Hablar de energías renovables implica tener que hacer referencia a una de las más antiguas: la eólica. Se trata de la energía que se obtiene del viento a través de un generador eólico, caracterizada por ser inagotable, no contaminante y que contribuye a la reducción del uso de combustibles fósiles causantes de los gases de efecto invernadero.
Energía Eólica
Energía Eólica
Cuando hablamos de energía eólica siempre imaginamos los ‘bosques’ de enormes torres y palas que vemos desde la carretera. Existe también la variante doméstica: aerogeneradores para instalar en viviendas, pequeñas comunidades o negocios. Instalar las turbinas minieólicas es más sencillo de lo que parece.
La demanda de electricidad de España no puede aún cubrirse solo con energía eólica. Sin embargo, este tipo de fuente energética logra cubrir ya el 20% del suministro, batiendo un nuevo récord justo el pasado mes de noviembre.
La energía minieólica despierta interés en el mercado del autoconsumo. Utilizada en muchos casos como complemento de la energía fotovoltaica, es una alternativa limpia con el medioambiente que gana cada vez más peso. Se trata de aprovechar la fuerza del viento para rebajar la factura de la luz, aunque en algunos casos –en lugares alejados de la red eléctrica general– esta solución se convierte en la única viable. Las instalaciones entre 1,5 kW y 3 kW son las más populares.
La energía eólica está cada vez más consolidada en el sector energético gracias a su creciente productividad y competitividad. Esta fuente de energía verde contribuye a la reducción de la huella de carbono, y además aporta beneficios económicos al consumidor y a los países que apuestan por ellas.
La energía eólica se ha expandido rápidamente en los últimos años. Desde 2007 se ha quintuplicado su capacidad de producción y su coste de producción se ha reducido considerablemente.
Las perspectivas del sector son buenas, ya que se sigue instalando potencia eólica en todo el mundo. Además, las predicciones de que el negocio siga aumentando son bastante optimistas. Sostiene un informe del Global Wind Energy Council y Greenpeace, que en el peor de los escenarios prevén que como mínimo se duplique la producción de potencia instalada entre 2008 y 2015.