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Energía> Tecnologías limpias 14 septiembre 2023

"Inversión en tecnologías limpias para una Europa más verde, inclusiva y segura"

Javier Rodríguez Soler, director de Sostenibilidad y Corporate & Investment Banking (CIB) de BBVA, resalta en esta tribuna, publicada por EUROFI, la importancia de la transición hacia una economía más verde e inclusiva en Europa.

Inversión en tecnologías limpias para una Europa más verde, inclusiva y segura

La transición a una economía más verde e inclusiva representa una gran oportunidad para Europa. La profunda transformación necesaria supone un cambio sísmico en sectores, modelos de negocio y actividades, lo que requerirá una inversión masiva. Según BloombergNEF, en 2022 la región invirtió alrededor de 200.000 millones de euros en la transición energética a una economía baja en emisiones de carbono. Para mantener el buen ritmo, la inversión media anual en energías limpias en Europa debe triplicarse durante el resto de esta década y cuadruplicarse a partir de la década de 2030.

La reasignación de capital necesaria sólo se materializa cuando tiene sentido desde el punto de vista económico.

Y debemos canalizar la inversión no sólo en actividades y proyectos verdes, sino también en aquellas áreas más difíciles de paliar. Si queremos alcanzar nuestros objetivos climáticos, deberemos ayudar a toda la economía a realizar la transición. En este viaje, el sector financiero tiene una misión fundamental, que en el caso de BBVA hemos definido como poner al alcance de todos las oportunidades de esta nueva era. Por eso es tan crucial el enfoque integrador adoptado recientemente por la Comisión Europea, que sitúa en el centro de su estrategia no sólo la financiación verde, sino también la financiación de la transición.

La reasignación de capital necesaria sólo se materializa cuando tiene sentido desde el punto de vista económico. Las empresas, los inversores, los bancos, los ciudadanos... Nadie va a cambiar sus decisiones y hábitos financieros de forma masiva a menos que reduzcamos de forma drástica la prima de los costes verdes mediante la tecnología y un marco de políticas adecuado. En este sentido, la transición ecológica está reconfigurando el panorama de la competitividad global, con las distintas regiones del mundo compitiendo por ganar la carrera hacia las cero emisiones netas. Europa ya está dando pasos decisivos con propuestas legislativas relevantes como la nueva Ley de Industria Cero Neto, pero tenemos que hacer más.

¿Cómo crear el mejor marco político para apoyar la transición ecológica? Propongo enmarcar esta cuestión en la madurez tecnológica que, en última instancia, define los elementos básicos de toda decisión financiera: el riesgo y el rendimiento tradicionales, y el impacto, que cada vez es más relevante.

En un primer nivel tenemos aquellas tecnologías sin prima de coste ecológico y que ya están listas para desplegarse masivamente, como las energías renovables, la eficiencia energética o la movilidad eléctrica. En este ámbito, las mejoras en el marco de políticas deberían centrarse en facilitar una concesión de permisos más rápida y agilizar los proyectos industriales para la neutralidad climática. Las últimas estimaciones muestran que el tiempo de construcción de proyectos solares y eólicos a escala comercial oscila entre cuatro y diez años, o más dependiendo de la geografía concreta. Según el informe 2022 de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) sobre energías renovables, la expansión de la capacidad renovable en Europa durante 2022-2027 podría ser un 30% superior si se cumplieran las condiciones del “escenario acelerado”.

En un segundo nivel estarían aquellas tecnologías que se encuentran en las primeras fases y necesitan pasar a una fase económicamente viable para llegar a un punto en el que se cumplan las condiciones para su despliegue comercial. Aquí tenemos aquellos sectores difíciles de mitigar en los que todavía tenemos primas de costes verdes relevantes, como producir acero o cemento verde, producir combustibles de aviación sostenibles, solucionar el transporte pesado o marítimo, o lograr la captura de carbono... Todas esas tecnologías pueden sufrir un "valle de la muerte" y, por tanto, los recursos públicos son fundamentales para incentivar la inversión privada complementaria.

En este sentido, valoramos positivamente dicha Ley de Industria Cero Neto propuesta por la Comisión, en la que se califican como tecnologías estratégicas de cero emisiones netas las baterías/almacenamiento, electrolizadores y pilas de combustible, biogás/biometano sostenible o la captura y almacenamiento de carbono. Una clara referencia es el innovador mecanismo del crédito de carbono por diferencia (CCfD, por sus siglas en inglés).

Contar con el marco de políticas adecuado y trabajar en colaboración es fundamental para promover los flujos financieros necesarios.

Y, por último, tenemos un tercer nivel de tecnologías que aún están en fase de investigación pero que necesitan acelerarse, como la fusión nuclear, los aviones eléctricos o de hidrógeno o las redes verdaderamente inteligentes. Aquí necesitamos inversiones a largo plazo, con colaboraciones público-privadas y alianzas sectoriales para compartir los riesgos tan elevados, pero también para aprovechar las diferentes capacidades de los distintos grupos de interés (administraciones, empresas, universidades y otras organizaciones civiles). Un marco de políticas adecuado para la UE significa también invertir en el desarrollo del capital humano, como la educación o la atracción de talento a través de la inmigración y la retención.

En conclusión, la inversión en tecnología cambiará las reglas del juego en la carrera hacia las cero emisiones netas. Contar con el marco de políticas adecuado y trabajar en colaboración es fundamental para promover los flujos financieros necesarios. En todo esto, nosotros, como sector financiero, debemos cumplir nuestro papel: contribuir a lograr sociedades más verdes e inclusivas sin dejar a nadie atrás. Una mejor Europa para todos.

El tiempo se nos acaba, pero la solución está en nuestras manos. Por ello, soy optimista. Debemos responder a las expectativas de las nuevas generaciones. Situemos a nuestros hijos y nietos por delante de todo y hagámoslo realidad.

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