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Cuando el cultivo de setas se convierte en un proyecto sostenible y de integración social

En las profundidades de la cordillera prelitoral catalana, en el Montseny, donde la tierra nutre y el silencio habla, se encuentra Bolet Ben Fet, una empresa que ha transformado la producción de setas en una misión social y ambiental. Fundada en 2008, esta iniciativa ha tejido la inclusión de personas con discapacidad en la labor de la agricultura sostenible, dando ejemplo de cómo la integración laboral y la responsabilidad ecológica pueden florecer juntas y dar lugar a proyectos viables. De hecho, la labor social de esta empresa catalana y su motivación por hacer las cosas diferente les permitió alzarse uno de los diez premios a Mejores Productores Sostenibles de 2023.

La historia de Bolet Ben Fet comenzó con la visión de su fundador hace 26 años, Carles Díaz, biólogo de profesión, cuya ambición por ser agricultor y curiosidad por el mundo de la micología dieron lugar a una idea con un propósito mucho mayor. Carles, conocedor del modelo de producción agrícola, identificó que en ese escenario de grandes excedentes y granjas industriales no tenía oportunidad de competir. Por ello, decidió apostar por el cultivo de hongos exóticos que, por aquel entonces, eran poco comunes en España y, al mismo tiempo, le permitían entrar en el sector combatiendo justo eso que tenía tan identificado: los excedentes de la agricultura industrial y los altos precios a través de un producto más exclusivo. “¿Y por qué las setas? Porque, además de todo esto, las setas tienen el valor añadido de dar un plus a los platos, de hacer que estos tengan mejor sabor. Además de las propiedades medicinales que estas tienen”, cuenta Carles.

Una vez fundamentada la idea, faltaba el terreno para poner en marcha el proyecto. Es en este punto cuando tiene lugar “uno de los encuentros más maravillosos del proyecto”, la colaboración con el Grupo Cooperativo TEB en 2008. Esta organización, especializada en la inclusión de personas con discapacidad intelectual, disponía por aquel entonces de un terreno que cumplía todos los requisitos esenciales para el cultivo de setas y, a partir de ahí, la idea fue clara: utilizar la agricultura, específicamente el cultivo de setas exóticas e innovadoras, como medio para ofrecer oportunidades laborales significativas a personas con discapacidad.

Actualmente, Bolet Ben Fet está formado por un equipo de trece personas, de las cuales seis tienen alguna discapacidad, ya sea intelectual o física. La selección de este personal se realiza a través del propio grupo cooperativo –el cual centraliza la gestión tanto de recursos humanos como de administración–, y desde donde siempre se trata de dar esa oportunidad a estas personas para potenciar sus habilidades, brindarles un escenario en el que aprender cosas nuevas y poder ser partícipes de un plan cuyo impacto es tangible.

En la granja, la convivencia y el trabajo en equipo trascienden la mera producción agrícola. Carles define al equipo como una “pequeña familia” en la que se buscan los momentos de encuentro para poder disfrutar los unos de los otros. “Hemos instalado un salón comedor para poder desayunar y comer juntos todos los días. Aprovechamos ese rato para conocernos más, ver cómo nos sentimos y poder reír. Esto además es clave para ir todos a una ", detalla el agricultor.

Aunque los hongos sean el producto resultante de este proyecto, “esto va mucho más allá que el mero hecho de producir setas”, tal y como dice Carles. Bolet Ben Fet tiene una misión clara: conseguir trabajos remunerados en los que personas con diversidad funcional puedan trabajar felices y, en este caso, el cultivo de setas es solo el medio.

Carles destaca el potencial de la agricultura desde diferentes puntos además del empleador para estas personas, ya que es muy gratificante a nivel personal el poder ver cómo crece algo en lo que has estado involucrado y en lo que se ha puesto ilusión. “Estas personas tienen la oportunidad de formar parte de un proceso en el que a veces las cosas se pueden hacer diferente y en el que además se estimulan tanto física como psicológicamente. Pueden pensar, pueden sugerir, pueden ver el fruto de su trabajo y, cuando una cosecha va bien, la emoción de todos es increíble”.

La confianza común en un fin mayor, clave para afrontar los desafíos

El viaje de Bolet Ben Fet no ha estado exento de retos. En sus primeros años y tras los cambios que hubo que asumir al fusionarse con el Grupo Cooperativo TEB -como la adaptación de la granja y del trabajo a personas con características especiales-, la empresa enfrentó dificultades económicas, un escenario que en algún momento tambaleó la viabilidad del proyecto.

Fue entonces cuando la empresa se presentó en el año 2012 al proyecto BBVA Momentum en colaboración con ESADE, una iniciativa de la entidad que ofrecía una auditoría completa y plan de negocio en base a las circunstancias de la empresa. “Nos presentamos y fuimos seleccionados y, la verdad, su apoyo fue crucial para poder continuar haciendo lo que hacemos. Además del apoyo incondicional y financiero que el TEB siempre ha puesto en nosotros, ambas han marcado la diferencia en la trayectoria de Bolet Ben Fet”, recuerda el agricultor.

Carles destaca este hito como algo crucial en la historia de la empresa, ya que tuvieron la oportunidad de tener una hoja de ruta delante con la seguridad y el respaldo de instituciones de confianza de que el proyecto era viable. Además, destaca que, años después, han conseguido alcanzar los números que por aquel entonces marcó la auditoría, consiguiendo ser una empresa sostenible tanto a nivel medioambiental como financiero.

Con paciencia y cariño, todo sabe mejor

El parque Natural del Montseny es la fuente principal de materias primas de Bolet Ben Fet, ya que todas las involucradas en el proceso de producción de las setas provienen de sus bosques. La granja sigue un meticuloso proceso que comienza con la preparación del sustrato, el cual está elaborado a base de una mezcla de cereal ecológico y maderas duras de árboles del parque natural como el castaño, el roble o la encina, materiales que además proceden del excedente de los productores forestales de la zona. Posteriormente, a este sustrato se le expone a unas condiciones de humedad concretas y se procede a su esterilización en autoclave a 120ºC. Tras una serie de meses en dichas salas en las que el hongo “come y se hace fuerte”, este se pasa a las salas que el equipo denomina “salas de otoño”, en las que las condiciones climáticas son diferentes y la seta, florece. “Confiamos en un proceso natural y sin prisas, nuestro día a día básicamente es mover sacos, preparar sustratos y recoger setas”, comenta.

La producción de Bolet Ben Fet, que contempla algunas variedades como la seta de castañar o maitake -en la que fueron pioneros en su producción a nivel europeo- y la melena de león, está certificada como ecológica, ya que no se utiliza ningún tipo de pesticida y es responsable con el medioambiente. Además, este ciclo productivo también promueve una economía circular, valorizando los residuos forestales y generando un compost con el excedente que se devuelve al ecosistema local.

A nivel energético, muchas de las instalaciones que conforman la granja se sustentan con energías renovables, persiguiendo así el objetivo reducir al máximo posible el impacto medioambiental. Actualmente Bolet Ben Fet tiene ubicadas las salas de cultivo bajo tierra, encontrando así unas condiciones climáticas más óptimas que no requieren tanta climatización. Asimismo, cuentan con una caldera de biomasa que, entre otras cosas, ayuda a la esterilización del sustrato, así como sistemas de aerotermia que han permitido reducir el consumo de energía considerablemente.

Innovación al servicio de las setas

Uno de los sellos de identidad de Bolet Ben Fet es su constante búsqueda por la innovación, tanto en el cultivo de setas gourmet, como en la exploración sobre la recuperación de especies locales que les permitan mantenerse a la vanguardia del mercado, lo que Carles define como “clave” en un sector en el que cada vez hay más competidores. “Al final intentamos ser disruptores al intentar ofrecer cosas nuevas o que no se han hecho antes. Además, si estos planes de hacer cosas nuevas diferentes funcionan y gustan, esto se traduce en más trabajo, lo que significa tener la oportunidad de incorporar a más personas con discapacidad al proyecto y seguir sumando al fin último del porqué hacemos setas”.

Gracias a ese germen innovador, a Bolet Ben Fet se le concedió en 2018 una ayuda –impulsada por la Asociación Europea para la innovación en materia de productividad y sostenibilidad agrícolas en colaboración con la Generalitat de Cataluña–, la cual permitió a la empresa contratar unos centros de investigación para identificar o encontrar aquellas setas con las que probar suerte. Gracias a los resultados de esa investigación, pudieron aprender a adaptar ciertos espacios y cómo llevar a cabo el cultivo de especies nuevas que han funcionado muy bien, como la variedad corazón de bosque. “Es súper gratificante ver que esto funciona y que, en cierta manera, podemos decir que vamos una seta por delante”, destaca orgulloso el productor.

Mejores Productores Sostenibles de España de 2023

La historia de Bolet Ben Fet es un testimonio de cómo la integración social y la sostenibilidad pueden coexistir armoniosamente en el mundo empresarial. A través de su compromiso con la inclusión y el medioambiente, esta empresa no solo produce setas gourmet, sino que también cultiva un futuro más inclusivo y justo.

Todo el conjunto de acciones llevadas a cabo por Bolet Ben Fet les llevó a ser galardonados en la IV edición de los Premios BBVA a los Mejores Productores Sostenibles en 2023. Premio que, además de motivar y enorgullecer a todo el equipo, ha conseguido darles “un empujón de visibilidad”, tal y como indica el propio Carles, además de reforzar su credibilidad de cara a todos sus clientes. A través del premio y gracias a la calidad gourmet de las setas de Bolet Ben Fet, estas también han sido incluidas en una receta de los hermanos Roca de una milanesa de ternera con salsa de tomate y setas, explotando todo el potencial del sabor de la tierra de estos hongos cultivados en el Parque Natural del Montseny.

Carles añade “si tuviese que animar a otro productor a presentarse a los premios le diría que, sí tiene un producto en el que confía y el cual elabora con cariño, esto solo te va a ayudar, te va a dar credibilidad y además, seguro que refuerza los ánimos de tu equipo”.