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Planeta> Cambio climático 15 abr 2024

BBVA Research: Es necesario incentivar al sector privado para financiar la adaptación al cambio climático

La adaptación de la sociedad al impacto del cambio climático requiere de ingentes cantidades de financiación. Aunque la financiación de este proceso ha alcanzado máximos históricos en los últimos años, todavía se encuentra en niveles ínfimos en comparación con las necesidades estimadas. En su mayor parte, además, esta financiación tiene un componente público. Según BBVA Research, para cerrar esta brecha, es necesario desbloquear las fuentes de financiación privada, eliminando las barreras que frenan su participación.

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BBVA Research ha publicado un observatorio titulado ‘Adaptación al cambio climático. ¿Oportunidad para las finanzas sostenibles?' en el que revisa literatura de referencia sobre la brecha existente entre la financiación actual para la adaptación al cambio climático y la que se estima necesaria para prevenir o minimizar su impacto a largo plazo.

Se entiende por adaptación al cambio climático el proceso de ajuste a los efectos actuales y futuros del cambio climático, consistente en realizar acciones encaminadas a prevenir o minimizar el daño que puede causar, así como aprovechar las oportunidades potenciales que pueda generar. La adaptación abarca una amplia gama de actividades como la construcción de infraestructuras, la restauración de ecosistemas, la modificación de la agricultura o la gestión del agua. En contraposición, la mitigación del cambio climático se compone de acciones encaminadas a prevenir o reducir la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera para que los impactos del cambio climático sean menos severos.

Según recoge el observatorio de BBVA Research, de acuerdo al análisis de Climate Policy Initiative, la financiación para la adaptación al cambio climático alcanzó niveles récord en el periodo 2021-2022, con 63.000 millones de dólares a nivel global. Se trata de una cifra un 28% superior a la del periodo 2029-2020. Sin embargo, la financiación para la adaptación al cambio climático supone una fracción muy pequeña del conjunto de la financiación climática, dominada ampliamente por los esfuerzos para la mitigación. Procede, además, casi en su totalidad, de fuentes públicas.

Estas cifras son muy reducidas en comparación con las necesidades estimadas de financiación para la adaptación. Según el informe ‘Adaptation Gap Report’, elaborado por el Programa de Medio Ambiente de Naciones Unidas, los costes estimados de adaptación para los países en desarrollo están en un rango plausible de 215.000 a 387.000 millones de dólares por año en esta década. Además, la financiación actual está concentrada en muy pocos sectores, principalmente en actividades relacionadas con el agua y la agricultura.

Desbloquear las fuentes privadas de financiación

Los economistas de BBVA Research destacan, en línea con los análisis disponibles,  que para cerrar esta brecha de financiación es necesario desbloquear las fuentes privadas de financiación. “Se requiere un enfoque multifacético para movilizar y aumentar la financiación procedente de todas las fuentes disponibles: nacionales, internacionales y privadas. Las fuentes privadas deberían poder proporcionar la mayor parte de la financiación, pero encuentran barreras para su desarrollo”, apuntan los autores. Entre ellas, destacan la falta de información por parte del sector privado para comprender los riesgos climáticos y saber dónde hay que invertir.

Asimismo, debido al carácter de bien público de algunos proyectos de adaptación al cambio climático, a los inversores privados les resulta difícil obtener beneficios de estas inversiones, lo que da lugar a una percepción de bajo rendimiento de las mismas. Finalmente, los horizontes de inversión del sector privado a menudo no se alinean con la naturaleza de largo plazo de proyectos de adaptación, lo que hace difícil justificar los costes iniciales frente a beneficios futuros inciertos.

De cara a desbloquear la financiación privada, BBVA Research propone algunas alternativas, como por ejemplo, mejorar el acceso a la información y los datos relativos al riesgo climático. Asimismo, consideran que los gobiernos y los actores públicos deben priorizar las necesidades de financiación por sectores y fomentar el diálogo con el sector privado. Esto implica desarrollar modelos de negocio para la adaptación con las prioridades de este último.

Por último, destacan la necesidad de fortalecer los incentivos financieros, a través de políticas públicas con herramientas financieras como exenciones fiscales o garantías de riesgo que favorezcan la “bancarización” de proyectos, reduciendo su riesgo y haciéndolos más atractivos para los inversores privados.