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Ideas para caminar hacia la sostenibilidad en la vuelta al cole

La reducción de los residuos, así como su reciclaje o la educación de los más pequeños en el respeto a la naturaleza y a los recursos son factores a tener en cuenta para conseguir una vuelta al cole más sostenible. Tanto los equipos docentes y los centros educativos como los alumnos y las familias tienen que poner de su parte.

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Como muchas cosas en la vida, cuidar del medioambiente se aprende desde pequeños. Ante el estado de emergencia climática —promovida por la ONU y declarada ya, al menos formalmente, por la Unión Europea— se necesita combinar las medidas urgentes con otras más a medio y largo plazo. No cabe duda de que quienes deben tomar las decisiones más inminentes son los adultos. Pero el futuro corre a cargo de los más pequeños que ahora se forman en los colegios.

En este ámbito, coincidiendo con la vuelta al cole, hay varios aspectos a los que tanto docentes como alumnos y familias podrían prestar atención. Uno de los primeros es el fomento de la cercanía con la naturaleza, con la intención de crear en los alumnos y alumnas un apego que les invite a cuidar el medioambiente de forma espontánea. Pero hay otras acciones que complementan esta estrategia educativa, como la reducción de residuos o el reciclaje.

Educación en la naturaleza

Uno de los principios básicos para fomentar la sostenibilidad entre los niños es promover el contacto con la naturaleza. Katia Hueso, bióloga cofundadora del proyecto pedagógico Saltamontes y socia fundadora de la ONG Territorios Vivos, lo expone así: "Por el hecho de estar al aire libre, en la naturaleza, ellos ya tienen un contacto intenso y profundo con ella. No hace falta convencerles de nada sino que ellos mismos son conscientes de la importancia que tiene cuidar el lugar en el que están porque es donde juegan y tienen sus experiencias".

El objetivo de una educación en contacto con la naturaleza es crear un vínculo con ella, que mueva a los niños y niñas a respetarla y cuidarla. "Hablamos de crear un lazo de unión con lo vivo, con lo natural, con el hábitat, con el entorno, que solo puede suceder de forma orgánica. Podemos racionalizarlo todo lo que queramos pero hasta que no lo vives no eres realmente consciente de lo que significa", comenta.

Hueso señala que no es imprescindible ir al campo como tal. Basta con llevar a los alumnos a un espacio natural, que puede ser el parque de al lado del colegio. Una de las claves sería dejar que los niños jueguen, pues ahí se activa una motivación que de otra manera, en actividades dirigidas, se pierde. Si bien destaca el papel necesario de los docentes: "El acompañamiento que se hace a los niños es importante”. Y añade que este debe fomentar el sentido del asombro, de lo trascendentes que puedan ser las pequeñas cosas o los grandes fenómenos de la naturaleza, desde el vuelo de una mariposa a un arco iris.

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Reducir residuos

Este es uno de los elementos clave para incentivar una escuela sostenible. Además, si el centro educativo genera pocos residuos es posible que esta forma de actuar cale en el alumnado. Esta política aplica para campos variados, desde el material escolar al comedor y, en general, al funcionamiento de la escuela.

En la iniciativa Teachers for Future Spain están convencidos de que los colegios tienen que hacer más que esto. Y uno de los programas que promueven es ‘Recreos residuos cero’, cuyo propósito es motivar al alumnado y a las familias para que en meriendas y almuerzos se genere la menor cantidad de residuo posible. El objetivo es eliminar botellas de plástico y envases de un solo uso, así como papel de aluminio. Como alternativas proponen utilizar fiambreras, para los alimentos sólidos, o botellas metálicas, tipo termo o cantimploras, para los líquidos.

Reciclaje en los centros

Uno de los aprendizajes que los colegios pueden incentivar en los alumnos y alumnas es el reciclaje. Este hábito se asimila mucho mejor cuanto más pequeños son. "Con los niños se consigue mucho más con el ejemplo que con la palabra. Se les puede enseñar vídeos o lo que sea, pero si ellos mismos ven en las personas de su centro o en sus padres esa actitud de cuidado, de recogida de residuos o de no generación de un exceso de residuos, pues ellos tenderán a hacer lo mismo", explica Hueso. "Y otro aspecto es que una vez que hemos generado ese residuo vamos a gestionarlo como corresponde. Y tirar las cosas en el contenedor adecuado".

Desde Teachers for Future Spain proponen que en las escuelas se practique la separación de residuos. Para educar en el reciclaje se necesitarían al menos tres cubos: el azul, para papel y cartón, el amarillo, para envases, y otro para el resto de residuos. Aunque esta iniciativa también contempla la introducción de un cubo para restos orgánicos, otro para pilas y un tercero para bolis (la marca BIC tiene un programa de reciclaje para sus productos). La idea es crear un pequeño punto limpio en el centro escolar, de forma que se reciclen materiales y al tiempo los estudiantes aprendan las dinámicas de una economía circular.

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Haz que tus hijos disfruten de una vuelta al cole más sostenible

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Tener un huerto

Una de las fórmulas para estimular en los estudiantes la conciencia ambiental es fomentar su implicación en un proyecto de huerto ecológico. De esta forma, el alumnado contribuye a las tareas de cuidado de las plantas, observa cómo estas crecen y aprecia su ciclo natural, así como el hecho de que todo este proceso se convierta después en materia prima alimentaria.

Un huerto es una herramienta magnífica", apunta Hueso. Puntualiza, eso sí, que hay discrepancias sobre si un huerto sería naturaleza o no. Pero la bióloga pone los debates conceptuales aparte: "Independientemente de la etiqueta que le pongamos, para mí es un espacio muy útil. No solo para apreciar cuestiones relacionadas con la naturaleza, como ver cómo crecen las plantas y cómo después nos alimentamos de ellas o cómo se fomenta la alimentación saludable. También es importante en cuestiones relacionadas con la atención, la paciencia, el cuidado".

Los cuidados que requiere un huerto para que finalmente se puedan recoger sus frutos implica el trabajo de una serie de cualidades. "La lechuga crece cuando crece, no cuando a mí me da la gana, y crece solo si le pongo las condiciones adecuadas, de suelo, de humedad, de temperatura. Y este aprendizaje a mí me parece muy útil", incide Hueso.