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Pymes 12 may 2017

La pyme española y los retos que afronta

Más del 99% de las empresas españolas son pequeñas o medianas (pyme), lo que marca su importancia dentro del tejido empresarial de España. Este 12 de mayo, Día Europeo de la pyme, cabe recordar que la digitalización y la internacionalización siguen siendo aspectos cruciales para lograr su crecimiento y aumentar su competitividad.

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España se considera un país de pymes. Con sus menos de 250 trabajadores, estas empresas de tamaño reducido arrancan cada día su actividad aportando más del 72% del total de empleos, según estimaciones de Eurostat en 2016. Este importante peso en la creación de trabajo es lógico, teniendo en cuenta que suponen el 99,9% del tejido productivo nacional a 1 de enero de 2015, pero ¿en qué flaquean nuestras pequeñas y medianas empresas?, ¿qué retos encaran en este momento para poder ser más competitivas?

La fotografía del panorama empresarial

Tradicionalmente se han considerado pequeñas y medianas empresas aquellas que cuentan con menos de 250 trabajadores y cuyo volumen de negocio anual no rebasa los 50 millones de euros.

Dentro de este grupo, podemos distinguir las microempresas, que tienen entre cero y nueve empleados y son las de mayor peso, representando el 94,6% del tejido empresarial español, según estimaciones de Eurostat en 2016. Por otro lado, las llamadas empresas pequeñas, que hacen referencia a aquellas que tienen entre 10 y 49 asalariados suponen el 4,7% del total, mientras que las medianas, que van desde los 50 hasta los 249, suponen el 0,6%.

Esta elevada ‘población’ de pymes convive en España con la otra cara de la moneda: un pequeño grupo de empresas de gran dimensión, muy competitivas, innovadoras y globalizadas que les exigen ir adaptándose a los cambios para poder sobrevivir.

 Subirse al tren de la digitalización

Y deben hacerlo rápido. La adaptación a la nueva era digital es una obligación para las pymes de cualquier sector, ya que, en un entorno cada vez más complejo y competitivo, es el método que les permitirá ser más productivas, crecer y abrirse a nuevos mercados, conectar con potenciales clientes o mejorar la captación del talento. Es, en definitiva, el gran reto de la pyme en España.

Según el informe ‘Impacto de la digitalización en las pymes españolas’ de BBVA Research, por ejemplo, en el periodo 2015-2016 los datos del INE revelaron que sólo el 31% de las empresas de menos de 10 empleados con conexión a internet tenía página web, algo que las deja muy a la zaga de los incesantes cambios que están provocando tecnologías como blockchain o el internet de las cosas (IoT).  En el ámbito, por ejemplo, del e-commerce (cuyo crecimiento ha sido y es imparable y supone una excelente oportunidad para las pyme a la hora de pasar del comercio local al mercado internacional) se aprecia que aún es necesaria una mayor predisposición de las empresas a explotar las posibilidades de las TIC.

‘Impacto de la digitalización en las pymes españolas’ de BBVA Research

Por otro lado, la digitalización abre un mundo de posibilidades al alcance de las pymes gracias al Big Data. Comprender el poder que puede aportarles el conocimiento y análisis de los datos, a través de nuevas herramientas que lo facilitan, es esencial a la hora de tomar decisiones para obtener el máximo potencial de estos negocios.

Adoptar este proceso de digitalización puede ser una palanca importante para lograr encarar el siguiente desafío, internacionalizarse.

Internacionalización: la importancia del tamaño

En una economía globalizada, pasar de la estrategia local a la internacionalización puede aportar grandes ventajas a las pymes. En este aspecto, se parte de una buena base, ya que España, tradicionalmente ha tenido un buen comportamiento exportador. De hecho, el sector exterior fue un gran soporte de la economía de las comunidades autónomas durante la crisis.

Pero, a pesar del rendimiento favorable de España en cuanto a porcentaje de exportaciones, complejidad, conectividad y valor de oportunidad, el porcentaje de las exportaciones sobre el PIB es menor que el de otras economías de más éxito como Alemania.

Para lograr esta internacionalización es fundamental que aumente el tamaño de la empresa. Según BBVA Research, un incremento de un 1% en la dimensión de la empresa aumenta la probabilidad de exportación en un 5%, dada la mayor productividad de las empresas grandes y la presencia de costes fijos en el comercio internacional.

Las políticas públicas deben ir encaminadas a facilitar la internacionalización, abriendo nuevos mercados, incrementando la competencia doméstica, mejorando tanto la regulación en el mercado laboral, como el funcionamiento de las instituciones, el acceso a la financiación y el capital humano de la sociedad, tanto de empresarios como trabajadores.