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Invertir en dividendos, una opción al alza en momentos de volatilidad

El pago de dividendos es la forma más habitual de reparto de beneficios entre los accionistas de una sociedad. Por lo general, se trata de un importe que se recibe por cada acción que un inversor tenga en una compañía una o varias veces al año. Este carácter recurrente hace que invertir en dividendos sea una opción que aumenta su atractivo en momentos de alta volatilidad de los mercados, o cuando los tipos de interés están bajos, como alternativa a la renta fija o a los depósitos bancarios.

Invertir en dividendos, una opción al alza en momentos de volatilidad

La salud financiera futura depende en gran medida de las decisiones que se tomen en el presente. Por este motivo, a la hora de planificar cómo hacer crecer los ahorros, es importante identificar los productos que mejor se adapten no solo al contexto económico, sino también a los objetivos vitales y al perfil de riesgo de cada persona

En ocasiones, invertir en compañías que paguen dividendos de forma recurrente es una estrategia que los inversores siguen para obtener ingresos que complementen a sus rentas ordinarias, como su nómina o pensión.

Esta opción de inversión es sencilla y fácil de entender: se trata de comprar acciones de una compañía determinada, con la intención de mantenerlas en el tiempo, para ir percibiendo los dividendos que reparta dicha empresa, de forma periódica. Por lo general, se suele optar por invertir en empresas afianzadas en sus respectivos negocios, con un amplio historial de reparto de dividendos (por su solvencia y estabilidad), o con planes de crecimiento que puedan permitirles aumentar su dividendo con el paso del tiempo.

Así, el inversor percibe de forma periódica una cantidad en concepto de dividendo que dependerá, lógicamente, del número de acciones que posea en la compañía.

Fondos de inversión que pagan dividendos

Otra opción para los inversores que buscan rentabilidad de forma periódica son los fondos de inversión que pagan dividendos.

Estos fondos invierten en compañías que ofrecen el pago de dividendos a sus inversores. Una vez recibidos, las gestoras pueden repartir periódicamente estos dividendos entre los suscriptores del fondo, de forma mensual, trimestral o anual, dependiendo del fondo; o volverlos a invertir en la compra de nuevas acciones. De esta manera, se puede hablar de fondos de reparto, que ofrecen liquidez y retribución periódica; o fondos de acumulación, que no reparten los dividendos entre sus inversores, sino que los emplean para aumentar el capital del fondo y así también el nivel de inversiones realizadas.

Conviene tener en cuenta que tanto si se invierte directamente en acciones de una empresa para cobrar dividendos como si se invierte en un fondo de inversión de reparto de dividendos, cuando se reciben dichos dividendos, el accionista debe pagar impuestos por ello, pues ha recibido una renta. En los fondos de acumulación, en cambio, el inversor solo tributa por la rentabilidad total obtenida con el fondo en el momento de reembolsar sus participaciones.