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Rut Pelaiza, de vendedora ambulante a educadora financiera

La necesidad, la confianza en sí misma y los ánimos de su hija mayor, fueron los pilares a los que Rut Pelaiza, peruana de 37 años, se aferró cuando su marido la abandonó junto a sus tres niñas dejándola sin un techo bajo el que vivir ni ingresos con los que subsistir.

Fotografía de Rut Pelaiza - Financiera Confianza, Fundación Microfinanzas BBVA

Recorrió kilómetros por Abancay, su ciudad, y los alrededores durante dos años, "vendiendo lo que surgía y sufriendo lo que podía", como ella misma cuenta. A veces, incluso tenía que llevarse a su hija pequeña a ese peregrinaje por la incertidumbre y la miseria.

Según el informe Progreso Multidimensional: bienestar más allá del ingreso del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la principal amenaza del progreso en América Latina es la recaída de millones de hogares en la pobreza. “Más de un tercio de la población que salió de la pobreza en la región desde 2003 corre el riesgo de recaer. Muchos son jóvenes y mujeres con una inserción laboral precaria en los sectores de servicios de la región. Forman parte de un grupo mayor, de 220 millones de personas (38%, casi dos de cada cinco latinoamericanos) que son vulnerables: oficialmente no son pobres pero tampoco lograron ascender a la clase media”, explica este informe.

Un día una compañera le habló a Rut de la entidad de la Fundación Microfinanzas BBVA Financiera Confianza, que estaba buscando personal. La desesperación y el coraje de Rut le hicieron dar el paso y, superando la vergüenza, se presentó en la oficina.

“Había cantidad de jóvenes, todos universitarios. Yo era la única mujer mayor y pensé que no iba a entrar... Pero me llamaron de Lima y me dijeron que había pasado la selección. Hasta ese momento sentía que no valía nada, era lo que mi esposo siempre me decía, y también su familia…”.

Educación financiera con el programa Ahorro para Todos

Rut empezó a trabajar como gestora de Ahorro para Todos, un programa con el que, por difícil que sea el camino, los agentes de campo como ella llegan hasta las zonas más recónditas de los andes de Perú para ofrecer capacitación y educación financiera a las personas desfavorecidas. Las sesiones las hacen en quechua, el idioma de estas comunidades y, por ejemplo, Rut utiliza muñecas de trapo para explicarles a “sus mamás”, como ella las llama, lo importante que es ahorrar aunque se tenga poco.

“Lo que nosotros hacemos con el programa Ahorro para Todos no lo hace nadie. Lo que más me motiva es trabajar con mis mamás que están en el campo porque ya tienen su ahorrito”, explica con entusiasmo.

"Con acceso a opciones de ahorro y crédito formales, las mujeres tienen una mayor participación en la economía. Pueden reservar fondos para emergencias, para fines de escolarización o para crear una empresa. Esto sirve de trampolín para salir de la pobreza y lograr una mayor igualdad", cuenta Rut.

Las mujeres cabeza de familia son las más ahorradoras de América Latina. En esta región, los hombres tienen más capacidad de ahorro que las mujeres, pero cuando ellas se empoderan y toman las riendas de los recursos financieros del hogar, su gestión suele ser más eficiente, señala el CAF —Banco de desarrollo de América Latina— en el informe Determinantes Socioeconómicos de la Educación Financiera.

El ahorro es importante porque mejora nuestra calidad de vida y la de nuestros hijos — Rut Pelaiza

Rut ha sacado a su familia adelante. Su hija mayor estudia en la universidad, la mediana continúa en la escuela y la más pequeña va a la guardería. “Quiero que mis hijos valoren mi trabajo, lo que yo hago, que sepan que ganar dinero no es fácil y que el ahorro es importante porque mejora nuestra calidad de vida y la de nuestros hijos”.

Según el CAF, el uso de mecanismos formales como las cuentas de ahorro mejora las capacidades financieras de los individuos, por lo que los programas de inclusión y educación financiera deben enfocarse no solo en la transmisión de conocimiento sino también en difundir la importancia del ahorro para las familias.

Rut sueña con comprarse un pequeño terreno donde tener su propia casa y poder compartirla con sus hijas, a quienes anima cada día a seguir estudiando. Ella también se está planteando estudiar, quiere seguir progresando y ser un ejemplo para sus niñas y para todas las mujeres de su entorno.