Emprendedores: cómo prepararse para una ronda de financiación

Una ronda de financiación es un proceso mediante el cual una empresa consigue la cantidad que necesita, a través de inversores, que entrarán como nuevos socios al adquirir una parte del capital social de la compañía.
Entrar en una ronda de financiación es uno de los grandes retos para los emprendedores y salir airoso de ella, un trampolín para conseguir los objetivos que se persigan. Sin embargo, antes de acceder a una de ellas, hay que prepararse y tener en cuenta estos conceptos.
Tipos de rondas de financiación
El emprendedor que quiera darse a conocer a los futuros inversores, tendrá que revisar muy a fondo las necesidades de su empresa y establecer un plan que le sirva de guía de actuación. Cada proyecto es distinto y los motivos por los que es necesario solicitar financiación pueden ser muy variados: desde la búsqueda de capital semilla para arrancar, hasta la necesidad de encontrar inversión en la fase de crecimiento o de internacionalización. Por este motivo existen diferentes tipos de rondas de financiación:
- Ronda de financiación A: se refiere al primer contacto de una start-up con una ronda de financiación que puede ser a través de inversores externos con mucho capital o algún grupo de inversión privado.
- Ronda de financiación B: son rondas a las que entran las empresas cuando ya son rentables y y aumentar sus beneficios.
Cada nueva ronda de financiación se nombra con la siguiente letra del abecedario, por eso se habla de “serie C”, “serie D”, etc.
Cómo preparar una ronda de financiación
- Documentación a punto:
Antes de empezar, conviene estudiar a fondo los problemas o retos a los que se enfrenta la empresa. En esa revisión, los números son esenciales por lo que hay que revisar costos, flujo de efectivo, estados financieros, objetivos de ventas y valuación, además de los aspectos legales relacionados con la empresa (contratos, permisos…). Además, hay que analizar a fondo los requisitos que pueden solicitarse en la ronda de financiación (‘due dilligence’, garantías…), siendo muy meticulosos con la documentación que sea necesaria.
- Elegir a los inversores
En el mercado existen especializados en todo tipo de sectores y modelos de negocio. Hay varias opciones y no todas tienen por qué ser las más adecuadas. ¿Cuál es la solución? Dirigirse a aquella que más se acomode a los intereses de la empresa, en vez de llamar a todas las puertas con el peligro de dar paso a un inversor que no sea el más conveniente.
- Preparar el pacto
Tener muy claro el pacto de socios es un paso previo importante antes de entrar en una ronda de financiación. En este documento, que puede realizarse con un abogado ante notario, debe aparecer todo lo que tenga que ver con el modo de gestionar y organizar la marcha de la sociedad, con especial hincapié en las relaciones de los socios (toma de decisiones, responsabilidades, reparto de beneficios…).
En el caso de que los inversores quieran imponer sus condiciones, las cláusulas se pueden negociar para que se ajusten correctamente a los intereses de todo el mundo e incluso, si fuera necesario, buscar asesoramiento para que la inversión y el pacto que se establezca entre los socios sea satisfactorio para todos.
- Una presentación clara
Para la primera reunión con los inversores, es necesario preparar una presentación del modelo de negocio, que puede estar apoyada por recursos gráficos. De esta forma, los inversores podrán conocer, de una forma clara, qué es y en qué consiste la compañía y preguntar las dudas que les vayan surgiendo.
Para las siguientes reuniones, es fundamental ofrecer una documentación más detallada y profunda donde se explique el presupuesto necesario, el estado de las cuentas, el modelo de negocio, el estudio de mercado, etc. ya que los inversores vendrán con una batería de preguntas para conocer más a fondo la empresa y querrán que se les informe al detalle. Cuanto más documentado esté cada aspecto de la compañía, menos dudas y más confianza tendrán los inversores.
Lleva a buen puerto una ronda de financiación es una tarea lenta y exigente. Hay que tener paciencia, estar bien preparado y dedicarle el tiempo que sea necesario. Sin embargo, alcanzar al resultado deseado es una garantía de crecimiento para la empresa por lo que el viaje vale la pena.