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¿Qué es el modelo de Keynes o keynesiano?

El modelo de Keynes, o keynesiano, es una teoría económica enunciada en el siglo XX por un importante economista británico: John Maynard Keynes. Se trata de un economista que dedicó la mayor parte de su extensa obra a entender las crisis financieras.

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Si se han de destacar tres ideas que describan la obra de Keynes, podrían ser las siguientes:

  1. Pensaba que la política económica era la herramienta clave para sacar a un país de la crisis.
  2. Su idea era que los gobiernos debían tratar de estimular la demanda que había en la economía.
  3. La mejor manera de estimular la demanda sería utilizar la política fiscal, el déficit público.

¿Quién era John Maynard Keynes?

John Maynard Keynes nació en la ciudad británica de Cambridge, muy conocida por albergar la famosa universidad, que además fue la primera del mundo que ofertó entre sus títulos la carrera de Economía y en la que Keynes fue, primero alumno y más tarde profesor.

Keynes vivió entre los años 1883 y 1946. Dos hechos marcarán su vida en lo profesional:

  • En primer lugar, la Economía como disciplina académica se desgaja en sus primeros años de vida de la Filosofía, convirtiéndose en una disciplina autónoma.
  • En segundo lugar, la Gran Depresión que durante los años 30 vivieron muchos países y que fue una de las fuentes de los desvelos profesionales de Keynes.

Keynes elaboró una teoría sobre el comportamiento a corto plazo de la economía de un país y estudió las medidas que se debían tomar para llegar a una situación más deseable. Además, participó no solamente como teórico académico, sino como político en la Cámara de los Lores por el partido liberal en la etapa final de su vida o como participante en conferencias internacionales sobre temas económicos.

¿Cuáles son las principales ideas keynesianas?

En primer lugar, dedicó su carrera a estudiar problemas agregados, como el empleo, el paro, el consumo, la producción, el ahorro o la inversión del conjunto de un país. Entiende que estos fenómenos, y las relaciones entre ellos, se rigen por sus propias reglas, no necesariamente derivadas del estudio de cómo piensan y deciden los individuos. A Keynes lo que verdaderamente le preocupaba era qué pasaba en el corto plazo. Por ejemplo, el paro o la crisis presentes en su país. A diferencia de otros economistas, para él, el problema no era la escasez de recursos, sino el paro y la existencia de recursos sobrantes.

¿Por qué sobraban recursos en los momentos de crisis? La razón sería la demanda insuficiente para necesitar emplear todos los recursos disponibles. El paro, la existencia de trabajadores sobrantes, reflejaría una escasez no de recursos, sino de demanda de los productos que se producen con esos recursos. Un factor importante para explicar el paro sería que a los salarios les costase bajar cuando bajan los precios. Si los salarios no bajan y los precios sí, eso supondría que los trabajadores cobrarían más en términos reales, podrían comprar más cosas cobrando la misma cantidad.

Cuando el poder adquisitivo de los salarios aumenta, más gente querría trabajar y menos empresas contratar a los trabajadores, que les resultan caros. Se genera paro, lo que deprime el consumo y esa caída de la demanda hace que los precios bajen más. Entraríamos en un círculo vicioso. Por lo tanto, los salarios serían incapaces de adaptarse a las nuevas circunstancias, de modo que no hubiese más gente queriendo trabajar que empresas requiriendo contrataciones. El mercado fallaría en este aspecto.

La solución a la demanda insuficiente sería el empleo de la política económica. Los gobiernos serían los encargados de estimular la demanda. Concretamente, a través de la política fiscal (del empleo del déficit público), de la política monetaria (intentando que bajasen los tipos de interés) y de la política cambiaria (las devaluaciones o depreciaciones de la moneda). Keynes era claramente partidario de la política fiscal. Pensaba que los consumidores consumían una proporción de la renta de la que disponían (después de los impuestos). Ya que el gasto financiado con endeudamiento público no reduce la renta de la que disponen los ciudadanos, el déficit público conseguiría incrementar la demanda.

¿Keynes practicaría recortes para salir de la crisis?

Es difícil saber lo que recomendaría hoy, con todas las novedades que sus seguidores y críticos han aportado, casi siete décadas tras su muerte. Pero es altamente probable que no. Keynes incrementaría el gasto del Estado. El Estado gastaría lo que no gastan los agentes privados, porque él cree que el problema es una demanda que no llega a todo lo que somos capaces de producir. El problema son los trabajadores parados, las máquinas paradas, la importante cantidad de recursos disponibles y sin uso que se acumulan durante una crisis. Cuando el Estado gaste, por ejemplo, en obras públicas, pagará a las empresas adjudicatarias de las obras y éstas a los obreros, a sus proveedores, a quienes les han prestado dinero.

Así, los trabajadores tendrán dinero en el bolsillo para gastar, de forma que se incrementará la demanda de las empresas a las que adquieran los bienes y servicios esos trabajadores. Esas empresas funcionarán a mayor rendimiento y se creará empleo. Como cada consumidor gasta una proporción de lo que dispone, incrementa el gasto de los demás, porque su gasto será renta para otro. Ese otro consumirá también una parte de lo que le pagan. No es un proceso sin fin, porque con cada fase solamente se gasta una parte (la otra se ahorra), de forma que los incrementos adicionales son cada vez más pequeños, pero el gasto se multiplica.

De lo que se trata es de que el Estado, gastando sin retirar dinero del bolsillo de los consumidores, endeudándose, conseguirá levantar la demanda. Esa mayor demanda será la que conseguirá poner en marcha algunos de los recursos no empleados, como trabajadores en paro o máquinas paradas.

¿Cuál ha sido la influencia posterior de Keynes?

Los trabajos keynesianos originaron una importante repercusión posterior. Algunos de sus seguidores han tratado de formalizar un modelo keynesiano matemáticamente. Keynes, pese a su formación en Estadística y otros campos de las Matemáticas, no era muy partidario de la matematización de la Economía, pero sí muchos de sus seguidores. Otro línea de seguimiento del pensamiento keynesiano es la que busca fundamentar los modelos de inspiración keynesiana en el estudio de las decisiones de los individuos, en lo que se denomina Microeconomía, que hoy es la pieza clave de todo el análisis económico.

También se ha trabajado mucho en ampliar los modelos keynesianos para incluir el efecto del sector exterior, de las relaciones con otras economías; al iguan que otras investigaciones se han centrado en la relación entre inflación y desempleo y la posibilidad de elegir políticamente entre ambos. Del mismo modo que Keynes se preocupó por situaciones en las que los salarios serían incapaces de adaptarse a nuevas circunstancias, algunos economistas estudian razones y circunstancias por las que los precios de los productos podrían ser incapaces de cambiar para equilibrar la oferta y la demanda.

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Críticos al modelo

Pero no todo han sido seguidores cercanos, sino que sus planteamientos también han sido criticados. Así, se le achaca que quizá subestimó la importancia de la escasez de recursos para explicar algunas crisis económicas. Por ejemplo, si el petróleo es más caro, tenemos menos recursos para producir. Muchos han sido los escépticos sobre el papel de los gobiernos para sacar a los países de la crisis. Algunos dicen que las medidas fiscales que propone Keynes llevan su tiempo, que quizá las crisis se resuelvan antes de poder llevar adelante los estímulos fiscales.

Otros dicen que existen dificultades para planificar la política económica. Entre ellas estarían un insuficiente conocimiento de la realidad, las dificultades para tener datos fiables o la escasez de instrumentos de política económica y la abundancia de objetivos. Otros economistas señalan que hay que tener muy en cuenta las reacciones de las familias y empresas. Dicen que se forman una idea, una expectativa, de cómo les va a afectar la política que va a realizar el gobierno y actuarán en consecuencia, lo que puede desbaratar la iniciativa del gobierno.

Otra crítica importante es la de aquéllos que preguntan sobre el largo plazo. En primer lugar, el déficit podría ser insostenible a largo plazo, lo que podría causar una crisis. En segundo lugar, si los ciudadanos se forman expectativas sobre el futuro, las que tuviesen sobre el largo plazo podrían ser determinantes de lo su comportamiento hoy. Finalmente, hay quienes están muy preocupados por los factores que determinan el futuro a largo plazo de los países. En definitiva, cuáles son las fuentes del crecimiento económico.

John Maynard Keynes fue un importante economista con una extraordinaria repercusión que se traslada mucho más allá de su intensa vida académica, sino casi 70 años más tarde. Y, a buen seguro, seguirá siéndolo en el futuro. Desde el principio, tuvo seguidores y detractores, como Hayek. Mantuvo debates con economistas como Cassel. E influyó en otros economistas, como por ejemplo Sraffa. Todavía hoy, muchos economistas de inspiración keynesiana critican la austeridad. También se escriben muchos libros críticos con el keynesianismo.

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