Certificado EDGE: construcción sostenible en países emergentes

Promocionar la sostenibilidad de los edificios nuevos o ya construidos, pero de una forma más sencilla, rápida y menos costosa que otras certificaciones internacionales. Es el objetivo de EDGE en cada vez más países de África, Asia y Latinoamérica: un sistema de certificación de construcción sostenible que se focaliza en hacer edificios más eficientes.
Buganvillas es un nuevo proyecto residencial de 18 viviendas de una y dos plantas cercano al centro de la ciudad ecuatoriana de Ibarra que puede acreditar su vocación sostenible. Una vez completada la etapa de diseño, ha obtenido un certificado EDGE preliminar.
Guiado por esta herramienta, esta promoción inmobiliaria ha integrado medidas de eficiencia que le permitirán ahorrar, comparado con una obra convencional, un 27% en el consumo de energía, un 34% en la energía incorporada a los materiales de construcción (la que consumen su producción y transporte) y un 39% de agua. Si aspira a alcanzar la certificación EDGE final, deberá superar un proceso de auditoría y verificación por parte de un auditor autorizado durante 12 meses.
Medidas de ahorro
Algunas de las medidas de eficiencia energética que incorporan los edificios son las fachadas con huecos para crear cámaras de aislamiento, pinturas exteriores reflectivas que ayudan a regular la temperatura interior o sistemas de climatización e iluminación de bajo consumo. Entre las que logran reducir el gasto hídrico, destacan la recuperación de agua de lluvia o el reciclaje de aguas negras y grises que pueden usarse por ejemplo para regar zonas verdes. En cuanto a la elección de materiales, tienen prioridad los reciclados o de proximidad para reducir las emisiones de su transporte. ¿Resultados? Según EDGE, más de 15.000 metros cúbicos de agua y 244.810 toneladas de CO2 ahorradas anualmente en el conjunto de los edificios certificados.

A diferencia de otros sellos de sostenibilidad como LEED o un Passivhaus, mucho más complejos y costosos de obtener, "el EDGE no implica transformaciones tecnológicas caras ni proyectos sofisticados difíciles de implementar. No establece requisitos previos ni criterios obligatorios, sino que se compone de un paquete de medidas y mejoras prácticas de diseño y equipamiento que permitan cumplir con los estándares requeridos", describe, por videollamada desde Montevideo, Rafael Perolo, codirector de GEA Consultores Ambientales y auditor EDGE.
Reciente pero emergente
Este sistema de evaluación surge en 2014 como iniciativa de la Corporación Financiera Internacional (IFC por sus siglas en inglés), del Grupo del Banco Mundial, con financiación inicial de la Secretaría de Estado de Asuntos Económicos de Suiza. Actualmente recibe fondos del Gobierno del Reino Unido, con Austria, Canadá, Dinamarca, Finlandia, Hungría o Japón, entre otros, como donantes adicionales.
"Su objetivo es establecer un nuevo estándar de certificación en diseño y sostenibilidad ambiental de proyectos en países emergentes", explica Perolo. Por ejemplo, se está utilizando en el Sudeste Asiático, en India, en Nigeria y Sudáfrica, en Perú y, con impulso creciente, en Colombia, que ya cuenta con más de 31.000 viviendas certificadas, según datos de EDGE.
La entidad también ha procurado simplificar la metodología de certificación. "Todo se hace a través de la ‘app’ de EDGE, que es gratuita", apunta Perolo. "Por ejemplo ahora mismo tenemos una certificación en desarrollo en Bolivia y llevamos todo el proceso trabajando a través de [la aplicación de videoconferencia] Zoom. Al equipo de allá le resultó muy sencillo entender la herramienta".
De acuerdo con las características del edificio, la aplicación predice los ahorros, costes y retorno de la inversión. "En un par de minutos, el arquitecto puede determinar la combinación óptima de estrategias para lograr el mejor retorno de la inversión", informa Green Business Certification Institute (GBCI), que administra la certificación EDGE en más de 120 países y es socio exclusivo en India.

Casi cualquier edificio
El método puede aplicarse tanto a obra nueva como a edificios ya existentes de cualquier tipología, desde viviendas a oficinas pasando por centros de salud, hoteles, centros educativos, comercios, almacenes, industrias ligeras o incluso aeropuertos. "Desde que se estrenó el sistema, han ido incorporando nuevos perfiles de instalaciones", comenta Perolo.
Los edificios pueden optar a tres calificaciones:
- Certificado EDGE (la categoría lograda por Buganvillas) cuando el proyecto logra al menos un 20% más de eficiencia en consumo de agua, consumo de energía y energía incorporada en los materiales.
- EDGE Avanzado, si es al menos un 40% más eficiente en consumo de energía y un 20% más en agua y energía incorporada en los materiales.
- Carbono Cero, cuando alcanza una huella neta de carbono, con un ahorro de energía de al menos un 40% y un 20% más de eficiencia en agua y materiales.
Solo existen, por el momento, dos edificios Carbono Cero: el espacio de oficinas Ufficio BJX, en México, que ha logrado reducir un 50% el consumo de energía, y la Arthaland Century Pacific Tower, en Filipinas, con un 45%.
De acuerdo con Perolo, en general en América Latina los sistemas de certificación de edificios sostenibles aún tienen mucho camino que recorrer, pero poco a poco se abren paso. “El mercado de EDGE aún es muy incipiente en la región pero estoy seguro de que avanzará. La velocidad con que lo haga dependerá de los apoyos tanto públicos como privados que reciba".
BBVA cuenta con un certificado EDGE en Perú
El proyecto de remodelación del nuevo comedor de la sede central de BBVA en Perú se convirtió en el primer diseño del sistema financiero peruano en recibir la certificación sostenible EDGE. El proyecto ha superado las cifras de la certificación y ha alcanzado un ahorro de 20% de energía, 40% menos consumo de agua y 57% de reducción en los materiales en la etapa de diseño.
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