Vida y Cultura
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Capital de negocios del sudeste asiático y escala obligatoria en la mayoría de los vuelos procedentes de Europa y América, Singapur es una ciudad-estado que crece a un ritmo vertiginoso, ganándole año a año terreno al mar. Sus edificios de formas imposibles protagonizan las portadas de las guías turísticas de esta ciudad en la que puedes almorzar en el puesto más modesto del mercado central y acabar el día en el local más exclusivo tomando un Singapore Sling. Aunque si el turista está dispuesto a excentricidades, los cajeros de lingotes de oro o el alquiler de carabelas pueden ser buenas opciones. Eso sí, atención a las numerosas prohibiciones que pueden acabar en abultadas multas: desde comer chicle por la calle hasta introducir en el metro durians, fruta de apreciado sabor pero con un olor insoportable.
Parece mentira pero ya ha pasado un año desde que estuvimos aquí. Estamos en Singapur desde ayer preparando el último torneo del año, queriéndolo hacer muy bien. Será durísimo porque en el WTA Finals se clasifican las 8 mejores de toda la temporada. Como sabéis Serena no estará pero el torneo va a ser igual de duro.
La tendencia mundial urbanística es recuperar áreas degradadas e infraestructuras obsoletas para devolver estos espacios a la ciudad y a sus habitantes, según explicó este miércoles Antonio Pan de Soraluce, managing director de Colliers International España durante la presentación del estudio 'Urbanismo de vanguardia en grandes ciudades del mundo'.
El lenguaje es el medio de difusión más eficiente para acercar la cultura a todas las personas. Es el punto de encuentro entre el cine, el teatro, la música y la poesía. Es la puerta de entrada a nuevas maneras de ver el mundo.
Los términos antiopa y contraopa, formados a partir de la sigla lexicalizada opa y los prefijos anti- y contra-, son perfectamente apropiados.
En un reciente anuncio de televisión se mofan de quienes, teniendo una conexión a internet muy lenta, le echan la culpa al grosor de las paredes, a la edad del PC, o a la cara dura de los vecinos. Y lo cierto es que esto último no es infrecuente. Cada vez hay más gente que aprende a conectarse ilegalmente a la red wifi de los demás, aunque solo sea para no pagarlo –por no mencionar a los que lo hacen para hackear o espiar