Un mago del balón y un aprendiz en los banquillos, Zinedine Zidane. Un jugador de raza y un alumno aventajado en la trinchera, Luis Enrique. Así llegan al clásico los entrenadores del Real Madrid y el Barcelona. Uno sólo vistió de blanco en la Liga BBVA, el otro portó ambas camisetas pero la segunda borró toda mancha de la primera.
Eran y siguen siendo diferentes: carácter en uno, clase en otro. Esas características también se aprecian desde la pizarra con la que mueven los hilos de sus equipos, aunque ambos han mutado desde que iniciaron su carrera y se observan nuevos matices.