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¿Estás en una playa sostenible? 7 pistas para saberlo

La bandera azul reconoce las buenas condiciones ambientales de las playas. La limpieza del agua, la buena gestión de residuos o los accesos adaptados para todas las personas, son algunos de los indicadores para reconocer las playas más sostenibles.

El pueblo pesquero de Bayahíbe es un lugar privilegiado. Este domina el centro de una bahía resguardada al sur de la República Dominicana, está rodeado de un arrecife de coral en el que abunda la pesca y se encuentra protegido por manglares espesos. Durante siglos, estos atributos hicieron de Bayahíbe un lugar atractivo para los pobladores indígenas de la isla de La Española. También para los navegantes que llegaban al Caribe desde tierras lejanas. Hoy, su gran tesoro son sus playas de arena blanca y aguas azul turquesa que se suceden una detrás de otra.

No es de extrañar que la primera bandera azul en llegar al continente americano se plantase en Bayahíbe. En 2003, la entidad que certifica la sostenibilidad de las playas y su calidad decidió otorgar a la playa Dominicus este distintivo. Desde entonces, no ha dejado de ondear sobre el arenal. Hoy, las banderas azules señalan 25 playas sostenibles de la República Dominicana. “El cumplimiento de los estrictos criterios bandera azul en la República Dominicana ha ayudado a reforzar el desarrollo sostenible de nuestras playas y el cumplimiento ambiental de los operadores”, señala Cesarina Aquino, directora del Instituto de Derecho Ambiental de República Dominicana (IDARD), entidad coordinadora del programa bandera azul en ese país.

La bandera azul y otros distintivos que certifican la sostenibilidad de la playas

Además de en la isla caribeña, la bandera azul está presente en 31 playas de Brasil, nueve de Colombia, tres de Chile, dos de Argentina y una de Puerto Rico. La clasificación global la lidera España, con 638 playas con bandera azul, seguida de Grecia (596) y Turquía (551). Sin embargo, este estandarte, que identifica más de 5.000 arenales, puertos deportivos y embarcaciones turísticas en todo el mundo, no es la única señal que certifica que estamos en una playa sostenible, aunque sí el más utilizado. Además de la bandera azul, existen estos otros certificados de calidad y sostenibilidad de las playas:

  • UNE-ISO 13009:2016. Esta norma internacional promueve la limpieza del agua y de la arena, las condiciones higiénicas de las playas y sus instalaciones y el control de los chiringuitos, entre otros aspectos.
  • Q de calidad. Es una marca española basada en el estándar UNE-ISO y desarrollada por el Instituto para la Calidad Turística Española y la Sostenibilidad.
  • Bandera ecoplaya. Este certificado busca fomentar y dinamizar el progreso y la innovación en los procesos relacionados con el tratamiento de residuos y la conservación ambiental en las playas. Está dirigido a los países hispanohablantes y ha sido desarrollado por la Asociación Técnica para la Gestión de Residuos y Medio Ambiente (ATEGRUS).
  • Playas sostenibles Friend of the Sea. La World Sustainability Organization también cuenta con su propio distintivo que certifica, entre otros aspectos, el tratamiento apropiado de residuos en la playa, la calidad del agua y el respeto por el ecosistema natural.

Los criterios de la bandera azul y los ODS

“El éxito del programa bandera azul radica en que, a través del cumplimiento de estrictos criterios de salud, seguridad, accesibilidad, ambiente, servicios y educación ambiental, entre otros, se garantiza que las playas mantengan altos estándares ambientales”, explica Cesarina Aquino. “Para conseguir una bandera azul hace falta cumplir nada menos que 28 criterios diferentes, criterios que hemos organizado en cuatro grandes bloques”, añade José Palacios, presidente de la Asociación de educación ambiental y del consumidor (ADEAC), entidad que coordina el programa en España.

  1. Información y educación ambiental. La playa debe contar con paneles que informen sobre el ecosistema, el arenal o los espacios protegidos, si existen. Además, el municipio debe organizar una serie de actividades de sensibilización ambiental cada año.
  2. Calidad del agua de baño. Esta debe ser excelente durante toda la temporada y en todos los puntos de muestreo, así como estar en consonancia con la legislación vigente en cada territorio.
  3. Gestión ambiental. Los arenales deben cumplir la legislación ambiental de cada país y disponer de servicios de recogida selectiva de residuos y baños públicos.
  4. Seguridad y servicios. Las playas deben tener accesos fáciles y seguros, así como servicios de primeros auxilios y socorrismo. Además, las playas urbanas deben ser accesibles para personas con discapacidad.

“También son muy importantes una serie de medidas relacionadas con la defensa natural y la regeneración de espacios”, recalca José Palacios. “Por ejemplo, lo que hacemos es insistir en la protección de las praderas marinas, como la posidonia en el Mediterráneo, y de las algas; así como de los sistemas dunares. Estos ecosistemas marinos y terrestres son las medidas de protección natural de las playas”.

Los criterios que vertebran el estándar de la bandera azul están también conectados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU. En particular, están relacionados con el ODS 3 de salud y bienestar, el ODS 4 de educación de calidad, el ODS 6 de agua limpia y saneamiento, el ODS 13 de acción por el clima, el ODS 14 de protección de la vida submarina y el ODS 15 de gestión sostenible de los ecosistemas terrestres.

7 pistas para saber que estás en una playa sostenible

Además de todos los estándares mencionados, del certificado de ecoplaya a la bandera azul, también existen otros documentos que nos indican qué pistas buscar para saber si un arenal es o no sostenible (como, por ejemplo, el decálogo de gestión sostenible de las playas de Ecologistas en Acción). De forma resumida, estas son 7 claves para saber si estamos en una playa sostenible:

  1. Certificados visibles. Puede ser una bandera azul o cualquier otro de los estándares mencionados. Todos ellos deben estar visibles en las entradas de la playa.
  2. Información clara y transparente. Muchos de los estándares recogen como requisito la presencia de paneles informativos sobre la calidad de las aguas, las dinámicas de la playa o los ecosistemas cercanos.
  3. Gestión de residuos y limpieza de la playa. Las playas deben estar libres de residuos de origen humano y, habitualmente, cuentan además con sistemas de recogida selectiva. Es importante señalar que esto no implica la recogida de residuos naturales como las algas, que forman parte del ecosistema de la playa y cumplen funciones ecológicas.
  4. Seguridad y servicios. Muchos de los certificados obligan también a contar con servicios de emergencias y socorristas. En el caso de la bandera azul, el personal está cada vez más preparado para intervenir en caso de que existan conductas perjudiciales para el medioambiente.
  5. Accesibilidad y movilidad sostenible. Las playas deben contar con accesos restringidos y adaptados para todas las personas. Estos accesos deben tener un impacto ambiental mínimo y respetar el entorno.
  6. Limpieza de las aguas y control de vertidos. Las playas sostenibles no deben contar en ningún caso con puntos de vertidos de aguas sin depurar y la calidad del agua de baño debe estar correctamente controlada.
  7. Educación y sensibilización ambiental. Aprovechando el atractivo turístico de las playas, las autoridades deben desarrollar actividades y programas educativos sobre la conservación del medioambiente marino y costero.

“La gestión sostenible de las playas enfrenta muchos desafíos, como el cambio climático, que afecta a la calidad del agua o a la erosión costera, o la presión turística excesiva, que puede llevar a la sobreexplotación de recursos naturales y a la degradación de los ecosistemas”, concluye Cesarina Aquino. “Superar estos retos requiere una combinación de esfuerzos gubernamentales, la participación de la comunidad local, la implementación de políticas de sostenibilidad y la educación continua para fomentar prácticas responsables entre todos los usuarios de las playas”.