Vídeo | El cubo de Rubik: el éxito del juguete que marcó a la sociedad de los 80

Hace casi 50 años Erno Rubik proponía al mundo el reto de ordenar un cubo dividido en piezas de colores mediante movimientos sencillos: arriba, abajo y a los lados. Se trata de una tarea aparentemente sencilla, pero que, en realidad, requiere que el jugador utilice su mente a la vez que manipula un objeto con el fin de descifrar un enigma con más de 43 quintillones de combinaciones posibles. 

Su creador, que además es arquitecto y profesor, es un apasionado de crear sus propios juguetes “el mundo está lleno de objetos que se pueden transformar”, afirma. Durante años trabajó en su mayor éxito, una pieza que se moviera de muchas formas, que no pudiera desmontarse y que, además, solo hubiera una configuración correcta, cuando el cubo está ordenado.

Le llevó 3 años conseguir el producto final y llevarlo a las tiendas. Pasados tres años ya estaba presente en muchos hogares de toda Hungría y, poco después, cruzaba el telón de acero y se distribuía por todo occidente. Un hecho que marcó un hito social en aquella época pero que aún perdura en el tiempo.

Se trata de un juguete eterno en todos los sentidos. La cantidad de combinaciones y lo difícil que es encontrar su patrón lo convierte en un juego infinito. Pero también lo es por lo que representa a las nuevas generaciones que llegan, “es una novedad para cada una de ellas”, como si fuera un juguete inmortal, que nunca pasa de moda. 

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