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Compromiso> Finanzas Sostenibles Act. 07 abr 2022

Los inversores lo saben: ser una empresa sostenible cotiza al alza

Impactar positivamente en el medioambiente y la comunidad y ser transparente e incluir la diversidad en su organización son rasgos esenciales para entrar en el radar de las agencias de calificación ESG, aquellas que miden la sostenibilidad de las empresas. Los inversores lo tienen cada vez más en cuenta.

Los inversores lo saben: ser una empresa sostenible cotiza al alta

Ser y estar. Son los dos verbos claves en los que ha de enfocarse una empresa que quiera conseguir financiación gracias a su buena puntuación ESG (siglas en inglés de Ambiental, Social y Gobernanza, ASG en español). Ser porque, de puertas para adentro, “tienes que hacer las cosas bien; es la base, el punto de partida”, enfatiza Ignacio Colmenero, consultor de Comunicación Financiera y Relación con Inversores en la consultora LLYC. Y estar porque, además de hacerlo bien, “hay que reportarlo y contarlo adecuadamente”, añade. Una buena comunicación y un buen posicionamiento en los índices y agencias de calificación vinculados a finanzas sostenibles ponen a una empresa “en el radar” –la expresión es de Colmenero– de los inversores, o la ayudan a conseguir una línea de crédito cuando acude a un banco.

Un ESG rating prueba, evalúa y califica la resiliencia de una empresa (también de un fondo de inversión) frente a los riesgos y oportunidades derivados de aspectos ambientales, sociales y de gobernanza, según describe Colmenero, que explica pacientemente conceptos fundamentales de las llamadas finanzas sostenibles porque sabe por experiencia que estos temas necesitan pedagogía y divulgación. “Me ha pasado sentarme en reuniones para trabajar proyectos ESG y a los cinco minutos darme cuenta de que no me seguían, que tenía que parar y comenzar por el principio: qué son los criterios ESG, por qué son importantes para empresas e inversores”, recuerda. A grandes rasgos, la E engloba el efecto que la actividad de una empresa tiene en el medioambiente, directa o indirectamente, la S incluye el impacto que una determinada compañía provoca en la comunidad, y la G alude a la composición y diversidad de su consejo de administración, la política de transparencia y sus códigos de conducta.

Análisis e indicadores

Una vez que todo el mundo habla el mismo idioma, llega el momento de abordar los índices y las agencias de rating (de calificación). Los primeros son indicadores compuestos por empresas que cotizan en bolsas de todo el mundo; ayudan a los inversores a identificar activos que cumplen unos criterios determinados. Los índices ESG acreditan que las decisiones financieras de las compañías incluidas se basan en criterios medioambientales, sociales y de gobernanza, según apunta Colmenero. “Para formar parte de estos índices de sostenibilidad se realiza un riguroso proceso de análisis y selección”, aclara. Y enumera los más reconocidos:

  • Dow Jones Sustainability Index: Índice mundial que valora las buenas prácticas de las empresas en diversos criterios medioambientales, sociales y económicos. Para formar parte, las empresas deben superar un análisis de la empresa RobecoSAM.
  • FTSE4 Good Index: La evaluación de FTSE Russell se centra en la información pública disponible de las empresas que cotizan en bolsas sobre sus prácticas ambientales, sociales y de gobierno corporativo, dando credibilidad y transparencia a la evaluación. Se revisa cada seis meses para actualizar los índices e incluir compañías que mejoraron su desempeño y transparencia.
  • MSCI Global Sustainability Index: Cubre más de 5.700 empresas que cotizan en bolsa en todo el mundo.
  • Euronext Vigeo Index Eurozone y Europe 120: Están centrados en empresas europeas.
  • Ethibel Sustainability Excellence Europe y Global: Posee un índice global y otro centrado en Europa.
  • STOXX Global ESG: Consiste en tres índices especializados en las áreas ambiental, social y de gobernanza; los tres juntos forman un cuarto índice, global.
Los inversores lo saben: ser una empresa sostenible cotiza al alta

Dow Jones Sustainability Index o FTSE4 Good Index son índices ‘best in class’, elaborados en función de la calificación ESG de las compañías. También existen “índices de exclusión, dirigido a inversores que no quieren poner su dinero en firmas armamentísticas, nucleares, de entretenimiento para adultos, de alcohol o tabaco”, comenta Colmenero. Los hay de empresas que desarrollan su actividad en base a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas, como el MSCI ACWI Sustainable Impact Index. O los temáticos, que ponen el foco en la huella de carbono, las energías limpias, la transición energética, la brecha de género, el agua. Dos ejemplos: S&P Global Clean Energy Index para energía y S&P Global Water Index para el cuidado del agua. “La mayoría están construidos a partir de acciones, pero los hay, asimismo, de deuda, como el S&P ESG Sovereign Bond”, añade el experto.

Un índice para medir la solvencia

Las agencias de ‘rating o calificación crediticia, por su parte, están especializadas en la evaluación del riesgo de crédito tanto del sector público como de compañías privadas que optan por financiarse a través de los mercados de capitales. Las clásicas, Standard and Poor’s, Moody’s, Fitch o la canadiense DBRS, junto a Cicero o ISS Oekom, han incorporado criterios ESG a sus calificaciones, que dan una medida de la solvencia y de la probabilidad de que se produzca un impago de las obligaciones financieras, y sirven como referencia a los inversores

Pero no solo las empresas grandes que cotizan en bolsa pueden beneficiarse financieramente de una buena nota en gestión sostenible y responsable. La financiación sostenible está calando y el Instituto de Crédito Oficial (ICO) incentiva “la financiación de empresas y proyectos que faciliten la transición ecológica y un modelo de crecimiento económico sostenible” en España, que cuenta con el primer fondo índice sostenible, lanzado por BBVA. Esta entidad también ha formalizado con Cementos Argos el primer crédito ligado a una calificación de desempeño de sostenibilidad en Colombia. Colmenero insiste en la necesidad de mostrar coherencia y cuidar la reputación, para “llegar a los mercados, a accionistas a los que fidelizar y a inversores a los que seducir”.