Diferencias entre domótica e inmótica: cómo funciona la tecnología inteligente en hogares y edificios
La automatización inteligente permite gestionar de forma eficiente viviendas y edificios a través de la domótica y la inmótica. Ambas tecnologías mejoran la sostenibilidad, reducen el consumo energético y elevan el confort, aunque se aplican en ámbitos distintos: el hogar y los grandes inmuebles.

La domótica es el conjunto de tecnologías aplicadas al control y la automatización inteligente de la vivienda, que permite una gestión eficiente del uso de la energía, que aporta seguridad y confort, además de comunicación entre el usuario y el sistema. Por su parte, la inmótica es casi lo mismo. La diferencia es que no va destinada a viviendas residenciales sino a hoteles, centros comerciales, escuelas, hospitales, universidades y edificios terciarios. Es decir, lo que diferencia a la domótica de la inmótica es la superficie en la que se implantan. De hecho, la tecnología que se emplea en cada una de ellas es parecida.
Por tanto, la domótica, al estar más orientada hacia los productos propios de un hogar, como electrodomésticos, persianas, sistemas de climatización, bombillas, etc, se inclinaría a buscar una interfaz más sencilla, con sensores muy pequeños que no supongan una ruptura brusca en el ambiente familiar. Su objetivo es, sobre todo, generar el máximo confort en la casa, la comunicación entre el sistema y las personas que la habitan y, por supuesto, optimizar y reducir el consumo de energía, con el consiguiente ahorro en las facturas.
La inmótica, entre tanto, centra su objetivo en la optimización del consumo energético a gran escala. Esto requiere la participación de un supervisor capacitado que compruebe el funcionamiento del sistema. Además, tiene que integrar la domótica interna dentro de una estructura en red. El objetivo es conseguir un máximo ajuste, ahorro de energía y dinero, y la eficacia en la gestión de los edificios.
Diferencias entre domótica e inmótica
- Ámbito de aplicación:
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Domótica: viviendas y hogares particulares.
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Inmótica: edificios terciarios como oficinas, hospitales, hoteles, escuelas o centros comerciales.
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Complejidad del sistema:
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Domótica: sistemas más sencillos, pensados para el uso doméstico.
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Inmótica: sistemas más complejos que requieren supervisión profesional.
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Interfaz de usuario:
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Domótica: intuitiva y orientada al confort del usuario.
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Inmótica: diseñada para técnicos o gestores de instalaciones.
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Escalabilidad:
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Domótica: pensada para espacios reducidos.
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Inmótica: capaz de gestionar grandes superficies y múltiples instalaciones.
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Objetivo principal:
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Domótica: aumentar el confort y la eficiencia energética del hogar.
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Inmótica: optimizar el rendimiento energético y operativo del edificio.
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Ventajas de la domótica y la inmótica
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Eficiencia energética: ambos sistemas permiten reducir el consumo de energía mediante una gestión más inteligente.
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Reducción de costes: gracias a la optimización del uso de recursos, se logra un ahorro significativo en las facturas de luz, calefacción o agua.
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Mayor confort: en domótica, los usuarios disfrutan de espacios adaptados a sus hábitos y necesidades; en inmótica, los ocupantes de grandes edificios experimentan un entorno más funcional y confortable.
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Automatización de tareas: desde el encendido de luces hasta la gestión de sistemas de climatización, se eliminan rutinas manuales.
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Seguridad mejorada: ambos sistemas permiten integrar alarmas, sensores de movimiento, cámaras y sistemas de control de accesos.
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Sostenibilidad: tanto en hogares como en grandes instalaciones, contribuyen a una gestión más responsable del entorno y los recursos naturales.
La comunicación: clave para ser domótica
La comunicación es clave en la domótica porque de nada sirve tener diferentes dispositivos conectados si no existe interrelación entre ellos. Tal como afirma Maritxel Esquius, responsable de marketing de Loxone, “un termostato que no sepa si las persianas están subidas mientras está dando el sol en verano, y actúe en consecuencia, no aporta la inteligencia que deberían tener estos hogares”. Todo sistema domótico necesita un protocolo de comunicación que permita a todos los elementos del sistema comunicarse entre ellos de manera eficiente. Los protocolos más conocidos son el CEBus y el X-10.

La automatización inteligente mejora la eficiencia energética y el confort en edificios y viviendas
Ejemplos relevantes de proyectos de inmotización
La casa de Ian Mercer
La casa de este ex directivo de Microsoft en Seattle, Estados Unidos, tiene su centro de control en el sótano: un superordenador que controla la calefacción, la ventilación, la iluminación. Además, la casa se comunica con las personas que la habitan a través de altavoces instalados estratégicamente en todas las estancias.
The Edge
En Amsterdam, este edificio de oficinas, calificado como el más sostenible del planeta, cuenta con un sistema que monitoriza y organiza todas las actividades que tienen lugar en él. Regula la luz y la temperatura, almacena el agua de lluvia para su uso posterior en riego y, gracias a los paneles solares del techo, produce su propia energía.
Glumac
En Shanghai, estas oficinas tienen su punto fuerte en el sistema de detección de la calidad del aire interior y exterior en tiempo real , con una pared especial que lo purifica. Gran parte del edificio ha sido fabricado con material reciclado.
The Change Iniciaitive
Este centro comercial de 4.000 metros cuadrados en Dubai, Emiratos Árabes, genera el 40% de la energía que consume gracias a la instalación de paneles fotovoltaicos. Además, su aislamiento térmico especial y la pintura reflectante contribuyen a su sostenibilidad, así como la reutilización del agua, que lo acerca al objetivo de conseguir la máxima eficiencia energética.
Casa Na
La casa transparente en Tokio es obra del arquitecto Sou Fujimoto. 85 metros construidos en plataformas, sin paredes, en donde la luz natural es clave, mientras que los pisos están conectados por escaleras y algunos tramos son móviles.