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Crecimiento 26 may 2017

Hay que seguir reforzando la reforma fiscal en México

La elección presidencial del 2018 traerá la importante encomienda de avanzar en algunos temas relevantes que impactarán el desarrollo del país en el siguiente sexenio. Una de las asignaturas que deberá impulsar el nuevo gobierno es la reforma fiscal, que será fundamental para que México aspire a mejores niveles de crecimiento, a partir de una mejora sustancial en la capacidad recaudatoria del Estado.

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Carlos Serrano Herrera, economista jefe de BBVA Bancomer, explica en su artículo “México necesita una nueva reforma fiscal”, publicado en el periódico El Financiero, que esta reforma será necesaria e impostergable en el 2019, pues aún con los avances frente a la que se presentó durante el 2013, el nivel de recaudación tributaria en el país, comparado con otras economías, sigue siendo muy bajo. Según los últimos datos de comparativos internacionales de la Organisation for Economic Co-operation and Development (OECD), en el año 2015 la recaudación fiscal en México equivalió a alrededor del 17% del PIB, en Francia fue del 45%, en Alemania 36%, en Estados Unidos 26%, en Japón 43%, en España 34%, y en el Reino Unido 33%.

Serrano también destaca que en países con grados de desarrollo similar o inferior, la recaudación tributaria, como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) en el país es menor a la que se observa en Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Perú y Turquía, y que antes de la reforma del 2013 esta recaudación representó el 10% del PIB de México. La baja recaudación provoca un bajo gasto público en el país, que como porcentaje del PIB es menor al 30%, por debajo de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, China, India y Turquía. Niveles que impiden invertir lo suficiente en rubros como infraestructura, salud y educación, que pueden impulsar el crecimiento en el mediano plazo.

El economista jefe de Bancomer dice que es preocupante que la inversión gubernamental haya tenido una caída durante los últimos nueve años. El gasto público destinado a la inversión este año será el más bajo desde 2006 y por primera vez se designará más al pago de pensiones y jubilaciones que a inversión, lo que definitivamente representará una menor tasa de crecimiento potencial en el futuro. Explica que si no se hacen cambios de fondo, el 57% de los ingresos gubernamentales no petroleros estará asignado a rubros del gasto que son inevitables, como las participaciones a entidades federativas, pago de pensiones y servicios de deuda pública, que seguirán creciendo en los próximos años.

Serrano expone algunas medidas a considerar para una nueva reforma fiscal:

1.- Eliminar la exención que existe al pago del IVA en alimentos y medicinas; esa recaudación adicional permitiría ayudar a las familias de menores ingresos para que no se vean afectadas con la medida.

2.- Redefinir la fórmula de participaciones a estados y municipios para que se introduzcan incentivos a estas entidades y puedan recaudar más impuestos. Que se asigne mayores recursos por concepto de participaciones a aquellas entidades que lleven a cabo más esfuerzos recaudatorios.

3.- Combatir con mayor decisión la evasión fiscal y promover la formalidad.

Una nueva reforma fiscal debe considerar un auténtico esfuerzo por lograr el presupuesto base cero con la finalidad de que se eliminen programas que tienen poco impacto social o elevar el crecimiento económico del país. Para Serrano la reforma fiscal representa una oportunidad para que México genere mayores tasas de crecimiento, mejore su capacidad de recaudación tributaria y tenga capacidad para invertir en más capital físico y humano.

La colaboración completa para el periódico El Financiero se publicó el 26 de mayo de 2017 y puede consultarse en el siguiente Link