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Ondiñas veñen e van: la historia sostenible de Jealsa

En 1958, Jesús Alonso Fernández decidió fundar su propia compañía: una conservera. La famosa Rianxeira, hoy Jealsa, facturó en 2021 más de 700 millones de euros, es una de las más grandes del mundo y ha hecho de la pesca sostenible su razón de ser. Jealsa genera electricidad limpia y cuenta con el sello azul del Marine Stewardship Council (MSC).

Ondiñas veñen e van: la historia sostenible de Jealsa

Cuando el coro Castelao estrenó el himno que acababan de componer Anxo Romero Loxo y Xesús Frieiro ‘Pinciñas’, Buenos Aires era la ciudad más poblada de Galicia. A pesar de estar a miles de kilómetros de la región española, en la capital argentina vivían a mediados del siglo XX cerca de 150.000 gallegos. Escapando del hambre y las presiones políticas, por la falta de trabajo o la búsqueda de oportunidades, los gallegos habían hecho de Buenos Aires su gran capital en la diáspora. Hoy, se calcula que unos cinco millones y medio de argentinos descienden de gallegos.

Por eso, en 1948 no había mejor sitio en el planeta para estrenar A Rianxeira. La canción, inspirada en los cantos tradicionales de las procesiones de la virgen de Guadalupe en el pueblo de Rianxo, a orillas de la ría gallega de Arousa, pronto se convirtió en un himno de la emigración. Poco a poco, conquistó las voces de todos los gallegos, tanto los que se habían visto obligados a dejar su casa como los que se habían quedado y habían conseguido aprovechar las escasas oportunidades de progreso que entonces ofrecía su tierra.

Jesús Alonso Fernández fue de los que se quedó. Nacido en Boiro, no lejos de Rianxo, estudió comercio en Vilagarcía, otra localidad en la orilla sur de la misma ría de Arousa. Tras trabajar en un banco y en la tienda de tejidos y punto de su familia, en 1958 decidió fundar su propia compañía: una conservera. Con el nombre, no lo dudó, se llamaría Rianxeira. Para la imagen de la marca, el joven emprendedor, cautivado por la película ‘La donna del fiume’ (recién estrenada entonces), se inspiró en una joven Sofia Loren. Ella sería su nueva rianxeira.

La primera piedra de aquella nueva empresa la puso en la localidad de Vilaxoán, siempre en Arousa, en una fábrica que se dedicaba a producir y comercializar conservas de pescados y mariscos. Pronto trasladó la empresa a su Boiro natal y en 1974 pasó a constituirse en sociedad anónima bajo el nombre de Jesús Alonso, S.A. o, de forma abreviada, Jealsa. Eso sí, siempre sin abandonar el nombre de Rianxeira, todavía hoy la marca más emblemática de una compañía que en 2021 facturó 704 millones de euros, una de las conserveras más grandes de España y del mundo, y una empresa que ha hecho de la pesca sostenible su razón de ser.

Ondiñas veñen e van: la historia sostenible de Jealsa

Una 'rianxeira' neutral en dióxido de carbono (CO2)

“En estos 60 años la compañía ha ido evolucionando, apostando siempre por la innovación y la diversificación de nuestra actividad. Comenzamos centrados en la fabricación y comercialización de conservas de pescados y mariscos y en la actualidad tenemos actividad en sectores tan diferentes como las energías renovables y la pesca”, explica Ángeles Claro, directora de sostenibilidad de la compañía.

Hoy, Jealsa está formada por diversas sociedades, estructuradas en tres divisiones que operan bajo una circularidad total. “También hemos ampliado nuestra presencia comercial, llegando a 40 países en todo el mundo. Y nuestros centros cumplen estándares internacionales de seguridad alimentaria, calidad, ética laboral y salud en el trabajo”, añade Claro.

Por encima de todo, un objetivo: la sostenibilidad. La ría de Arousa, en la que nació y creció Jealsa, es la más extensa de las rías de Galicia y uno de los lugares más productivos del mundo. Allí se concentran, por ejemplo, la mayor parte de bateas para el cultivo de mejillón, unas plataformas flotantes que cada año producen 250.000 toneladas de este bivalvo, un 40% de la producción total europea. Allí, la relación entre el mar y sus gentes resalta a simple vista. Allí, los servicios que nos entrega la naturaleza, y la necesidad de cuidarlos, son evidentes.

“La sostenibilidad forma parte de nuestro ADN desde nuestros orígenes”, explica Ángeles Claro. “Nosotros enfocamos la sostenibilidad desde un prisma global. No nos centramos únicamente en la sostenibilidad de las materias primas procesadas, sino que también tenemos en cuenta la calidad de los productos que elaboramos, el cuidado y conservación del medioambiente, la apuesta por las energías renovables, la optimización y valorización de todos los recursos utilizados y, por supuesto, las personas: nuestros colaboradores directos, los presentes a lo largo de nuestra cadena de valor y la sociedad en su conjunto”.

Ondiñas veñen e van: la historia sostenible de Jealsa

El mejor ejemplo de todo ello es, probablemente, Rianxeira. La marca original de Jealsa se ha convertido en estandarte de la sostenibilidad medioambiental de la compañía. Todos sus productos son neutrales en carbono gracias a que las emisiones generadas en su proceso de producción se compensan con la energía renovable obtenida por la propia compañía. Las instalaciones propias y participadas por Jealsa generaron en 2020 la electricidad limpia equivalente al consumo de casi 118.000 hogares y evitaron la emisión de más de 400.000 toneladas de dióxido de carbono (CO2) , el gas de efecto invernadero (GEI) que más está contribuyendo al cambio climático.

La importancia de la pesca sostenible

Desde su relanzamiento como marca en 2019, Rianxeira ha construido sus valores de marca alrededor de la sostenibilidad, la transparencia y la salud. Un camino en el que BBVA ha contribuido en el impulso de sus buenas prácticas sostenibles a través de soluciones de financiación con el objetivo de fomentar la transición ecológica.

Pero el compromiso de Jealsa trasciende la imagen de sus conservas más icónicas. La compañía ha creado su propio programa de responsabilidad social corporativa, bautizado como We Sea, bajo el que engloba toda la estrategia y los esfuerzos en las áreas de sostenibilidad y responsabilidad social. Por eso, We Sea se apoya sobre cinco pilares básicos que garantizan las mejores prácticas y una contribución positiva al bienestar y al medioambiente:

  • Compra y pesca responsable.
  • Calidad y excelencia en los productos.
  • Energías renovables y protección del medioambiente.
  • Responsabilidad social.
  • Economía circular.

“Todos nuestros proveedores deben firmar nuestra política comprometiéndose a que la materia prima que nos suministran cumple todos los requisitos marcados, no solo desde el punto de vista de la sostenibilidad, sino también desde el punto de vista de seguridad alimentaria, calidad y ‘compliance’”, detalla Ángeles Claro. “A partir de ahí, contamos con información detallada del producto que nos facilitan y, gracias a esa trazabilidad hasta el barco de pesca, podemos hacer todas las comprobaciones necesarias que nos garantizan el cumplimiento de las políticas”.

Con estas medidas de control, Jealsa garantiza que todas las materias primas que se utilizan tengan un origen sostenible y que no procedan de actividades de pesca pesca ilegal, no reportada y no regulada. Este tipo de pesca, conocida como IUU por sus siglas en inglés (Ilegal, Unreported and Unregulated), es la mayor amenaza que existe hoy para la biodiversidad y los ecosistemas marinos, según la FAO. A pesar de los controles y las leyes, la organización de la ONU calcula que más de 26 millones de pescado y marisco se capturan ilegalmente en el mundo cada año.

Dentro de la estrategia We Sea de Jealsa, el estándar de sostenibilidad pesquera del Marine Stewardship Council (MSC) juega un papel clave. Buena parte de la materia prima que utiliza la conservera cuenta con el sello azul de MSC y todas las fábricas y barcos de Jealsa cumplen el estándar de cadena de custodia MSC. “Además, nuestra flota atunera cuenta con la certificación MSC para las capturas de atún aleta amarilla. Hemos sido la primera empresa española en conseguirlo en el océano Atlántico”, señala la directora del área de sostenibilidad.

“Esta certificación ha supuesto un gran reto, porque durante la evaluación de MSC no sólo se analiza la actividad de nuestros barcos, sino que también se tiene en cuenta la situación del ‘stock de la especie a certificar, las medidas de gestión establecidas por la organización regional de pesca en ese océano y el impacto de la pesca global sobre el ecosistema. Es un estándar muy riguroso y transparente porque es auditado por una tercera parte independiente”, añade.

El mundo ha cambiado mucho desde que A Rianxeira se estrenó en Buenos Aires y Jesús Alonso Fernández abrió su primera fábrica de conservas. Entonces, la amenaza del cambio climático y de la pérdida de biodiversidad eran desconocidas. Conceptos como sostenibilidad o capital natural no formaban parte de nuestro vocabulario. Hoy, los retos ambientales son más evidentes que nunca y la humanidad empieza a comprender que no es el futuro del planeta el que está en juego, sino el de nuestra propia especie y el del bienestar y el progreso alcanzados.

“Nuestras materias primas principales proceden de la pesca extractiva, por tanto, es fundamental para nosotros el cuidado y conservación de los océanos. Desde siempre hemos sido pioneros en este aspecto, poniendo en marcha proyectos propios y colaborando con las principales organizaciones a nivel mundial centradas en la conservación de los ecosistemas marinos”, concluye Ángeles Claro. Son los mismos océanos que nos han dado de comer durante milenios y han inspirado a centenares de generaciones, incluyendo la que dio forma a las estrofas del himno de la emigración gallega. Ondiñas veñen e van, non te vaias Rianxeira, que te vas a marear.