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Información corporativa Act. 31 may 2018

El volumen de negocio bancario

La actividad principal de un banco es la intermediación financiera. Consiste en utilizar los recursos procedentes de clientes (pasivo) para ofrecer financiación a éstos u otros clientes del banco (activo).  Al analizar el balance de un banco, es fundamental, por tanto, estar familiarizado con las líneas ligadas directamente con clientes.

volumen

En el vídeo titulado “¿Cómo es el balance de un banco?” explicamos, a grandes rasgos, la estructura del balance de una entidad financiera. Hacemos referencia a las partidas que componen el activo (encaje, activo rentable y activo no rentable), el pasivo y el patrimonio neto.

Si tenemos en cuenta que la actividad principal de un banco es la intermediación financiera (es decir, captar dinero de los ahorradores y prestárselo a aquellos que lo solicitan), a la hora de realizar un análisis del balance de una entidad financiera, es clave poner en relación los recursos gestionados por la entidad procedentes de clientes y el crédito concedido a esos u otros clientes. Es lo que se conoce como volumen de negocio bancario.

En este artículo vamos a contar de forma resumida qué contienen ambas partidas.

Créditos a la clientela

Los préstamos y anticipos a la clientela son el importe total de créditos concedidos a sus clientes y que están pendientes de amortizar. Cuando se habla de la cifra a nivel bruto, hay que tener en cuenta que está incluyendo los créditos dudosos, es decir, aquellos con más de 90 días de retraso en el pago desde la fecha de vencimiento, y los fondos de insolvencias (que cubren las pérdidas estimadas asociadas a dichos préstamos y anticipos a la clientela). La cifra neta se calcula restando de los créditos brutos estos fondos  de insolvencias.

Normalmente en la inversión crediticia se distinguen tres tipos:

  • créditos a las administraciones públicas (en un banco español equivaldría a la financiación concedida a ayuntamientos, comunidades autónomas y el propio estado).
  • créditos con garantía real, en los que el prestatario ofrece como garantía de pago una vivienda o un derecho concreto (el ejemplo más habitual es la hipoteca.
  • y otros créditos al sector privado que incluyen préstamos para la financiación de las familias (por ejemplo créditos al consumo) y los concedidos a actividades productivas o empresas. En aquellos bancos cuya presencia internacional es relevante, cabe distinguir entre créditos concedidos a residentes en el país donde la entidad está domiciliada y los concedidos a no residentes.

Recursos de clientes

Por lo que respecta a los recursos de clientes es fundamental distinguir entre los depósitos de la clientela y los recursos fuera de balance (básicamente fondos de inversión, pensiones, y carteras de clientes).

Los primeros son los fondos que recibe el banco por lo que estrictamente se entiende que es su actividad principal. En esta partida habría que distinguir entre cuentas corrientes y de ahorro (conocidas comúnmente como depósitos a la vista) que se asimilan al efectivo, ya que es el depositante el que decide en qué momento quiere cancelarlos, y las imposiciones a plazo, que tienen una fecha de vencimiento fijada.

Los recursos fuera de balance son fondos que reciben los bancos y que no proceden de su actividad principal, pero que son contratados por la clientela. No se pueden utilizar para la concesión de préstamos pero hoy en día resultan imprescindibles en la estructura financiera de una entidad. No se entiende un negocio bancario que no incluya este tipo de productos como complemento a los tradicionales depósitos.

Los recursos fuera de balance más comunes son los fondos de inversión (instituciones de inversión colectiva que aglutinan fondos de distintos inversores para invertirlos en diferentes instrumentos financieros) y los planes de pensiones (programas de ahorro privado dirigidos a percibir rentas por jubilación, incapacidad o fallecimiento). Normalmente estos recursos son gestionados a través de sociedades sin personalidad jurídica que están integradas dentro de la estructura de la entidad financiera en cuestión.