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Educación financiera Act. 15 mar 2018

Así afectan la natalidad, la pirámide poblacional y los movimientos migratorios en España, a las pensiones del futuro

España tiene la pirámide poblacional típica de país desarrollado. Se caracteriza por tener una estructura inferior debilitada, como consecuencia de una bajas tasas de natalidad, y una estructura superior abultada, gracias a una mayor esperanza de vida.

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El análisis de estos factores, la natalidad, pirámide de población o los movimientos migratorios en España, son claves para diseñar un sistema sostenible de pensiones para el futuro.

Pero no sólo esto, sino que nos van a dar la pista de cómo se deben atajar los problemas o qué tipo de medidas se deben tomar, ya sea para fomentar la natalidad y el ensanchamiento de la base de la pirámide como para incentivar la permanencia de los trabajadores en el mercado laboral, de manera que el incremento de la esperanza de vida se traduzca en un retraso de la edad de jubilación efectiva.

La natalidad en España en el último siglo

La tasa de natalidad se calcula como el número de nacimientos de un país por cada mil habitantes. En nuestro país esta tasa ha disminuido de forma constante desde 1975 hasta principios del siglo XXI, que sufrió un leve repunte hasta el año 2008, cuando volvió a caer. Esta tasa se acerca mucho a la tasa bruta de mortalidad, lo que provoca que no crezca la población de nuestro país o lo haga de forma muy leve.

La tasa de natalidad está relacionada con la tasa de fecundidad, que se calcula como el número de nacidos vivos por cada mil mujeres entre 15 y 49 años en un año determinado. Es un concepto diferente a la tasa de fertilidad, que indica el número de hijos que nacerían por mujer si todas las mujeres vivieran hasta el final de sus años fértiles y dieran a luz de acuerdo a la tasa de fecundidad promedio para cada edad. A partir de 2008, coincidiendo con el inicio de la crisis, se observa una reducción significativa de ambas tasas.

La pirámide de población y su estructura

La pirámide de población nos representa el número de habitantes en un país distribuidos por edades, en determinados momentos del tiempo. Además, suele dividirse por géneros, para ver cómo afectan las distintas tasas a hombres y mujeres. Para la población de España, las proyecciones para 2050 muestran una pirámide con una estructura débil por la base y muy ensanchada en la zona alta. Esto significa a efectos de pensiones que vamos a tener mucha gente cobrando una pensión y pocos trabajadores cotizando para mantener el sistema.

Actualmente, por cada jubilado hay aproximadamente 4 personas en edad legal de trabajar, concretamente la tasa de dependencia es del 3,74%. Sin embargo, en las proyecciones realizadas para España por Naciones Unidas, señalan valores inferiores a 2 aproximadamente en el año 2040, lo que significa que por cada jubilado se espera que únicamente haya dos personas en edad legal de trabajar, tasa que se mantendrá más o menos estable hasta 2100.

Para el año 2050 se espera que en España más de un tercio de la población tenga 65 años. A esto le tenemos que sumar factores como una baja natalidad para el total de la población y una reducción del porcentaje de población en edad legal de trabajar, que pasaría del 65,3% estimado para España en 2020 al 51,6% en 2050.

Los efectos de los movimientos migratorios

Si consideramos el periodo entre 1950 y 2010, España ha pasado de ser un país de emigrantes a un país de inmigrantes, con un crecimiento exponencial en el número de inmigrantes que llegaron en la primera década del siglo XXI, coincidiendo con una época de crecimiento económico y el boom del sector inmobiliario y la construcción. Sin embargo, con el inicio de la crisis, se produce una fuerte reducción de los saldos migratorios.

Según las proyecciones realizadas, esta tendencia de saldo migratorio negativo se va a mantener como mínimo hasta 2032, estimándose la pérdida de población de España en función de estos movimientos migratorios en 1,3 millones de personas. Esto es importante, ya que la mayoría de ellos forman parte de la población activa, en edad de trabajar y cotizar para contribuir al sostenimiento del sistema de pensiones y mantener buenas tasas de dependencia.

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Cómo afecta esta estructura poblacional a las pensiones

El sistema de pensiones tiene que hacer frente a tres retos fundamentales asociados con la estructura de la pirámide de población: la jubilación de la generación del "baby-boom", el aumento de la esperanza de vida y las bajas tasas de fertilidad. Cada uno de estos factores plantea soluciones diferentes, pero su concurrencia en el tiempo obliga a dar una solución global.

La longevidad se ha solucionado tradicionalmente manteniendo durante más tiempo a los trabajadores en activo o con factores de corrección en el sistema de pensiones que tengan en cuenta esta variable. Al respecto de la tasa de fertilidad, lo cierto es que es más complejo mejorar dicha tasa, ya que requiere inversión para fomentarla y no siempre se obtienen los resultados esperados.

Por lo que respecta a la inmigración, seguramente es el medio menos eficaz para contrarrestar los efectos de la pirámide de población, ya que, como hemos visto, sus efectos son temporales y los saldos van en función de las circunstancias económicas de cada país. Por lo tanto, para mantener un sistema de pensiones, las medidas más eficaces tienen que ir en otro sentido.

Empezando por crear los incentivos necesarios para que las personas permanezcan activas durante todo el ciclo de vida y se retiren más tarde. También fomentando la conciliación con la vida familiar e incentivando la natalidad. Por último, facilitando que los mayores puedan seguir trabajando más allá de la edad legal de jubilación. Y las medidas se tienen que tomar ya o dentro de poco será demasiado tarde.