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La digitalización del comercio exterior, un proceso progresivo y necesario

La necesidad de hacer más eficientes las cadenas de suministros comerciales y los flujos financieros inherentes a las mismas a través de procesos digitales ha sido una constante durante los últimos 15 años; con la pandemia de la Covid-19, esa necesidad ha cobrado mayor relevancia si cabe.

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La digitalización (‘digitisation’ en su acepción inglesa) aporta a corto plazo ventajas relacionadas con el traspaso de datos, documentos y procesos de un entorno analógico a otro digital. Los procesos tan sencillos como el de escaneo, la conversión de informes en papel a digitales, llamadas telefónicas en las que se transforma el sonido físico en un archivo digital, favorecen la optimización de procesos internos y se traducen en una sustancial reducción de costes.

Por otra parte, la digitalización (‘digitalisation’ en inglés) genera oportunidades a medio y largo plazo al aprovechar las tecnologías digitales y los datos digitalizados para transformar los modelos de negocios, modificando la forma en que clientes y entidades interactúan y generando nuevos ingresos digitales.

Existe una tercera acepción: la transformación digital. Se utiliza para aludir al impacto que tiene la digitalización sobre los individuos y la cultura corporativa de una organización al introducir cambios radicales en las formas de liderazgo, y al empoderamiento que favorece la tecnología digital disponible.

En el contexto del comercio exterior, existen varias líneas de acción cuyo objetivo no es otro que dotar a este negocio de un ecosistema plenamente digital; no obstante,  no se puede decir que el ritmo de consecución y adopción sea el deseado por sus principales actores. La única certeza que existe es que dicha adopción no se producirá en forma de ‘big bang’, sino de diferentes iniciativas que se complementan unas con otras y que permiten avances sólidos.

Algunas de estas iniciativas abordan los procesos digitalizados de principio a fin; otras sólo tratan la parte más compleja del proceso tradicional, como puede ser la presentación digitalizada de los documentos en la gestión de cobro de cobranzas y cartas de crédito; y, por último, existen aquellas que pretenden dar respuesta al tratamiento de las presentaciones físicas de documentos en el seno de las entidades financieras desde una perspectiva operativa.

El comercio exterior es más rápido y seguro si es digital

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Un buen ejemplo del primer caso es la reciente entrada en producción de la plataforma de DLT Contour para la tramitación de cartas de crédito en un proceso de principio a fin. En cuanto al segundo, el ciclo de vida de una carta de crédito convencional puede llegar a ser ya hoy en día mayoritariamente digital, empezando por la solicitud y terminando por el pago de la misma. En medio queda la digitalización de la presentación de documentos físicos, requeridos principalmente para poder despachar la mercancía involucrada en la compraventa. El último ejemplo consistiría en el uso de tecnología de reconocimiento óptico de carácteres (OCR) complementada con contenidos de inteligencia artificial (IA) para el examen de los documentos en papel presentados en la utilización de una carta de crédito.

El mercado necesita reglas claras para poder avanzar en la introducción de los documentos digitales en el día a día de la operativa documentaria. En este sentido, la Cámara de Comercio Internacional, representante institucional de 45 millones de empresas en más de 100 países, ha decidido abordar los dos grandes problemas del negocio digitalizado, la estandarización y el respaldo legal. Con respecto a la primera, ha creado en Singapur la ICC Digital Trade Standards Initiative - DSI para tratar los temas relacionados con estándares e interoperabilidad de plataformas y relación con las fintech. En lo que se refiere a respaldo legal, ha establecido una hoja de ruta para impulsar que los gobiernos adopten legislaciones específicas para el negocio digital, especialmente en lo relativo a los documentos de título (conocimiento de embarque, letras de cambio y pagarés).

El proceso de digitalización ‘end-to-end’ en el negocio del comercio exterior no es sencillo, teniendo en cuenta la multitud de actores que intervienen en las transacciones y las legislaciones a las que están sujetas. Sin embargo, aún no estando exento de riesgos y retos que hay que identificar y gestionar adecuadamente, el de la digitalización es un camino sin retorno que aporta grandes oportunidades a todos los intervinientes.