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Fronteras del conocimiento Act. 05 mar 2019

Premio Fronteras al padre de los gráficos por ordenador

La Fundación BBVA ha otorgado el Premio Fronteras del Conocimiento en la categoría de Tecnologías de la Información y la Comunicación al ingeniero informático Ivan Sutherland. Con sus 60 años de trayectoria, el estadounidense ha liderado la transición de una interacción con ordenadores basada en texto, a una gráfica. Pionero en el uso de iconos gráficos y de la realidad virtual, los beneficios de sus investigaciones son aprovechados por todas las personas que hoy utilizan un ordenador o un 'smartphone'.

En una época en la que los ordenadores ocupaban salas enteras y se empleaban tarjetas perforadas, un hombre fue capaz de anticiparse a detectar la necesidad de crear un sistema de comunicación más fácil e intuitivo entre el hombre y la máquina. Ya su tesis doctoral, presentada en 1963 en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), Sutherland demostraba que la computación gráfica permite interactuar de forma instintiva con los ordenadores.

Ivan Sutherland (Estados Unidos, 1938) se le considera precursor de las actuales interfaces gráficas, desde el sistema de ventanas iniciado por Apple hasta los iconos de las 'apps'. En palabras del acta del jurado de los Premios Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento, Sutherland “ha aunado su profundo conocimiento de la tecnología con la comprensión del comportamiento humano, para lograr transformar la interacción de las personas con los ordenadores”.

El programa Sketchpad creado por este ingeniero informático supuso un importante hito y sentó las bases de una potente e intuitiva interacción humano-máquina a través de dibujos y manipulando iconos y formas, en vez de introducir comandos con un teclado. Sketchpad empleaba un lápiz óptico para dibujar directamente sobre una pantalla, y permitía ampliar o reducir la imagen y transformar objetos.

Ivan Sutherland, Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Tecnologías de la Comunicación y la Información - Fundación BBVA

“Poder dibujar en una pantalla de ordenador fue algo totalmente insólito e inesperado; abrió los ojos a mucha gente sobre la posibilidad de utilizar gráficos por ordenador”, comentó el galardonado tras conocer la decisión del jurado. Sutherland ha asegurado que en aquel momento no sabía las implicaciones que su trabajo generaría: “No tenía ni idea de a qué nos llevaría. Lo hice porque para mí era interesante. Hice lo que hice porque cada paso era interesante y técnicamente posible, y claramente nos daba acceso a la información de una forma nueva, que obviamente era útil. Lo que no estaba claro es exactamente cómo iba a ser útil”.

La espada de Damocles

Sutherland desarrolló en 1968 el primer casco de realidad virtual para describir el potencial de dispositivos que seguían la mirada de su usuario. Por su gran peso bautizó el aparato como ‘La Espada de Damocles’, y por aquel entonces el estadounidense explicaba que lo que pretendía era “rodear al usuario con información tridimensional”, una imagen que “debe cambiar exactamente de la misma manera en que lo haría un objeto real” cuando la persona mueve la cabeza.

 

La Fundación BBVA premia a Ivan Sutherland por revolucionar la interacción humano-máquina - Fundación BBVA

‘La espada de Damocles’ se convirtió en el antecesor de los sistemas actuales de realidad virtual, como HoloLens, Rift y Vive. Tampoco entonces fue capaz de visionar las implicaciones de su investigación y preguntado hoy afirma que “si quieres conocer el futuro tienes que preguntar a las personas que lo hacen y no a quienes lo iniciaron. No tengo ni idea por dónde va el futuro”.

Los trabajos de Sutherland han tenido un profundo impacto tanto en el ámbito académico como en la industria. Con más de 60 patentes, algunos de sus discípulos han sido los fundadores de empresas como Pixar, Adobe, Silicon Graphics y Netscape. “Estoy encantado de haberles conocido y haber realizado una pequeña contribución a su educación”, confiesa. El premiado se permite solo una certeza sobre el futuro, y es que depende enteramente de la curiosidad de los jóvenes: “Las personas jóvenes son maravillosas; no saben lo que no se puede hacer, así que van y lo hacen”.