La contaminación del agua potable provoca más de medio millón de muertes al año. Hoy en día los contaminantes emergentes causan estragos. La concienciación ciudadana y el desarrollo tecnológico son parte de la solución para la sostenibilidad.
Debajo del fregadero, en la cocina de casa, se puede instalar una pequeña planta de purificación de agua por ósmosis inversa que filtra sales, cloro e impurezas. Este sistema de purificación de agua imita la naturaleza y ayuda a fomentar la sostenibilidad del planeta ya que aporta beneficios para la salud por su alto nivel de pureza.
Basta un dato para entender la importancia de una tecnología que permite, con toda tranquilidad, beber el agua que antes no era apta para el consumo humano: solo el 0.4% del agua de la Tierra es potable sin ningún tratamiento, de forma natural. La potabilización se confirma como un recurso clave en el futuro del planeta, sobre todo si sigue aumentando la población, la demanda de agua y fenómenos climáticos como las sequías y la desertificación.
La dureza del agua es un indicador relacionado con los minerales que contiene. Es más dura cuanto mayor sea la cantidad de minerales disueltos en ella, y por lo tanto, las aguas blandas están casi libres de ellos. La mayor concentración de sustancias como la cal es una característica que afecta al sabor, a su comportamiento en la cocina, al funcionamiento de los electrodomésticos y al mantenimiento de las tuberías y redes de distribución, pero no tanto a la salud humana.