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Salud financiera 13 jul 2020

Cómo reforzar la salud financiera de los emprendedores vulnerables

Los efectos de la crisis provocada por el COVID-19 están visibilizando las brechas sociales y económicas que existen en el mundo. En el caso de las empresas, un estudio realizado por el Federal Reserve Bank of New York revela que las compañías cuyos propietarios pertenecen a minorías tienen una peor salud financiera, por lo que se ven más afectados por las consecuencias de la pandemia global.

La irrupción de la pandemia ha supuesto un duro mazazo para las empresas y emprendedores a nivel global. La readaptación del modelo de negocio, los problemas de financiación o la reducción de empleo, son algunos de los principales obstáculos a los que se han enfrentado.

La situación se ha puesto cuesta arriba para muchas empresas que se han visto en la necesidad de adaptarse a toda prisa para mantenerse a flote. Un momento en el que lograr fuentes de financiación resulta primordial, al igual que tener una buena salud financiera. Los negocios que no la cuidaron vieron como sus problemas de viabilidad aumentaron.

“Las pequeñas empresas soportan el impacto provocado por las normas de distanciamiento social, los cierres temporales y la modificación de sus negocios”, explica el informe del Federal Reserve Bank of New York. “La disminución de los ingresos ha hecho que muchas pequeñas empresas tengan que despedir empleados”. 

La base del problema

El estudio, ante la falta de datos a tiempo real, ha analizado los resultados del informe ‘2019 Small Business Credit Survey’ realizado por el Federal Reserve Bank of Atlanta. En él se ofrece una serie de conclusiones sobre las empresas estadounidenses que, a tenor de lo que está ocurriendo actualmente, parecen premonitorias.

A finales de 2019, solo una de cada cinco empresas, consideradas financieramente saludables, tenían reservas de efectivo para continuar con sus operaciones si experimentaban una pérdida de ingresos durante dos meses. “Probablemente, la mayoría de las pequeñas empresas tendrían que reducir su fuerza de trabajo y nivel de operaciones o retrasar los pagos en caso de crisis”, explica el informe. “Muchos emprendedores dependerían de fondos personales o se endeudarían para cancelar sus deudas”. El estudio ya avisa de que las compañías más pequeñas, más jóvenes o aquellas gestionadas por emprendedores afroamericanos o latinos, tenían más probabilidades de ser clasificadas como “en situación de riesgo” respecto a su salud financiera y que, por lo tanto, serían más vulnerables ante una crisis.

Desigualdades sociales, desigualdades económicas

¿Por qué los emprendedores de las comunidades afroamericanas y latinas tienen una mala salud financiera? “El acceso limitado al crédito es un factor agravante”, explica un estudio reciente de McKinsey. "Las empresas cuyos propietarios son negros, normalmente arrancan con mucho menos capital, ya sea en forma de inversiones o en préstamos bancarios, que las empresas cuyos propietarios son blancos. Solo el 1% de los dueños de negocios que pertenecen a la comunidad afroamericana obtienen un préstamo bancario en el primer año de su negocio, en comparación con el 7% de los empresarios blancos que consiguen dicho capital en su primer año de actividad”.

El gran número de pymes gestionadas por emprendedores afroamericanos o latinos en los sectores más vulnerables durante la pandemia también ha sido un factor negativo para su salud financiera. “Las industrias de servicios, incluidos los de alojamiento y alimentación, los servicios de lavandería y las tiendas minoristas, son las que concentran una mayor proporción de pequeñas empresas cuyos propietarios pertenecen a minorías”, dice el estudio. “Normalmente, estos servicios requieren proximidad física y raramente se pueden realizar de forma remota. Respecto a otros sectores, es menos posible que el sector de asistencia sanitaria y asistencia social sufra pérdidas inmediatas de empleos y cierres de empresas, pero es la industria más expuesta a contraer el virus”.

Ante esta situación, McKinsey propone las siguientes medidas para aliviar la complicada situación en la que se encuentran los emprendedores pertenecientes a minorías y fortalecer su salud financiera. Estas son algunas de las principales.

Buscar apoyo

Para reforzar su situación económica, los negocios necesitarían ayuda inmediata en forma de subvenciones, préstamos, acceso a asesoramiento legal y asistencia profesional para negociar con acreedores o propietarios. De esta forma, podrían responder ante los efectos de la pandemia y proteger a sus plantillas. McKinsey también aboga por el apoyo temporal de los fondos de ayuda comunitaria y por subvenciones de emergencia por parte de las grandes empresas.

El alcance es fundamental para garantizar que estas medidas generen impacto. “En algunos casos, las instituciones públicas pueden necesitar mejorar y adaptar sus mecanismos de entrega para que lleguen a las empresas propiedad de minorías y aborden sus necesidades específicas”. En este proceso, todos los actores dispuestos a ayudar deben readaptarse a la situación. “Las agencias gubernamentales, las organizaciones sin fines de lucro y las empresas del sector privado, pueden necesitar revisar sus programas de divulgación y campañas educativas para aumentar la conciencia sobre los tipos de asistencia que ofrecen. También pueden ver oportunidades para hacer que sus programas y servicios sean más fáciles de usar y accesibles”.

Ampliar el acceso a financiación

Los emprendedores más vulnerables podrían mejorar su salud financiera si tuvieran un acceso más amplio a opciones de financiación. Este hecho “podría mejorar drásticamente la salud de las pequeñas empresas propiedad de minorías, mejorar las probabilidades de que escalen sus negocios y fortalecer su capacidad de recuperación financiera”. En este caso, McKinsey aconseja que sea el sector público el que incentive los préstamos y aborde las preocupaciones del sector financiero sobre posibles riesgos para poner en marcha las soluciones que sean necesarias.

Agilizar los pagos 

En cuanto a los ingresos, es necesario acelerar la gestión de los pagos para que las compañías puedan llegar a fin de mes. “Las empresas que pudieran permitírselo proporcionarían un alivio significativo a sus proveedores al pagarles antes de tiempo y reducir su ciclo de conversión de efectivo”.  Ampliar el radio de acción y alcanzar a otro tipo de clientes también es vital para estos emprendedores. “El acceso a contrataciones de organizaciones gubernamentales y del sector privado también podría ayudar a nivelar el campo de juego para los proveedores pertenecientes a minorías”. 

Readaptarse 

La salud financiera de las empresas en riesgo solo podrá conseguirse si readaptan su modelo a la nueva realidad que ha traído la pandemia. “En los sectores de alto riesgo, incluidas las empresas y los lugares de trabajo que requieren proximidad física, será necesario reajustarse rápidamente rediseñando experiencias sin contacto y entornos de trabajo más seguros”, explica el estudio de McKinsey. El papel de las compañías tecnológicas, como proveedoras de servicios y herramientas, es fundamental en esta reconversión de las empresas más vulnerables.

Contar con una buena educación financiera 

Además del apoyo externo, los emprendedores necesitan tener una base sólida de conocimientos como herramienta para afrontar las crisis imprevistas. Por ello, BBVA trabaja para impulsar la educación financiera de todas aquellas personas que gestionen su propio negocio, a través del Centro de Educación y Capacidades Financieras. Esta entidad pone a disposición de los propietarios de negocios, numerosos estudios, artículos e informes destinados a mantenerles informados, ayudarles a mejorar su educación financiera y, de esta forma, apoyarles en la toma de mejores decisiones económicas.

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Salud financiera, prioridad estratégica de BBVA

Una buena salud financiera personal, familiar o empresarial es clave para poder hacer frente a imprevistos y afrontar los planes de futuro a los que se aspira.

BBVA considera que mejorar el bienestar financiero debe estar al alcance de todos y, por este motivo, ha convertido la salud financiera en una de sus seis prioridades estratégicas. La entidad quiere apoyar a personas y empresas en su camino para alcanzar ese bienestar financiero a través de soluciones personalizadas, motivándolas y empoderándolas para que incrementen su tranquilidad y seguridad.

Además, el banco entiende la salud financiera como un viaje de cuatro pasos, que empieza con el control del día a día, sigue con el ahorro, continúa con la gestión de la deuda y se completa con la planificación para el futuro. Muchas de las herramientas para acompañar a los clientes en este viaje se ofrecen a través de su aplicación móvil, que reúne el poder de la tecnología, los datos y la experiencia de su equipo humano.

Para un emprendedor, resulta esencial poner el foco en cada uno de estos frentes:

  • Control del día a día: El objetivo es conseguir que los clientes sean conscientes de sus ingresos y gastos, clasificados por categorías, con el objetivo de que puedan establecer límites de gasto y hacer un seguimiento. Además, el banco les anticipa información sobre próximos movimientos, con el fin de que estén preparados.
  • Ahorro: La importancia de contar con un colchón financiero para poder afrontar imprevistos es vital en la salud financiera. BBVA ayuda a los clientes a marcarse metas de ahorro y facilita las reglas automáticas para conseguir cumplir estos objetivos. De esta manera, se persigue convertir el ahorro en un hábito.
  • Control de la deuda: BBVA quiere ayudar a los clientes a entender cuánto pueden endeudarse y cuál es el mejor producto para el fin que quieran conseguir. Para ello, les ofrece en todo momento información actualizada sobre su capacidad de endeudamiento, el máximo nivel permitido y el estatus actual de su deuda. Los clientes pueden así conocer cuál es el límite de deuda responsable y sostenible que pueden asumir.
  • Planificación: BBVA ayuda a los clientes a planificarse para cumplir sus objetivos y vivir con tranquilidad a lo largo de todas las etapas de su vida a través del asesoramiento en productos de ahorro e inversión, y de soluciones que aportan valor y conocimiento para una mejor gestión del patrimonio.