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El método de las 52 semanas: ¿es posible ahorrar más de 1.300 euros al año con un reto?

Este juego, muy popular en redes sociales, propone ir ahorrando un poco más cada semana. Es útil para un ahorro puntual, pero a largo plazo una buena planificación es siempre más efectiva para cuidar nuestra salud financiera y mejorar nuestra calidad de vida.

El método de las 52 semanas: ¿es posible ahorrar más de 1.300 euros al año con un reto?

Nadie discute que crear un hábito de ahorro es fundamental para tener una economía saneada. Sin embargo, no siempre sabemos por dónde empezar. Más allá de los métodos tradicionales, las redes sociales están llenas de retos o ‘hacks’ de ahorro que, convirtiendo el acto de guardar parte de nuestros ingresos en una especie de juego, prometen ayudarnos a ahorrar más o menos dinero casi sin enterarnos. Uno de los más populares, por la sencillez de su planteamiento, es el método de las 52 semanas.

¿Hasta qué punto resulta efectivo este sistema? El método propone ahorrar semanalmente una cantidad de dinero equivalente al número de semanas transcurridas desde el inicio del reto. Es decir, si se empieza el 1 de enero, esa semana se ahorraría un euro, dólar o peso... La semana 22, habría que apartar 22 (llevaríamos ya 253 ahorrados desde enero), y así hasta completar las 52 semanas del reto, que se corresponden con las semanas que tiene el año. Se puede empezar en cualquier momento; solo hay que numerar las semanas del 1 al 52. La cantidad final que se tendrá en el bote o lugar designado para ese dinero que se va apartando semana a semana (puede ser también una cuenta bancaria, como la Cuenta Ahorro Metas BBVA en España o Apartados de BBVA México) será de 1.326 euros, una cifra nada desdeñable.

Consejos para cumplir el reto

Ese es el funcionamiento básico del reto y no es necesario saber mucho más para llevarlo a cabo, pero existen algunos trucos que pueden ayudar a completarlo. El primero es algo muy sencillo: simplemente, anotar las semanas y cantidades en algún sitio (por ejemplo, en un papel que peguemos al bote), ponerlo en un lugar visible e ir tachándolas conforme vayamos introduciendo el dinero.

Además de esa pequeña inyección de dopamina con la que nuestro cerebro nos recompensa cada vez que completamos una tarea, tendremos un extra de motivación cada vez que miremos la lista: según un estudio de la Universidad de Miami, revisar con frecuencia una lista de objetivos —es decir, no solo escribirlos— aumenta las probabilidades de que los cumplamos.

Otra buena práctica es unirse a otras personas que estén realizando el reto. “El ser humano es muy social. A veces nos cuesta motivarnos solos, pero si estamos acompañados es más fácil. Es como ir al gimnasio: si vamos con un amigo, hay más probabilidades de que lo hagamos”, explica Elisabet Ruiz Dotras, profesora de Economía y Empresa en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). En su opinión, una de las claves del éxito de este reto es que se ha formado a su alrededor “una especie de club de fans”.

Otros métodos de ahorro

No todas las personas que empiezan este método llegan hasta el final. Un año entero es mucho tiempo y la forma en la que está diseñado el reto, con un ahorro que debe ser mayor a medida que pasa el tiempo, puede desmotivar a muchos. “La parte más dura está a medida que avanzas, cuando no debería ser así”, señala Ruiz Dotras. Ahorrar 1, 2 o 10 euros una semana puede ser fácil, pero el ‘sprint’ final, en el que cada semana serán más de 40 euros, dificulta las cosas.

La profesora de la UOC añade que este método no lleva a la gente a tomar conciencia de sus gastos e ingresos, ni tiene en cuenta las circunstancias de cada persona.  “Para llegar al final, tú tienes que haber revisado anticipadamente todos los gastos y haber hecho una planificación. Porque si por ejemplo tienes un seguro que pagas en julio, cuando lleguen esas semanas te va a ser muy difícil o imposible ahorrar lo que te toca”, indica. Por ello, ve más útil, por ejemplo,  proponerse ahorrar 25 euros cada semana, que pasado un año da una cantidad similar de ahorro total y que permite organizarse mejor al saber que hay que apartar siempre lo mismo.

Esa toma de conciencia sobre lo que se ingresa, lo que se gasta, y las decisiones que hay que tomar para poder ahorrar o aumentar el ahorro es la clave de otros métodos también muy populares en redes sociales. Ruiz Dotras destaca el método japonés ‘kakebo’, en el que se apuntan todas las semanas los ingresos y los gastos de forma muy detallada, lo que permite darse cuenta, por ejemplo, de cuánto suponen al mes los gastos hormiga.

Otros métodos que ayudan a esa planificación son los basados en porcentajes, como el 50/30/20, de los que Ruiz Dotras destaca su flexibilidad, ya que se pueden adaptar muy bien a cada caso.

Ambos sistemas están pensados para el largo plazo, a diferencia del  reto de las 52 semanas. Este sistema puede ser una buena idea si se tienen en cuenta los aspectos destacados anteriormente —y si se sabe que será posible asumir ese último tramo de ahorro semanal más elevado— para lograr un objetivo puntual, pero no como forma de introducir el hábito del ahorro en nuestras vidas. «Esto es como adelgazar o ponerse en forma. Al final lo que funciona a largo plazo es el cambio de hábitos», concluye Ruiz Dotras.

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