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Trabajo,empleo y empresa Act. 01 ago 2023

¿Qué es y cómo nos afecta la estacionalidad?

La estacionalidad es la repetición de determinadas variaciones en alguna variable cada cierto período, normalmente igual o menor a un año. En períodos más amplios se suele hablar de ciclos, aunque las variaciones cíclicas no son tan frecuentes como las estacionales. Por ejemplo, cada 2 años se celebra la bienal de Venecia, cada 4 años el mundial de fútbol y cada 76 años se observa el cometa Halley.

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Normalmente, los ciclos suelen afectar menos a nuestras vidas que la estacionalidad. También se ha especulado mucho sobre la existencia de ciclos que se repiten cada cierto período de tiempo en la economía y que podrían influir mucho en nuestras vidas.

Además, estacionalidad está relacionada con la palabra estación. Una de las grandes fuentes de variación de las actividades humanas es el paso de las estaciones. Ahora estamos en pleno verano en el hemisferio norte, mientras que en el hemisferio sur están pasando el invierno. La llegada del verano afecta mucho a nuestras vidas, y también la llegada de las otras estaciones. Disponemos de más horas de luz solar y las noches son más cortas, también aumentan las temperaturas y, dependiendo del clima del lugar, también pueden variar la humedad, las precipitaciones o el viento predominante.

Todo eso hace que el verano sea la época preferida por muchas personas para coger vacaciones laborales, y también es el principal periodo de vacaciones escolares. El consumo de energía eléctrica varía mucho; se destina mucho más al aire acondicionado y disminuye el destinado al alumbrado, mientras que prácticamente desaparece el consumo de calefacción. Casi a la misma velocidad que se llenan bares, cafeterías, hoteles y restaurantes, se vacían las camas de hospital destinadas a los enfermos con enfermedades respiratorias infecciosas. Gran parte de la industria dedica un esfuerzo especial a las labores de mantenimiento,y algo menor a lo habitual a las de producción.

Cambiamos nuestros hábitos alimenticios y vestimos de forma distinta. En las tiendas de ropa en verano se venden más camisas de manga corta, bermudas o chanclas, que abrigos (que están esperando la llegada del otoño). En muchos lugares cambia el tipo de obras que se realizan, predominando las obras al aire libre frente a las de interiores. En lugares muy cálidos, las obras al aire libre tienen que buscar con preferencia las primeras y últimas horas del día. El ganado llega a los puertos de verano, mientras que las labores agrícolas cambian (empezando las de recogida). Se pesca en caladeros distintos, mientras que en los bosques se incrementa el número de efectivos dedicados a los incendios. Los medios de comunicación cambian su programación, del mismo modo que la Administración reduce su ritmo de trabajo.

Es evidente que la llegada y el paso de una determinada estación produce un impacto muy grande en la economía de un país. Se hacen cosas diferentes, cambian los patrones de trabajo de consumo, de ocio, etc. Por eso la mayoría de las variables económicas se ven afectadas por el paso de las estaciones. Además, esos cambios se producen a nivel mundial; ya que en todo el hemisferio norte se produce el verano a la vez, mientras que Oceanía y parte de África, América y Asia están teniendo otra variación estacional (en este caso la propiciada por el invierno).

Conviene tener en cuenta que la estacionalidad afecta a todo el mundo, pero no a todo el mundo por igual. Por ejemplo, en casi todo el mundo hace más calor en verano que en invierno, pero las diferencias entre el verano y el invierno en unos lugares son enormes y, en otros, relativamente pequeñas. Y de la misma manera, hay actividades más afectadas por la estacionalidad que otras. Por ejemplo, las variables relacionadas con la hostelería en lugares de playa tienen una fuerte variación estacional, en la mayoría de los destinos, mientras que en otras actividades, las variaciones son menores. Pero incluso dentro de una misma actividad se pueden producir ámbitos muy afectados por la estacionalidad y otros mucho menos afectados. Por ejemplo, en una farmacia, la venta de medicamentos puede tener una variación estacional, pero menor que la venta de cremas solares.

¿Existe la estacionalidad más allá de las variaciones producidas por las estaciones del año?

Sí, existen más tipos de estacionalidad. Por ejemplo, existen fenómenos que hacen que varíen determinados variables con otras periodicidades. Cada siete días volvemos a estar en el mismo día de la semana, lo que hace que nuestros comportamientos varíen, pero repitiéndose la misma pauta semana tras semana. Otro ejemplo semejante es el de las diferentes horas del día. La mayoría de la gente suele hacer cosas semejantes a la misma hora de diferentes días. El comienzo y el fin de mes influye en muchos cobros y pagos, lo mismo que los trimestres.

Otra cosa semejante a la estacionalidad, pero no igual, son los denominados efectos de calendario. Por ejemplo, la llegada de la Semana Santa origina que algunos patrones de comportamiento se repitan año tras año. Pero, a diferencia de la estacionalidad, los cambios no se producen a lo largo de un período fijo (como podría ser un año) sino que varían algo de año en año. Unos años es en marzo cuando se producen esos cambios y otros años es en abril.

¿Afecta la estacionalidad a las cantidades intercambiadas en los mercados?

Sí, la estacionalidad afecta mucho a las cantidades intercambiadas de bienes y servicios, pero también de trabajo y, lógicamente, también afecta al desempleo acumulado en el sector.

¿Cómo afecta la estacionalidad a los precios?

Fundamentalmente, de dos formas: a través del establecimiento de tarifas punta-valle y de las rebajas. Las tarifas punta-valle se suelen establecer cuando se produce la conjunción de una demanda afectada por la estacionalidad, con una producción no almacenable. Por ejemplo, las tarifas de los hoteles suelen ser más elevadas en las denominadas temporadas altas. Los hoteles de playa no pueden producir servicios hoteleros en época de mal tiempo para sacarlos a la venta durante el verano. Sin embargo, su demanda es fuertemente estacional, casi todo el mundo quiere acudir al hotel de playa en una misma época del año. La solución pasa por establecer unos precios más reducidos en otras épocas y más altos en verano.

En el caso de las rebajas, por ejemplo de ropa, la cuestión es distinta. Sí se puede tener a la venta todo tipo de ropa en toda época del año, porque la ropa es almacenable. Pero al consumidor le interesa comprar la ropa en una época del año, aquella en la que se va a poner, incluso un poco antes. Algunos clientes estarán dispuestos a pagar más por poder disponer de ropa veraniega y a la moda lo antes posible, y otros estarán dispuestos a esperar, incluso a segundas y posteriores rebajas. Las rebajas también se ven influidas por la moda, que también cambia de forma estacional.

Todos los años por las misma fechas se produce el cambio de temporada a la ropa veraniega (o de cualquier otra temporada), que en gran parte se parece mucho a la del año anterior. Pero también, en otra parte, existen diferencias, decimos que cambia la moda de la ropa. El comerciante de ropa sabe que una parte de la ropa que no se vende en una temporada veraniega no será vendible en la siguiente, con lo cual lo mejor será liquidar esa ropa al mejor precio posible.

Y los mercados financieros, ¿se ven afectados por la estacionalidad?

También los mercados financieros se ven afectados por la estacionalidad, sobre todo, los volúmenes de negocio. Por ejemplo, las diferentes estaciones del año, los días de la semana y las horas del día afectan al volumen de negocio. Muchas actividades se reproducen todos los días a la misma hora, como la apertura, el cierre o las horas en las que coinciden abiertos con otros mercados con los que hay diferencia horaria.

Los mercados financieros se ven también muy afectados por los vencimientos periódicos, como por ejemplo, los de derivados. Y les influye mucho la llegada, también estacional, de información. Por ejemplo, las empresas publican sus cuentas periódicamente. Muchos de los fenómenos que se producen en los mercados financieros, lo mismo que en los de materias primas, son estacionales. Una de las cosas que menos afectada se ve en los mercados financieros, por la estacionalidad, son los precios, ya que los intervinientes anticipan las expectativas.

¿Y qué es eso de los datos corregidos de estacionalidad?

Lo que nos quiere decir esa expresión es que, en esa determinada variable, se ha hecho una estimación para tratar de corregir esa fuente de variación, que es la estacionalidad. Por ejemplo, si tenemos los datos mensuales del paro, y queremos saber cómo ha evolucionado de un mes a otro, sabemos que habrá meses tradicionalmente mejores (dependiendo de los sectores) y meses tradicionalmente peores, pero eso es así año tras año.

Queremos saber qué hay de nuevo. Nos interesa saber qué tiene de especial el momento concreto que estamos analizando. La evolución de los datos corregidos de estacionalidad, al corregir esa variación que se produce de forma normal todos los años durante cada mes, genera una serie donde se puede comparar la evolución con el mes anterior o con cualquier otro mes. Si no corrigiésemos la estacionalidad, nos parecería que los datos son mejores de lo que son en los meses buenos y peores de lo que son en los meses malos.