que resulta beneficioso para todos.

Como advierte Martínez García, “la pobreza estructural conlleva un retroceso de toda la sociedad: las empresas encuentran dificultades para vender sus productos y el sector público ha de aumentar sus presupuestos para destinarlos a programas sociales y subsidios”.