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Qué son los gastos económicos y cómo se cuantifican

Las economías de los países y la salud financiera de las personas se sustentan sobre varios factores. Dos de ellos son el gasto familiar o consumo y el gasto empresarial necesario para desarrollar una actividad económica. Ambas magnitudes ayudan a configurar, a posteriori, el Producto Interior Bruto (PIB) de los países. Pero, ¿son estos dos gastos económicos lo mismo? ¿Se cuantifican y estudian de la misma forma?

Qué son los gastos económicos y cómo se cuantifican

Más de 200 años después de que Adam Smith escribiera las primeras teorías económicas modernas que han configurado el modelo económico capitalista que conocemos hoy, sus ideas y trabajos siguen presentes. Uno de los ámbitos donde conservan vigencia es en el estudio y análisis de los gastos económicos, tanto de familias como de empresas. El ahorro, consumo o gasto de las familias en los países industrializados y en vías de desarrollo es una de las variables económicas más importantes y un termómetro de la salud del país. Se obtienen, entre otras fuentes, de las encuestas poblacionales.

Para configurar los datos de gastos económicos de las familias, los institutos de estadística nacionales los distribuyen en dos grandes grupos: bienes y servicios. Alimentos y bebidas no alcohólicas y vivienda, ya sea en modo alquiler o propiedad, constituyen la mayoría de los gastos fijos del hogar en España y el resto del mundo. En definitiva, comida y techo. Otros gastos familiares, como el transporte o la educación, se consideran gastos variables necesarios. Existen también gastos superfluos y discrecionales (ocio y viajes, por ejemplo).

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“Este tipo de datos son importantes porque nos indican el consumo de bienes y servicios que realiza un individuo, una familia o un hogar. Nos sirven para medir el nivel de vida, la utilidad y, en definitiva, la desigualdad en un país”, explica Aurora Ruiz Rua, profesora del Departamento de Teoría Económica y Economía Matemática, de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Española a Distancia (UNED). Añade, además, que el gasto familiar de consumo es el indicador perfecto para los economistas, mucho más preciso que los datos de ingresos.

Además, “la composición del gasto familiar ha cobrado relevancia especial en los últimos dos años, pues las decisiones de consumo han estado y siguen estando muy condicionadas por la consecuencias de la pandemia”, señala Alfonso Arellano, economista senior de BBVA Research. Las limitaciones físicas y las restricciones establecidas por las Administraciones Públicas han dado prioridad a ciertos gastos frente a otros. Así, “los datos de la Encuesta de Presupuestos Familiares, elaborada por el INE, muestran que las partidas donde más disminuyó el gasto en 2020 fueron Restaurantes y Hoteles, Ocio y Cultura, así como Transporte y Vestido frente al aumento en Alimentación y Vivienda”, incide Alfonso Arellano.

Qué son los gastos empresariales

Los gastos familiares y empresariales presentan diferencias. La principal de todas es el objetivo por el que se realizan. Mientras en una familia los gastos se miden bajo la utilidad y el bienestar que proporcionan, en una empresa los gastos tienen más que ver con maximizar una ganancia y un beneficio económico. “Al analizar los gastos familiares podemos establecer una serie de políticas para mejorar la vida de los ciudadanos. En el mundo empresarial es más complicado de analizar. Los datos que tenemos nos ayudan a conocer las actividades, la competencia y a comparar entre empresas. No mucho más. Y depende de cada empresa, los datos y objetivos difieren mucho” matiza Ruiz Rua.

Las empresas, más allá de distinguirse por su actividad económica, se distinguen también por su tamaño y número de trabajadores. Si hay un tipo de empresa dominante es la pyme (así como la pyme o micropyme), que son organizaciones que no superan los 10 trabajadores y los 2 millones de facturación anual. Según datos de las Naciones Unidas (ONU), el 90% de las empresas en todo el mundo son pymes o micropymes. Este tipo de entidades son las responsables de más del 50% del PIB mundial y emplean al 50-60% de la fuerza de trabajo en todo el globo.

¿Difieren mucho los gastos dependiendo del tamaño? Sí, pero hay una serie de gastos empresariales que se dan en todas las compañías. Son los llamados gastos fijos, que reúnen el arrendamiento o hipoteca del espacio en el que se produce la actividad, suministros (luz, comunicaciones), gastos laborales (contratación), tasas e impuestos y gastos financieros o endeudamiento (préstamos), si los hubiera.

Para que todos los gastos se adecúen a los objetivos, tanto de la familia como de la empresa, la profesora Ruiz Rua destaca que hay que contar con un conocimiento financiero. “La cultura financiera está más desarrollada en la empresa que en el individuo. Un ejemplo es el análisis de riesgo financiero, las empresas lo conocen más que las familias. Creo que los individuos deberíamos aprender de las empresas en estos asuntos”.

Qué son los gastos económicos

Los gastos varían en un mundo cambiante

Los gastos cambian a medida que lo hace el mundo. Ha sucedido durante la pandemia del COVID-19. Familias que han recortado en viajes y restaurantes y han aumentado los gastos en compra de alimentos. O empresas que han decidido reducir su gasto en arrendamiento de oficinas porque sus empleados trabajan desde casa en modalidad teletrabajo. Esto ha significado calcular y analizar de otra forma los consumos en todo el mundo y que estos nuevos datos sirvan para tomar decisiones.

Uno de los debates más actuales en el ámbito económico es la transición energética. Empresas, ciudadanos y gobiernos deberán, en un periodo de menos de 30 años, reducir drásticamente las emisiones de dióxido de carbono (CO2) de sus actividades. Como no podría ser de otra forma, esto implica gastos. “Tenemos que potenciar las encuestas de presupuestos familiares y los datos empresariales. Nos van a dar unos indicadores muy importantes, por ejemplo, con la futura transición energética. A través de estas encuestas vamos a poder analizar los gastos, el impacto y los instrumentos más afines para los consumidores y las empresas, concluye Ruiz Rua.