Cómo afecta la guerra en Ucrania al abastecimiento de cereales y otros alimentos en España

El sector agroalimentario europeo está sufriendo duramente el ataque de Rusia a Ucrania. Este último es uno de los principales exportadores de maíz, girasol, harina de trigo y aceite de girasol a España, por lo que la paralización de sus ventas al exterior ha impactado en las cotizaciones internacionales de materias primas destinadas a la alimentación animal.

El primer ministro ucraniano, Denys Shmyhal, anunció el domingo 6 de marzo que el país restringiría el número de exportaciones de productos y materias primas para que Ucrania tenga acceso a lo que necesita. Además, el Ejecutivo ucraniano publicó una orden mediante la que se suspendía la cuota de exportación de carne, trigo o avena y se sujeta a licencia el comercio exterior de productos como los huevos o el aceite de girasol.

“En relación con España, la dependencia de las importaciones maíz o aceite de girasol son fundamentales. Hay que tener en cuenta que son elementos que vemos presentes en muchos alimentos. Por ejemplo, el problema del aceite va a impactar en las conservas, en que aumente el consumo de aceite de oliva y, por tanto, también aumente su precio”, explica Juan Vázquez Rojo, investigador en Economía Europea y Economía Política de la Universidad Camilo José Cela

Según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, España importa de Ucrania anualmente una media de 2,7 millones de toneladas de maíz, el 22 % de las importaciones españolas, y es el segundo proveedor después de Brasil. También importa 233.000 de toneladas de torta de girasol, que suponen el 68 % de las importaciones que España realiza de este producto, así como aproximadamente 500.000 de toneladas de aceite de girasol.

La cancelación total de estas importaciones y el aumento de los precios de estas materias primas están provocando ya situaciones de tensión en los abastecimientos puesto que los flujos de suministros se han interrumpido. El precio del maíz, por ejemplo, ha subido hasta un 40%. Tanto el Gobierno como las asociaciones de comerciantes de cereales tratan de buscar soluciones. De momento, en España el abastecimiento está garantizado hasta mayo o junio, pero las existencias son inferiores a las habituales de estas fechas.

Importar de Argentina, Brasil o EE. UU.

Hace unas semanas ambos pedían a la UE una flexibilización de las medidas de la Política Agrícola Común para que se pudiera incrementar la producción de cereales en España y otros países comunitarios. También de las medidas para facilitar la compra de cereales de Argentina, para los que existen restricciones (por su contenido en algunos residuos de productos fitosanitarios) o la importación de maíz y soja genéticamente modificados desde EE. UU. o Brasil, previo control de la Agencia de Seguridad Alimentaria. Desde la primera semana de abril se permite utilizar hasta 700.000 hectáreas más de tierra en barbecho para cultivar cereal y girasol gracias a una iniciativa del Ministerio de Agricultura autorizada por la Unión Europea. A esta medida se ha añadido otra que suaviza de forma temporal los requisitos fitosanitarios para la importación de cereales desde Argentina y Brasil.

Al mismo tiempo, la Comisión Europea ha publicado un informe sobre perspectivas agrícolas a corto plazo en el que asegura que la disponibilidad de alimentos, piensos y fertilizantes no es una preocupación primordial en la UE con respecto a este año y a la próxima campaña, antes de que comience la cosecha del verano de 2023.

El riesgo de la subida de costes y la escasez

El sector agrícola y ganadero español será uno de los más afectados, ya que los cereales que se importan de Ucrania son para consumo animal en un gran porcentaje. La cesta de la compra se ha encarecido y hace unas semanas vimos escasez de algún producto, aunque debido sobre todo al conflicto con los transportistas.

En estos momentos solo cabe esperar el desarrollo de los acontecimientos bélicos para ver si el desabastecimiento se acabará convirtiendo en un problema para la población o no a largo plazo.